Tragué con un poco de dificultad la saliva atascada en mi garganta, y a pasos cautelosos me acerqué a la cama, sentándome en el borde de esta con cuidado.

- Lo siento. - Comencé a decir sin rodeos. - Siento haberte dicho eso, estaba enfadada y lo dije sin pensar. Sé que tú me has apoyado más que nadie y se que sin tí no habría podido sobrevivir. - Añadí, agachando la mirada hacia mis dedos los cuales se encontraban nerviosamente jugando. - Aunque no te lo haya dicho nunca, te agradezco como eres conmigo y que te preocupes por mí, de verdad gracias. Espero que puedas perdonarme. - Terminé, soltando un pequeño suspiro, dejando de jugar con mis dedos.

No obtuve respuesta por parte de Jia así que supuse que en ningún momento iba a tener su perdón, hasta que unos cálidos brazos rodearon mi cuerpo haciendo que de forma automática me girara hacia ella y correspondiera el abrazo con fuerza.

- No te preocupes, eres mi hermana y siempre voy a estar a tu lado, pase lo que pase. - Respondió finalmente, antes de sonreír con cariño y acariciar mi cabeza.

- Lo sé. - Afirmé, sonriendo también junto con ella, sintiéndo una agradable calidez en mi interior.

- No me gusta discutir contigo,me hace sentir muy mal. - Añadió, formando un pequeño puchero con sus labios.

- A mi también, así que a partir de ahora intentaremos no discutir, ¿Vale? - Pregunté aún con la sonrisa puesta en mis labios.

Ella asintió con energía y besó mi mejilla para acto seguido levantarse de la cama.

- Vamos.

Al escuchar aquello, me levanté junto con ella y salimos de la habitación. Podía sentirme un poco más en calma conmigo misma, pero aun así, aún me tocaba mucho que trabajar para olvidar a Jackson y finalmente tener mi vida de antes.








Han pasado dos semanas desde que Jackson se fue.

Los primeros días fueron horribles, realmente le extrañaba, extrañaba verle todos los días, hablar con él, oler su aroma, verle sonreír o simplemente verle embobada.

Estaba claro que mis sentimientos habían crecido de manera rápida este último tiempo y que no simplemente me gustaba, era más que eso, estaba enamorada. Algo totalmente irónico ya que ahora es cuando debería de dejar de sentir cosas por él y no darme cuenta de que estoy colada hasta los huesos.

También, la culpabilidad se hacía presente todos los días al ver a Jia. Ella no se merecía esto y juro que lo estaba tratando de remediar pero era tan difícil. Yo nunca decidí enamorarme de Jackson, ya que eso no se elige, solo sucede.

Desde el primer día de estas dos semanas había empezado una rutina nocturna. Todas las noches salía a caminar porque de alguna manera el silencio y la oscuridad del momento me tranquilizaba y eso era algo que necesitaba para sobrellevar la ansiedad que me generaban mis días.

Hoy por supuesto, no era una excepción.

Cogí mi móvil, las llaves y salí de mi casa. Entonces comencé a caminar a pasos calmados. Era la una de la madrugada así que Jia ya estaba durmiendo.

Mi vista se encontraba mirando las estrellas del cielo, eran realmente hermosas, su brillo era tan intenso que todas las noches deseaba ser una estrella para nunca sentirme apagada. Solté un suave suspiro y una brisa cálida acarició mi rostro haciendo que de forma agradable mi vello se erizara mientras mis pensamientos navegaban a su antojo hasta finalmente encontrar lo que tanto extrañaba, Jackson.

Pensar en Jackson me sometía por completo, tanto que ni siquiera me di cuenta cuando el camino hacia mi casa desapareció de mi vista, encontrándome en una pequeña calle desértica y alumbrada casi solo por las estrellas del cielo. "¿Donde estoy? ", me pregunté con cierto temor mientras miraba a mi alrededor totalmente desorientada, hasta que unos rápidos pasos se escucharon por detrás de mí sin darme tiempo a reaccionar en el momento que una mano tapó mi boca. Por acto reflejo intenté gritar de forma inutil ya que la presión de aquella robusta y fuerte mano no me dejaba casi ni respirar, ni siquiera tenía la suficiente fuerza como para quitarla de mi boca mientras mis pies se arrastraban por el suelo ante los pasos rápidos que estaba dando aquel desconocido. Mis ojos comenzaron a humedecerse entre los gritos fallidos y mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho ante el miedo que se apoderó de mi cuerpo, me iban a hacer daño y yo no podía escapar de ninguna forma.

EDITANDO. »El novio de mi hermana«   |Jackson Wang.Where stories live. Discover now