—Me invitó a salir para San Valentín —murmuro—. ¿Eso tampoco lo hace?

—No —niega—. Siempre para esas fechas especiales está soltero. Que yo recuerde nunca ha sido tan dulce con ninguna chica.

Algo muy mínimo en mi mente me obliga a no decirle a Totó cosas como lo de la ortografía que fingía terrible o nuestra primera cita. Me siento mal por no sincerarme, pero es algo que por ahora quiero guardar para mí.

—Eso es que vamos por buen camino —exclamo.

—Es cierto. ¿Qué procede ahora?

—En el plan de cinco pasos, sigue despertar el deseo y ¿qué mejor que los días pre-San Valentín? Por ahora, me encargaré yo. —Recojo mis cosas y me dispongo a salir de su casa—. Te mantendré informada.

Hecho #580 de los hombres: Cuando se acercan las fechas muy especiales, se ponen más dulces de lo normal porque buscan el objetivo de una cita perfecta con final feliz.

Falta apenas una semana y media para San Valentín, cae un sábado, convenientemente. Al igual que Luka, para estas fechas normalmente me quedo en casa, sola o con Mike. No me gusta salir a ver cómo las parejas se profesan amor mientras yo no lo tengo, este será diferente y a pesar de saber que es un plan, la expectativa me emociona.

 No me gusta salir a ver cómo las parejas se profesan amor mientras yo no lo tengo, este será diferente y a pesar de saber que es un plan, la expectativa me emociona

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Mi querido hermano también es muy liberal con sus amores, es un mujeriego como deberían ser todos los que lo son: directos y honestos. No negaré que ha roto varios corazones, pero no es una ciencia exacta. También es un detallista empedernido que derrite corazones con sus cursilerías y San Valentín no será una fecha que desperdicie. Lamentablemente, este año a causa de una travesura limpia, seré yo la creadora de sus detalles románticos.

—Así quedaremos a mano —dice Will—. Tú me ayudas a hacer unos pastelitos para regalar y yo no digo nada de tu aventura.

—Ni siquiera fue una aventura —me quejo, aunque es en vano. Así funciona la relación con Will, una vez en una situación contraria, le saqué un libro carísimo a cambio de silencio. Al menos lo de hornear no se oye tan difícil—. Bien, lo haré.

Así que un día antes de San Valentín me verán con un delantal en el pecho, harina en las manos y tratando de que queden pastelitos decentes. Cabe aclarar que hornear no es lo mío, nada en la cocina que use fuego o electricidad es lo mío, pero me gusta intentarlo.

Sigo ignorando deliberadamente a Tobías. Cuando llegué en mi bicicleta me hizo ademán de que me acercara, pero en lugar de eso me apresuré a entrar. No digo que estoy feliz con eso, pero sigo pensando que es lo mejor: dejar todo en una atracción pasajera es más fácil que ahondar en sentimientos estúpidos.

Si me consigue el pingüino, quizás lo perdone. Quieres hablarle. ¡Cállate Esmeralda!

La semana pasa volando, por los pasillos empiezan a verse muchos carteles hablando de lo hermoso que es el amor e invitando a una mini feria que harán los de primer año con temática del bebé con pañal y flechas. El ambiente de felicidad empieza a regarse hasta por el aire, chicas buscando pareja para ese día y chicos tratando de buscar el detalle perfecto que sea económico. Hormonas revoloteando por todos lados; muchas planeando la velada para perder la virginidad y muchos buscando lugar para ello.

Dulce venganza  •TERMINADA•Where stories live. Discover now