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Capítulo cuarenta y nueve.

La lluvia se había detenido. Sin embargo, su mente seguía corriendo a mil kilómetros por hora perdida en algún lugar desconocido.

Sus zapatos golpeteaban contra el suelo mojado mientras avanzaba por las calles de la ciudad, sólo se detuvo cuando alcanzó a divisar aquél edificio. Logró adentrarse sin ser descubierto como tantas veces lo había hecho y subió rápidamente por las escaleras de emergencia del edificio.

Mientras miles de recuerdos lo golpearon brutalmente, recordó las risas de él y de Healy cuando se escabullían a escondidas hacia el mismo lugar donde iba ahora. Cuando se quedaban horas y horas teniendo conversaciones tanto como de cosas superfluas o hasta temas realmente profundos.

Siguió avanzando hasta llegar a la última puerta, se aseguró de que nadie lo estuviera viendo y se cruzó la puerta ahora abierta. El viento golpeó su rostro de tal manera que el gorro que cubría su cabeza se empujó hacia atrás dejándolo ahora descubierto.

Luke aspiró todo aquél aire fresco que había en aquél lugar en las alturas. Caminó hasta una de las orillas y se sentó dejando colgando sus pies al vacío.

Horas y horas pasaron sin que él se diera cuenta mientras su teléfono vibraba sin parar con llamadas entrantes. Desbloqueó la pantalla y luego presionó las teclas para lograr apagarlo, aunque de todos modos no importara mucho, pues le quedaba tan sólo un tres por ciento de batería.

Sabía lo que debía hacer ahora, después de darle tantas vueltas al asunto supo que debía ser sincero con Healy, sólo de esa forma lograría mantener una relación con la persona que él quería. Por más que le doliera a la chica.

El sonido de la puerta abriéndose detrás de él lo sobresaltó y se giró rápidamente para divisar quien era.

—Sabía que estarías aquí.

the sound of your voice ;; mukeWhere stories live. Discover now