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Tengo la sensación de que tú nunca estuviste
Completamente solo y ahora recuerdo
En lo alto de mis pulmones en mis brazos ella muere
Ella muere
—My Chemical Romance


Penúltimo capítulo

Dylan


—No debería estar aquí —pronunció con desdeño Mistie, con la cabeza gacha.

—Cállate ya, ahora que cumpliste con nuestro acuerdo no te necesito más. Pero ver el rostro de Junniper cuando sepa lo que le hiciste valdrá la pena, así que te camina, o te obligo —le sentencio y esta me dedica una mueca de desagrado, con una entremezcla taciturna en su mirada. Observo cómo se resiste e intenta caminar sobre sus talones lejos de la corte —ya explicaré los detalles luego— así que clavando mi ojo azulado en unos de mis guardaespaldas (o como suelo llamarlos "vaqueros" o "gladiadores") y cuando vuelvo la mirada, cepillo con la yema de mis dedos unos papeles que tengo entre mis manos. Asimismo, tomo una bocanada de aire y mi oídos escuchan los sonidos nebulosos para contraer los gritos de Mistie, y estos exclamaban que no quería ir al juicio de Junniper. Pero primero que nada, le haremos una visita.

Me escoltaron a una celda solitaria, y una diminuta figura, completamente agazapada en una esquina, se acurrucaba el cuerpo con ambas manos como si esa acción fuese suficiente para salvarse del suplicio al que está condenado. Temblaba inconmensurablemente.

—Levántate. Además, ¿por qué tiemblas? Sólo ha sido una semana, cobarde.

Abrieron la celda, y unos de mis escoltas se acercó a la figura oscura. Desde mi posición se podía sentir la fétida esencia del lugar, igualmente del frío, el olor a sangre seca y desesperación. Entorne los ojos a la vez que apretaba mi corazón, porque no cambiaba de que alguna vez sentí amor y pasión por ese hombre.

Lo hice pagar por haberme dejado de amar. Incluso abandonado.

Por eso odio a los hombres como él.

Estrujo los papeles que están entre mis manos. Empiezo a jadear por lo bajo,  y mi frente toma unos matices brillantes por la transpiración. Mi corazón parece que calentara de tal modo que se colorará mi pecho de rojo, de tanto dolor, tanta desdicha.

Por favor, arránqueme el alma.

Quiero dejar de sufrir.

¿Por qué me hizo esto? ¿Por qué?

Pero por lo menos tengo la dicha de decir que no seguí con mi vida, aceptando las aberraciones de aquel hombre, porque si yo avanzaba, él también. Es duro observar que él no era mi objetivo, sino que me sostuvo en sus brazos, m recargó en un diminuto barco, sólo con su compañía, pero cuando llegamos al muelle, me depositó ahí y se largó, sin despedirse. No era mi objetivo, sino el encargado de conducirme en mi destino.

Pero no lo acepto, no soy como los demás.

Junniper alzó la mirada con lentitud; su rostro tenía múltiples moretones, y un ojo le temblaba ligeramente. Apoyó ambas manos en el suelo para poder izarse y levantarse. Cayó muchas veces antes de poder estar erguido, pero se sujetaba de la polvorienta base de la cama.

Los labios le brillaban en tonos rojizos, y algo deforme por los golpes. Tosió hasta caer de nuevo sobre sus rodillas.

—¡Levántate! —Le gritó un guardia—. ¡¡Qué te levantes!! —Le lanzó una patada en las costillas. Este se retorció.

Junniper  [Completado] [Editando]Where stories live. Discover now