Capitulo 37

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Alec

- ¿Puedo ir a la enfermería? –mire al profesor, después de entregarle mi examen-. No me siento muy bien.

-Claro.

Sin decir una palabra más salí del salón de clases, pero no fui hacía la enfermería. Desvíe mi camino, hacía la parte trasera de la escuela, dónde la barda no era tan alta.

Sabía que estaba mal salirme así de la escuela, pero el director no se encontraba el día de hoy, y era quién me daba permiso para faltar a clases. Después hablaría con él, tendría que entenderlo... ¿no? Tampoco tuve la oportunidad, de quedarme en casa, pues había pasado la noche en lo de Magnus, y si notaba algo extraño, se preocuparía y no quería eso...

En cuanto llegue al muro, pare y lo mire fijamente. ¿En verdad haría esto? Solo esperaba, no ser sorprendido en el intento, eso sí sería desastroso.

Pero, tampoco podía fallarle. Había prometido visitarlo, año tras año, y contarle que tal van las cosas por aquí. No podía defraudarlo. No podía hacerlo de nuevo...

Cerré los ojos, respirando hondo. "Bien, es ahora o nunca..."

-Alexander...- "oh, no..."

- ¿Cómo me encontraste? –hable sin mirarlo, sabía exactamente de quién se trataba.

-Eres un poco predecible.

Hice una leve mueca, debí de haber inventado un malestar por la mañana, y quedarme en casa...

-Bueno, lo siento...

-No te disculpes-suspiro. Camino lentamente hasta colocarse a mi lado-. Te acompañare... -y entonces lo mire.

-No tienes por qué hacerlos, además, no quiero que seas castigado por mi culpa.

-No pasara eso, saldremos por la puerta, y listo.

- ¿Cómo?

-Tu déjamelo a mí-me guiño un ojo.


La salida de la escuela, fue de lo más sencillo. Solo bastaron unos cuantos obsequios, a la secretaria del director, para que nos diera los pases.

- ¿Mi hermana sabe que vendrás conmigo? –abroche el cinturón de seguridad, mirándolo.

-Sí, no es tonta. De hecho, fue ella quien me animo, el ir a buscarte. Pensé...-sonrió de lado-, pensé que me pedirías acompañarte por la tarde. Sin embargo, estabas planeando escapar...-desvíe la mirada, hacía la ventana. El cielo estaba de un angustioso color grisáceo, esperaba poder llegar antes de que se soltara la lluvia-. ¿Alexander?

- ¿Sí? –continué mirando el cielo, estaba igual que aquel día. Con grandes nubes, grises, que amenazaban con soltar su tormento de un momento a otro... Tomo mi mano, y la apretó suavemente.

-Por favor, no me apartes.

-N-no digas tonterías...-agache la mirada-. Eso jamás... jamás lo hare.

Levanto lentamente mi mano, y yo hice lo mismo con mi mirada. La dirigió lentamente hasta sus labios, dejando un cálido beso sobre mi mejilla; sentí como todos los colores subían hasta mi rostro... Por eso evitaba verlo la mayoría de las veces...

-Te amo-sonrió.

Clary

-Vamos, cuéntamelo... -Jace tomo asiento junto a mí.

Había decidido no entrar a la primera clase, e irme a la pequeña colina de la escuela. Desde que había llegado a la escuela, se había convertido en uno de mis lugares favoritos, era perfecto para pintar, comer, pasar el tiempo con mis amigos, Jace, sobre todo... podía pensar un poco.

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