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Miami: 7:00 A.M

La casa de los cabello's.

Camila:
Hasta hace dos años vivía con mi abuela en Cuba, ella murió.

Mis padres decidieron que viviría con ellos, ahora estoy aquí, en el vecindario mas aburrido de todo Miami, tratando de terminar por fin mi último año.

—¡Camila!.—Se me olvidaba, tengo una hermana menor llamada Sofia, que grita como si fuera a morir.

Cuando entré a la cocina, allí estaba mi padre con varias maletas y papeles, mientras mamá lo regañaba.

—Ya te dije, no tienes porque decirle a sofia que se alejé de los niños.

—Pero ese niñato quiere algo mas con ella...Lo noté en su mirada.—Se quejó papá entrecerrando sus ojos, mirando a mi pequeña hermana.

—Y espera que llegué a la adolecencia. —Hable ganandome un regaño de mamá.

***

—¿Pasaportes?

—¡Ya!

—¿ Papeleos ?

—¡Ya!

—¿Rosario?

—¡Ya!

—¿Foto bien chula de nuestra family?

—¡Ya!

—¡Mamá! Pueden revisar todo eso en silencio.—Se quejó la mas pequeña de los cabello's.—¿Quien me cuidará cuando Mila este en la escuela? ¡¿Tendre casa sola?!

—Lauren.

—¿Quien es Lauren?.—Preguntó esta vez Camila comiendo un plátano.

—La hija de Clara...Ojos verdes, escritora  y cabello negro, ¿Te suena?

—No...

—Bueno es que casi no sale, ojalá mi hija fuera así. —Se quejó Alejandro mirando a camila con burla.—Tendrás que pasar dejando a Sofi en la mañana, y recogerla cuando vuelvas de la escuela, cuándo trabajes en el restaurante... tendrás que hablar con Lauren sobré eso.

—¿Se van a Canadá por un mes y medió, dejando a su hija mayor a cargo? Ustedes si que estan mal...

—Camila, sabemos como eres, pero este negoció nos ayudará mucho, además si haces algo fuera de las reglas que pusimos estarás castigada hasta que tengas 60 años.

—Ja ja ja.

—¡Callada enana!

—¡Mamá!

—Camila no le digas enana a Sofi, tienen que llevarse bien por este tiempo.

—Esta bien...

**

Miami: 7:30 A.M

Lauren:

—¡Lauren! ¡El desayunó!.—Escuche a mi madre gritar y tocar la puerta.

No quería salir de la cama, estaba tan cómoda allí, pero comer es mas importante ahora.

—Buenos días.—Saludé a mi abuela.

Ella leía el periódico tranquilamente, esperando a que mi madre sirviera el desayuno.

—Buenos días cariño.—Contestó con una sonrisa, mirándome. —¿Porque aun estas en pijama?

—No quería ducharme, hasta después de desayunar.

Escritos De Un Corazón Noble || Camren G!P ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora