☣ Capítulo 5 ☣

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–Tú puedes pelear. ¡Hazlo! ¡Lucha! –

⚜ ⚜ ⚜

Desperté completamente bañada en sudor, con un ardor agonizante en mi ojo y con la sensación de que alguien había tratado de ahogarme con una almohada o algo similar para evitar que respirase. De repente sentí pánico. Ahí estaba de nuevo la sensación de que me vigilaban, de que alguien estaba al pendiente de mis movimientos, y ese alguien parecía perseguirme incluso en mis sueños y los convertía en pesadillas.

Tenía miedo de ir a la escuela al día siguiente. ¿Realmente puedo estar tranquila? Seth había dicho que ya no tendría que preocuparme, pero a pesar de eso no podía dejar de pensar que en cuanto pusiera un pie en el instituto algo malo ocurriría.

– ¡Vicky! Debes irte ahora o llegarás tarde. –me gritó mi tía desde el piso de abajo. No, no quería ir. No quería ir a la escuela. ¡Mi vida podría estar peligrando allí! Al ver que yo no bajaba, ella decidió subir. La puerta de mi cuarto se abrió con un fuerte golpe y yo me tapé la cara con la sabana.

–No iré a la escuela hoy. –suplicaba en mi interior para que ella simplemente lo aceptara y me permitiera quedarme. ¿Por qué justo hoy no tuvo que trabajar? Si ella no hubiera estado, yo habría podido faltar y Valentina jamás se hubiera enterado.

–Claro que irás. Arréglate, tienes quince minutos. –sentenció.

–Estoy enferma. En serio. –escuché su fuerte risa y supe que jamás me creería una excusa tan patética como esa.

–Tú jamás te enfermas. Ni siquiera de niña llegaste a tener algún problema de salud. –sentí como la cama se hundía hacia un lado, se había sentado a mi lado – ¿Esto tiene que ver con tu actitud de anoche? – ¡Oh no! Se viene una charla sobre emociones. Prácticamente salté de la cama, tomé la toalla que siempre dejaba sobre la silla de mi escritorio y sin siquiera mírala, le hablé.

–Ya me siento mucho mejor. Iré a ducharme. –salí corriendo de mi cuarto y entré al baño escuchando los quejidos de mi tía.

– ¡No huyas! ¡Vicky! –pero yo ya no le prestaba atención. Abrí la regadera y el sonido del agua cayendo ahogó la voz de ella.

Llegué extremadamente tarde a la escuela ese día. Los pasillos estaban vacíos y supe que había perdido mi primera clase del día, aun así, agradecí que el lugar estuviera desierto, de esa forma no me encontraría con ninguno de los siete demonios. Decidí que iría a dibujar a la parte trasera de la escuela y me relajaría como no lo había hecho en meses.

Mi sorpresa no fue poca cuando vi a Evan recostado en uno de los árboles, con los ojos cerrados y los brazos cruzados mostrando su estado de tranquilidad. Supuse que estaba dormido, así que decidí dar marcha atrás antes de que me viera. Antes de dar si quiera el primer paso para regresar, él abrió sus ojos amarillos para mirarme fijamente y sonrió de esa forma encantadora que sólo él puede tener.

–Que sorpresa verte aquí, fierecilla. –pasé saliva y me descubrí buscando con la mirada algo de apoyo.

–Ho... hola. –pero no había nadie. Todos estaban en clase y ahora yo estaba completamente sola con un demonio. Creo que después de todo fue una mala idea haber llegado tarde.

–No estés nerviosa. No es como si yo quisiera hacerte daño. –el brillo en sus ojos causó una conmoción dentro de mí. Realmente estaba asustada. El peligro destellaba en aquél reflejo amarillo.

–No estoy nerviosa, solamente... bueno, yo... creo que debo irme. –claramente mi voz no funcionaba correctamente. Estaba aterrada de lo que él pudiera hacerme, ¿pero de qué hablo? Él realmente no se atrevería a hacerme algo malo, ¿o sí? Recordé las veces que había intentado golpearme, las veces en las que entre todos quisieron humillarme o herirme. ¿Estando solo no era acaso más peligroso?

Pecar para amarWhere stories live. Discover now