Un carraspeo ajeno me hace reaccionar y girar para encontrar a Zac mirándonos y acomodándose en la silla que Mary dejó hace un momento.

—No me dijiste que tenías novia, Tobías —habla Zac—. Y menos que era Luciana.

¡Él estaba conmigo ayer y con Luka! ¡Y conoce a Tobías! Por eso es que no se debe mentir, Roberta. Muerdo mi mejilla pensando en qué va a pasar. Alguna de las cosas saldrá a la luz y, o Tobías queda como mentiroso o yo como una zorra.

—¿Se conocen? —pregunta inocentemente mi novio pasajero.

Miro a Zac con los ojos ligeramente más abiertos de lo normal pidiendo sin palabras que no diga nada. Él nos mira divertido y aprieta los labios.

—No realmente —contesta—. Estaba buscando el baño y le indiqué el camino.

¡Gracias, sexy Zac! No es como que tenga que dar explicaciones a Tobías de nada, pero no quiero que pase un mal momento si le dicen que vieron a su novia con otro chico en una cita romántica, ya es suficiente con lo que se sonroja normalmente. Ya le contaré del plan con Luka, después de todo, él no afecta el plan y creo que será un buen amigo. Pero por ahora es mejor dejar el tema así.

—Sí, bueno —acoto con un poco de incomodidad—. ¿De dónde se conocen?

—Ambos vamos a Midwest —responde Tobías—. Él va en tercero porque perdió el año pasado, si no, iría conmigo en último año.

—Sí, y me lo recuerdas a diario. —Ríe Zac—. En fin, debo estar con mi familia, fue un placer, Luciana. Quizás sigamos hablando.

—Claro —murmuro.

—Nos vemos, Tobías.

Se aleja de la mesa y me permito soltar el aire que inconscientemente había retenido.

—¿Nos vamos, novio? —pregunto riendo.

—Sí, creo que es suficiente por un día.

Después de alejarnos lo suficiente de la casa del evento, algo en mi interior espera que deje su actuación, que me suelte y vuelva a su etapa de timidez conmigo; sin embargo, me inquieta el miedo que siento de que precisamente haga eso: de que se aleje.

Pero no pasa. Su mano no suelta la mía en todo el trayecto, nuestras miradas fijas en el camino sin la mayor intención de hablar. El camino se acorta de a poco y veo mi casa al final. El tiempo pasó volando y son casi las tres de la tarde. Llegamos a mi jardín y se pone frente a mí.

—Muchas gracias, Lucy —susurra—. Hiciste una buena obra hoy.

—Ya te dije que te lo debía. —Sonrío y suelto su mano.

—Oye... —La duda y los nervios se implantan en su semblante y desvía su mirada—. ¿Estás saliendo con alguien?

Una chispa casi imperceptible de felicidad se aloja en mi pecho y estoy casi segura de que se me escapa un suspiro. Ese deseo de decirle que no y salir con él y... posiblemente abusar de su inocencia, se opaca cuando la imagen de Luka llega a mi mente. No puedo tener citas mientras esté con el plan Halcón si quiero que salga bien.

—Algo así... —Baja su mirada y suspira con decepción. Lo que no entiendo es porqué me afecta tanto. No es el primer chico que rechazo en mi vida, pero me siento mal por decirle que no—. Es complicado...

—Entiendo. —Se acerca y me abraza, me da un beso en la sien y sonríe—. Nos vemos después, Lucy... De nuevo gracias.

Me suelta y se encamina a la casa de al lado. Me quedo como lela mirándolo hasta que cruza el umbral de su puerta. Entro a casa y encuentro a Will desparramado en el sofá, se ve que se acaba de levantar y que no tiene intención de hacer algo en todo el día.

Dulce venganza  •TERMINADA•Where stories live. Discover now