Siempre habrá cosas que queramos ocultar de los demás, no importa si son cosas trascendentales o nimias, pero todos tenemos secretos. Mi error fue tener muchos con ella, la falta de comunicación nos afectó al punto de casi dañar nuestra amistad y digo casi porque no estoy dispuesta a perderla.

Ella es mi mejor amiga y la quiero.

Encauzar las situaciones que se enredan justo ahora no es tan sencillo, pero el apoyo de Mike y el cariño de Tobías me dan el valor para plantarle cara a Luka y contarle todo. Puede que me odie o puede que en un caso remoto quiera conservar mi intento de amistad. Debo arriesgar a ver qué pasa.

Desde que empecé con este estúpido puesto de besos, Luka no ha salido de mi mente y busco una y mil maneras de decirle las cosas sin que me haga ver tan mal. El plan inicial era humillarlo, pero planeaba humillar a un chico idiota, egocéntrico, machista, caprichoso y que jugaba con las chicas por diversión; pero ese no es el Luka que conocí. No puedo humillar al chico dulce, inteligente, cariñoso, sensible y detallista que descubrí bajo la capa de idiotez que él mismo se impuso; mucho menos porque su motivo para ocultarse de los demás es el mismo que yo uso como escudo para no caer en el amor. Apuñalarlo a él sería apuñalarme a mí.

Mi corazón se aceleró cuando Tobías llegó al puesto, decir que no me emociono de solo verlo sería mentir porque él revoluciona todo lo que alguna vez pude llegar a sentir. Pero antes de poder decirle que aún no tenía las cosas arregladas con Luka, el rubio se apareció. Ver la forma en que sus ojos destilan cariño hacia mí, me hizo imposible objetar algo cuando expresó que sale conmigo frente a Tobías. No fui capaz de herirlo de esa manera y ahora están los dos frente a mí, el rubio agarrándome por la cintura y Tobías observando y ocultando su malestar.

—Tobías, su vecino —me interrumpe—. Sólo su vecino. Estudio en Midwest y vine a colaborar.

Algo muy adentro se me estruja por su manera de presentarse, pero lo entiendo, decirle que Luka y yo estamos juntos cuando según Tobías yo iba a romper con él ayer es un golpe bajo desde cualquier perspectiva, pero no puedo contradecirlo, no después de lo que pasó anoche. En un principio pensé que yo tenía la fuerza para solo mandarlo a volar, pero no soy capaz de herirlo de esa manera adrede y en público. No había visto a Tobías desde ayer en la mañana y antes de que pudiera saludarlo hace un rato, llegó directamente a besarme sin darme tiempo a explicar o decir nada.

Si tan solo Luka fuera un imbécil para que no nos importara dañarlo.

Pero no lo es.

Lo sé, Esmeralda.

—Bueno, cuídala mucho. —Su sonrisa es constante, pero yo que creo conocerlo sé que sus ojos están tristes y me mata saber que es mi culpa.

—Lo hago. —La ilusión que Luka refleja en la voz solo me dice que fue sincero ayer cuando me dijo sus sentimientos, no era producto del alcohol. Maldición.

—Debo irme —murmura Tobías y me mira—: Adiós, Lucy. Fue un gusto, Luka y... —Gira la mirada un momento— hay fila para un beso, parece que ella atrae al público; quédate pendiente de que no se propasen.

Ambos se ríen, pero no puedo despegar mis pensamientos de Luka y mi corazón de Tobías. Dios, no puedo creer que les esté haciendo esto a ambos. Desvío un segundo la mirada para ver a Mike que me observa con reproche y dolor en sus ojos. Mi vecino baja del puesto de besos y mete sus manos en los bolsillos. Tenemos que decirle algo, Esmeralda.

—Disculpa, Luka, debo... —Me suelto de su agarre a la vez que busco una excusa para acercarme a Tobías—. Mi mamá le mandó una razón a la suya, espérame acá, no tardaré.

Dulce venganza  •TERMINADA•Where stories live. Discover now