Capítulo: 8

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No quiero pelear ahora mismo,
Se que siempre tienes razón, (...)
Nunca contestas, nunca me llamas,
Sabes que corremos a destiempo, (...)
Ven y ámame ahora o nunca,
Quiero que me abraces.

<<Halsey, "Now or never">>

Adrien.

Dañina.

Era la única palabra que venía a mi mente cuando pensaba en la relación que tenía con Neige.

Pero no me atrevía a decir nada; y es que Eliane se veía realmente feliz en aquel entonces con Sasha.

Recuerdo que de vez en cuando salíamos los cuatro, junto con Edrian, y al menos yo fingía ser feliz mientras veía como Eliane y Sasha compartían desde risas hasta pequeños coqueteos.

Lo único que hacía era sonreír, o al menos lo intentaba, porque estoy seguro que aquello terminaba siendo poco más que una mueca.

En fin, no decía nada en aquel entonces y me preocupaba demasiado por fingir que mi vida era buena.

Incluso fingía que las pesadillas habían desaparecido, o que lograba conciliar el sueño con facilidad. Sin mencionar que cada vez que me preguntaban por mis ataques de ansiedad, yo decía que estos se habían desvanecido como un acto de magia.

Aquel día llegue a mi casa con un enorme dolor en el pecho y es que asumo que era algo debido a los beta-bloqueadores que debía tomar.

Era raro, cuando iba al cardiólogo siempre era el más joven en la sala de espera, inclusive me preguntaban si esperaba a alguien ya que era un especialista en infartos. Nadie imaginaba que yo había sufrido dos.

Así que llegue lo más rápido que pude a mi casa, sintiendo como si no hubiera él suficiente oxígeno al rededor e intentando lo mejor que podía parar de toser.

Me sentía realmente lento al caminar a la entrada, además de que todo me daba vueltas.

Apenas cruce el umbral de la puerta y cerré esta tras de mi, Neige salto a mi dándome múltiples besos por el rostro,

-Te extrañe mucho, mucho, mucho hoy- repetía una y otra vez mientras repartía besos por todo mi rostro; no hace falta decir que simplemente no podía respirar,

-Neige por favor...- mi voz apenas salió en un hilo e intentaba caminar con ella colgada de mi espalda,

-Yo se que vienes cansado, pero creo que podemos hacer algo para animarte- dijo interrumpiéndome, y apenas salió la primera palabra de aquella oración de su boca, empezó una lucha contra mi cinturón,

-No... puedo- era inútil. Muy apenas si podía hablar y Neige ya me había tirado en el sillón de la sala, sin exagerar ella estaba sobre mi, jaloneando mi camisa en un intenso de que los botones de esta se vencieran.

-No creo que estés tan cansado- me reprendió después de darme un beso demasiado salvaje en los labios; aquello fue de las cosas más incómodas que me pasaron en toda mi vida.

Y es que, estaba aterrado ante la idea de que había una gran probabilidad de que estuviese sufriendo otro infarto en aquel momento, y Neige solo pensaba en sexo. Pero lo peor era el echo de que ni siquiera podía articular palabra alguna para dejarle en claro la situación.

-Respirar, no...- y me beso de nuevo, de esa forma tan arrebatada en la que solía hacerlo, al sentir las yemas de sus dedos sobre mi piel desnuda de mis pectorales me percaté de que ella ya había ganado su pelea contra mi camisa,

-Vamos a divertirnos un poco- dijo ella con una sonrisa en su rostro, mientras su cabello alaciado caía sobre sus hombros hasta llegar a sus pechos que literalmente solo eran cubiertos por este.

El perdió másWhere stories live. Discover now