☣ Capítulo 9 ☣

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Victoria Onisse

Sentí su mirada sobre mí por milésima vez en el día. ¿No se cansaba? Comí rápidamente mi almuerzo en la cafetería de la escuela pues quería salir lo más pronto posible. Si por mí fuera, ni siquiera habría venido a comer, pero mi apetito despertó con el olor a espagueti que inundó al instituto.

Cuando finalmente terminé, me puse de pie y caminé con la bandeja de comida para dejarla donde siempre se dejaban los platos sucios, una pileta llena hasta el tope y luego salí de allí para hacer lo que desde ayer se había convertido en mi nueva naturaleza. Esconderme de los siete demonios.

Llegué a mi clase de biología y maldecí por el hecho de que la sala estaba vacía. Claro, todos debían seguir comiendo. De mala manera me dirigí a los últimos asientos y me senté a esperar a que llegaran todos. La clase no comenzaría hasta dentro de veinte minutos. Puse mis audífonos y coloqué un remix de todo tipo de música en YouTube. Cerré los ojos y puse la cabeza hacia atrás para relajarme.

Sonaron varias canciones de distintos géneros y finalmente recibí como un golpe en el estómago el repentino cambio de una canción de rock ligero a una melodía de música clásica, una canción que se me había vuelto costumbre tararear desde el primer momento en que la escuché. ¿Por qué era importante? Esa era la canción que Seth había tarareado para mí cuando intentaba, con un abrazo, calmarme por completo.

Una sensación cálida se instaló en mi pecho y sin saber por qué, comencé a tararearla también. Era una canción hermosa, de eso no había duda. No había ninguna voz molesta interponiéndose y dejando ahogada aquella dulce música, no, no había ninguna molestia, solamente estaba aquella suave canción que me relajó como nada lo había hecho en lo que parecía toda una vida... bien, me relajó justo como Seth lo había hecho en aquel momento.

Seth, ¿por qué hiciste eso?

Abrí los ojos lentamente para comprobar que nadie había llegado aún, con los audífonos puestos no podía escuchar la campana, pero al poder ver nuevamente, vi algo que en definitiva me sorprendió por completo.

No, ningún estudiante había entrado a la clase, en lugar de eso, Seth estaba de pie junto a la puerta mirándome de forma sorprendida, con la boca ligeramente abierta y sus ojos azules abiertos por completo mientras me observaba. Me arranqué los audífonos enseguida y me puse de pie para confrontarlo.

– ¿Me estabas espiando? –pregunté enojada. Toda sensación de paz se había ido y ahora solamente me llenaba una ira incontenible.

–Sí. –abrí la boca sorprendida con su respuesta.

– ¿Y tienes el descaro de admitirlo? –

–Bien, no sé si puedo llamar a esto espiar. Simplemente iba pasando y escuché una voz. Me asomé y te vi. Te llamé y no respondiste. –ahora mi rostro era el que lucía desencajado y el suyo ya se había repuesto. Ahora mostraba un perfecta mascara de indiferencia que lo había ver más guapo si era posible.

Pecar para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora