Capítulo 13 | Cumpleaños

Start from the beginning
                                    

El chico a mi lado me mira con una sonrisa en el rostro. Yo lo imito mientras me estiro para despabilarme un poco.

—Ven, vamos afuera —me invita mientras sale del auto. Lo rodea para abrir la puerta para mí y toma mi mano para que me ponga de pie. El frío golpea mi piel y me estremezco—. Tengo una manta, espera aquí.

Él se va a la parte trasera del auto deportivo y saca una manta de aproximadamente diez centímetros de grosor. La pone sobre mis hombros y besa mi frente cuando se aparta.

Creo que aquel gesto tan tierno me dio más calor que la manta.

Nos sentamos en el cofre del coche mientras miramos la ciudad. El viento fresco de la noche hace que nuestros cuerpos se busquen el uno al otro instintivamente.

—¿Por qué me trajiste aquí? —pregunto después de unos minutos. Estoy tan relajada que no noto cuando rodea mis hombros con su brazo derecho.

—Quería festejar mi cumpleaños contigo —dice mientras me acerca a él y besa mi sien.

—No me veías hace meses, Ji.

—Con más razón.

—¿"Con más razón"? —pregunto imitando su voz—. No puedes aparecer después de tanto tiempo y pretender que todo esté como antes.

—¿Y por qué no lo estaría?

—Porque eres mi mejor amigo —respondo con un nudo en la garganta mientras me alejo de él—. Y te extraño cuando no estás —admito en voz baja, diciéndolo para mí misma.

—¿Mucho? —me pregunta en voz baja al oído. A pesar de haber estado en Monkey Museum, huele a su loción de siempre, añadiéndole un poco de  tequila. Era embriagante y adictivo.

Levanto mi mano y comienzo a delinear el tatuaje de su cuello. ¿Cómo decirle que lo extraño cada vez que se va? ¿Cómo decirle que necesito tocarlo siempre que estamos cerca porque no soporto que estemos separados?

—No subiré tu ego, Jiyong-ah —declaro finalmente quitando mi mano de su cuello.

Él vuelve a reírse, cubriendo su boca con el dorso de la mano mientras mueve su cabeza hacia atrás, dejando expuesta su manzana de Adán.

—Hazlo, no me molestaría —dice mirando ahora hacia la ciudad.

Tenerlo tan cerca de mí, rodeados de esa hermosa vista y alumbrados por la luz de la luna es lo que me da confianza y valor para admitir que lo extrañé mucho durante meses.

—Ni una llamada, ni un mensaje. Jamás haces eso, ni siquiera cuando te vas de tour —reclamo. El corazón me late tan rápido y me corta la respiración, por lo que mi voz suena entrecortada—. Estaba comenzando a olvidar lo poco que te soportaba —bromeo en un intento por recuperar la compostura.

Él aparta la mirada del paisaje y cuando me mira sé que estoy arruinada.

—¿Olvidaste el beso? —pregunta con la mirada fija en mí.

—¿De qué estás hablando? —respondo mientras me muerdo el labio.

Estoy nerviosa y no quiero que lo note, pero lo más probable es que ya se haya dado cuenta, pues sonríe juguetón.

—Del beso que te di aquella vez en Japón.

—Creo q-que ya lo he olvidado —miento. No puedo sacármelo de la mente desde que ocurrió.

—Necesito que lo tengas bien presente —me pide, acercando su rostro al mío.

Sus manos van hacia mi espalda y me empuja hacia su cuerpo. Su calidez me abruma y siento cómo me sonrojo mientras él me mantiene cerca.

Quiero besarlo.

—Creo que... Creo que necesitas hacerme recordar —susurro por lo bajo.

Aquella oración es mi sentencia de muerte.

Su mano izquierda se posa en mi mejilla. Sus dedos son tan largos que cubren todo mi rostro. Todo a nuestro alrededor parece haberse puesto en pausa mientras lo veo acercarse a mí en cámara lenta.

Sus labios rozan los míos y ese suave contacto me hace estremecer. No aparta la vista de mi boca así que instintivamente me humedezco los labios. Se acerca un poco más a mí, dubitativo por lo que está a punto de hacer. Mis manos van hacia sus hombros y con mis pulgares acaricio su cuello. Noto como se tensa ante mi caricia y como su respiración comienza a agitarse.

No se mueve ni un centímetro. La calidez de nuestros cuerpos se ha vuelto una y aún así ninguno de nosotros es lo suficientemente valiente. La electricidad entre nosotros es casi insoportable.

—No puedo hacerlo —declara finalmente.

Mientras habla nuestro labios se tocan con más presión pero dura tan poco que la sensación desaparece tan rápido como llegó.

El nudo en mi garganta se tensa tanto que estoy segura que en cualquier momento voy a ahogarme.

Y no puedo evitar sentir como una lágrima resbala por mi mejilla.

No me olvides | G-DragonWhere stories live. Discover now