Capítulo 36

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La empatía es algo que no consigo muy seguido, más que nada porque no soy de tener muchas amigas y las pocas —Totó— que tengo, son muy diferentes a mí; sé la impresión que le doy a las chicas, todas me ven como una perra y no niego que lo sea por ...

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La empatía es algo que no consigo muy seguido, más que nada porque no soy de tener muchas amigas y las pocas —Totó— que tengo, son muy diferentes a mí; sé la impresión que le doy a las chicas, todas me ven como una perra y no niego que lo sea por eso prefiero mantener distancia con todas y así, si hablan a mis espaldas, me vale cinco.

Ni qué decir de los hombres, para ellos, una chica como yo a más de un polvo no llega y eso está bien, pero estar con Luka hace que todo sea sencillo, pues podemos estar juntos sin estarlo realmente. A conveniencia de ambos y bajo el conocimiento de ambos de la situación. Sólo que él no sabe que se enamorará de mí, pero lo hará, y tampoco sabe que lo botaré entonces y pues... así será.

—¿Cómo te fue con los pastelitos? —pregunto a Will antes de acostarme.

Luka me trajo hace media hora, son casi las diez de la noche. Pensé que Will estaría en alguna habitación de motel o en algún bar, pero no. Quizás los pastelitos no salieron tan bien.

—Creo que no es buena idea darlos y decir que son especiales —dice—, a dos chicas diferentes... y que sean amigas.

—Eres un imbécil —comento—. Debiste solo darlos y ya.

—Lo sé —suspira—. ¿Y qué tal tu San Valentín?

—Estupendo. —Sonrío ampliamente.

—¿Y esa sonrisa de pendeja? —se levanta de su silla y se acerca a mí con una mueca burlona, ruedo los ojos— ¿La culisuelta se está enamorando? —le doy un manotazo.

—¡Te he dicho que no me digas así! —bramo. Ese apodo no es gracioso, pero mi amado hermano insiste en decirlo cuando me quiere molestar—. Y no, no me estoy enamorando, imbécil.

—Eso dice tu boca, pero tus ojos... —Levanta las cejas de forma pícara.

—Mis ojos dicen lo mismo —replico—. No me estoy enamorando de Tobías, así de simple.

—¿No salías con el rubio hoy? —¿Qué dijiste, Roberta? ¿Qué dijimos? No dijimos el nombre innombrable, ¿o sí?

Will ve mi rostro serio de «¿y yo que dije?» y ancha su sonrisa. Por mi parte no me sale ni siquiera un golpe hacia mi hermano. No puedes quedarte callada, ¡habla!

—Sí, con Luka, eso dije.

—Dijiste Tobías —contraataca—. Te estás enamorando del vecino —canturrea como una chica. Ruedo los ojos con indiferencia.

—Es lo mismo. —Me encojo de hombros—. Yo no me enamoro, soy despistada pero no pendeja.

Me alejo a mi habitación antes de que el interrogatorio continúe, escucho a lo lejos que se carcajea, pero prefiero no rebatir más. Dije Tobías, ¿y? Siempre me confundo y sus nombres se parecen. Muy poco, pero se parecen. Eso no es... ¡shhh, Esmeralda!

Dulce venganza  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora