Capitulo 20

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Magnus

Eran ya las siete de la tarde, y no había señales de Alexander. ¿Acaso tenían demasiada tarea? ¿Estarían solos? Creía en lo que me había dicho, pero no confiaba en Sebastian.

Tome el móvil, podría mandarle un mensaje, eso no estaría mal. Y en ese instante entro una llamada... "Por fin"

- ¿Sí?

- ¡Magnus! –una pequeña voz, contesto alegre al otro lado. Sonreí-. Cariño, pásame el teléfono-escuche una risita, y luego un breve silencio-. ¿Señor Bane?

-Él habla.

-Hola, soy Melinda, ¿recuerdas? Veras... hoy tengo el turno de la noche...

- Y necesita que alguien cuide a Marcos.

-Si-escuche un grito de entusiasmo-. ¿Puedes? Te pagare, y también tendrás la cena.

-No se preocupe- sonreí, aunque sabía que ella no podía verme-. Sera un placer, cuidar a Marco.

-Muchas gracias, no sabes cuánto me ayudas con esto. ¿Podrías llegar en 20 minutos?

-Claro...-mire hacía la puerta.

-Gracias-volvió a decir, colgando.

Entré a mi habitación, me tardé un poco en preparar mi maleta y ducharme. Quería darle un poco más de tiempo a mi ojiazul.

Pero nada, no llego. Suspire y le llame, nada. Le deje un mensaje, esperaba que lo leyera.

-Bien presidente. Hoy te quedaras solo, iré con Marcos, te deje comida en la cocina. No traigas compañía durante la noche-le guiñe un ojo, el ronroneo en respuesta.

Salí, y noté algo en las escaleras. Como una mancha negra moviéndose a gran velocidad, agudicé la vista, y ya no vi nada. Quizá mi imaginación.

Antes de bajar las escaleras, observe hacía el piso de arriba. Parecía quieto y en silencio, guarde completo silencio para captar el más mínimo sonido, quería saber si Alexander seguía ahí, quería al menos decirle porque me iba de casa.

Mire la hora, me quedaban 10 minutos. Suspire, tomaría taxi.

Subí los cuantos escalones que quedaban, y toqué la puerta.

-Vaya sorpresa-Sebastian sonrió arrogante.

-No te alegres tanto, solo busco a Alexander. Mi-no-vi-o. –Recalqué cada silaba.

-Pues no está, acaba de irse.

- ¿Cómo? –"¿Por qué no fue a visitarme?"

-Sí, acaba de irse.

-Eh... Bueno. Gracias-sin esperar su respuesta, corrí escaleras abajo. Entonces la mancha que ví, no fue una imaginación... era Alexander.

                                                       Viernes

Después de que Marco se durmiera, llame a Alexander, al menos unas 50 veces. Pero, no contesto ninguna llamada, ni siquiera vio los mensajes. ¿Estaría enojado? ¿Habría hecho algo? Aunque le daba mil vueltas al asunto, no podía entender porque su comportamiento. No había dicho algo malo, no había hecho algo malo, tampoco lo había forzado...

"¡Claro!" Hace dos días había ido a mi casa, y bueno... quizá las cosas se pusieron un poco... calientes. Pero, vamos, no podía ser completamente culpable. Es que Alexander es jodidamente sexy, guapo, atractivo... Aunque, bueno... de alguna manera, se puso nervioso. Quizá eso lo molesto, y ahora quería evitarme.

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