Capítulo 14

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Salgo de la carpa fingiendo enojo y decepción

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Salgo de la carpa fingiendo enojo y decepción. Luka viene tras de mí, pero sin decir gran cosa, supongo que no sabe qué hacer cuando las chicas no babean por él implorando su atención​. Julia pasa cerca de nosotros con el gran oso en sus manos y el chico tomando su mano. Giro de nuevo y reprocho a Luka con la mirada.

—¿Quieres algo de comer? —pregunta en voz baja. Esas son las palabras mágicas, algo de inteligencia debía tener. Sonrío de nuevo y asiento efusivamente.

En general lo que más venden en el parque —obviamente— es comida chatarra: perros, hamburguesas, algodón de azúcar, golosinas y mucho más. En el puesto de BurgerBoy es donde supe que trabaja el amigo de Annie, así que allí nos dirigimos. Annie está con Totó en una mesa en la esquina del local, fuera de la vista para alguien con el nivel de atención de un mosquito como el de mi compañero.

El caballeroso chico me aleja la silla para que me siente y acaricia mi mejilla antes de hablar. Agacho la cabeza avergonzada y sonrío.

—¿Qué quieres comer?

—Hamburguesa —murmuro—, he escuchado que las de BurgerBoy son deliciosas.

Asiente y va hacia el puesto que le indiqué. Cuando ya está alejado y de espaldas a mí, Totó mueve su mano a modo de saludo y saca su celular, me hace señas para que saque el mío. Entra una llamada de ella.

—¿Qué pasó? —pregunto, sin quitar la vista de Luka.

Si te ofrece de su hamburguesa, no recibas. Solamente la tuya, Aaron hará la de él... especial. Y no te acerques mucho.

Cuelga y la veo levantar los pulgares, después empieza a hablar con Annie. Luka se acerca con la bandeja de comida: dos combos de hamburguesas con papas y dos sodas. Pretende sentarse junto a mí, pero coloco mi bolso allí; alguien tomó la cuarta silla para llevarla a otra mesa, por lo que no le queda de otra que sentarse al frente.

Me entrega la mía y él toma la suya —que es especial—, da el primer mordisco y a pesar de que no dejo de pensar en qué le habrán echado, no pasa nada. Muerdo la mía y sí, está deliciosa, entonces de un momento a otro, estornuda bajito. Sigo comiendo y estornuda de nuevo, toma un sorbo de gaseosa y otro estornudo.

—Salud —digo con indiferencia.

—Grac... ¡Atchuss! —Un par de mesas alrededor lo miran—. Do sieto.

Hago acopio de fuerza para no estallar en risas y él sigue estornudando estrepitosamente, casi no puede ni abrir los ojos. Miro al puesto de hamburguesas y el chico en la caja levanta sutilmente su mano a modo de saludo, sube la otra mostrando un pequeño frasco que mueve a un lado y al otro. ¡Pimienta! Le llenó la comida de pimienta.

—¿Necesitas... tomar aire o...?

—Edtoy bied. —Respira por la boca y entonces un estornudo mayor lo azota.

Dulce venganza  •TERMINADA•Where stories live. Discover now