Capítulo 4

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Hacer que la casa quede decente nos toma más de cinco horas y eso es sólo ordenando lo principal, aún hay polvo y mugre por todos lados, ¿de dónde sale tanta basura?

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Hacer que la casa quede decente nos toma más de cinco horas y eso es sólo ordenando lo principal, aún hay polvo y mugre por todos lados, ¿de dónde sale tanta basura?

La ayuda de Totó fue muchísima, ella es más activa que yo y sinceramente lo hace mejor, yo soy una floja en otra escala, al menos en ciertas cosas.

—Esta foto con Mike, ¿a dónde va? —pregunta, sacando de una de las cajas un portarretrato con una foto de nosotros. Ella solo lo vio una o dos veces por videollamada, pero ninguno de los nunca tuvo la iniciativa de ser también amigos—. Se ve muy gentil.

—Es el mejor amigo del mundo —respondo con nostalgia—. Mira —Saco de mi escote la cadena que no me he quitado para nada—, me regaló esto antes de venirme.

Ella se acerca y lo toma en sus dedos, lee la inscripción y sonríe.

—Que tierno —dice—. Me imagino que no ha sido fácil el separarse.

—No. Es como un hermano —murmuro, omitiendo la parte en que compartimos cama en algún punto hace tiempo—. Algún día tal vez venga y te lo presente como se debe.

Solo asiente y continúa sacando trastes. Mi habitación al fin queda relativamente ordenada y nos recostamos ambas en la cama, mirando al techo.

—Creo que ya quedó —aprueba, mirando a su alrededor apenas moviendo la cabeza—. Solo falta que organices tu librero. —Observa las dos cajas con libros—. Nunca me dijiste que leyeras tanto.

Me encojo de hombros.

—No se me pasó por la cabeza, la verdad. De por sí no es que cuando me presente diga "hola, soy Luciana y amo leer", simplemente pasa a segundo plano.

—Si se lo dijeras a los chicos con los que has salido, tendrías muchos libros de regalo —razona—, si es que no son tacaños.

Me rio.

—La mayoría de chicos solo pasan por mi vida como algo momentáneo, ninguno me conoce en realidad, no al punto de ser mis amigos y darme regalos.

—¿Y eso no te molesta?

—No... —Nos sentamos en el borde del colchón—. No busco más en un hombre, así que el trato es justo.

—¿No te gustaría algo serio con un chico? —cuestiona. En otra persona me molestaría esa pregunta, pero no en ella—. A mí me fue del asco con Luka, pero igual creo que la idea del amor sincero es bonita.

—Diferimos. El amor no es lo mío, no de momento, al menos, y ese momento será de varios años.

Con mi tono burlón pero firme doy por zanjado el tema y no se dice más al respecto. Mamá pide comida china y después de comer todos, Totó se va a su casa —mi madre sabía mucho de ella porque aún a distancia, le contaba cada día de mi "gran amiga lejana", así que de inmediato congeniaron—, acordando que nos veremos mañana para iniciar el cambio.

Dulce venganza  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora