La vida sigue

429 77 33
                                    


Indomable

"La vida sigue"

Sus ojos fueron en un camino desorientado, desde sus brillantes y negros zapatos hasta reparar en el reflejo de su rostro. La ropa de gala que vestía, tan refinada y perfectamente amoldada a su cuerpo, debía hacerle lucir radiante, sin embargo no lograba cambiar ni un poco su demacrada expresión.

« ¿Cuánto tiempo ha pasado? » Divagó un poco más. Prefería no llevar la cuenta exacta de los días, no quería imaginar que tan prolongado iba el infierno para Seung Hyung.

Suspiró. En días como esos se sentían más culpable de lo que era, una voz en su cabeza le repetía que era una escoria por abandonar a Seung a su suerte en aquella clínica.

—Es por su bien. —Se reconfortaba siempre.

Debía aceptar que no era su culpa todo lo que estaba pasando, a pesar de que Daesung así lo pensara y el resto del mundo también. No era culpable de que Seung Hyun tuviera unos horribles padres, no tenía la culpa de la existencia de Yang ni era el creador de toda aquella droga que le hundió. No es así.

Debía continuar.

Su celular comenzó a vibrar sobre la repisa que descansaba a un lado de su cama, la luz parpadeante le indicaba que tenía un mensaje nuevo. Sonrió en un gesto torcido a su reflejo.

« ¿Cuándo había dejado de revisar los mensajes? » Excusándose con que el aparato se había averiado. Intentaba sobrellevar todo de la mejor manera, pero los preocupantes mensajes de Young Bae, la insistencia de SeungRi y los textos dudosos del médico Lee Sun Woong estaban acabando con la poca estabilidad que había conseguido.

Se echó un último vistazo en el espejo, asegurándose de poner su mejor cara, y fue a tomar el insistente aparato, metiéndolo en uno de sus bolsillos. Su reloj le decía que ya era tarde, Sandara debía estar furiosa.

...

Cuando arribó en la gigantesca casa de los Park, pero no tan espectacular como la de Young Bae, tuvo que esperar pues al parecer su rubia compañera no estaba lista, a pesar de que llevaba media hora de retraso.

Era una fría noche, lo sabía porque las manos le ardían, a pesar de ello prefirió esperar recargado sobre su automóvil, rechazando la invitación de la ama de llaves a entrar.

Estaba comenzando a aburrirse y dado que Sandara no parecía querer salir pronto, sacó su celular. Éste mantenía una pequeña luz parpadeante avisando aún sobre los mensajes rezagados. Dio un largo suspiro, no tenía opción.

—Veamos. —Desbloqueó el aparato, ignorando todas las notificaciones de sus redes sociales, centrándose sólo en la bandeja de entrada de los mensajes.

La lista era larga, bajo distintos nombres, que iban desde la propia Sandara hasta unos de la compañía telefónica. Decidió dejar a un lado los que consideró que no tendrían nada urgente, cómo los de sus padres y hermana, pues había hablado un par de días antes con ellos. Decidió comenzar con los de Sandara que eran los más recientes.

"El asunto del papeleo de High Club está listo. Papá está satisfecho, pero estoy segura de que te cuestionara cuando te vea. No digas nada innecesario, princesa"

Arrugó la nariz al leerlo, parecía demasiado antiguo.

"Mi padre se irá antes, así que pasa por mí. Se puntual.

P.D. Sé que tu celular funciona perfectamente."

"Se me ha hecho tarde, pasa una hora más tarde."

Indomable.Where stories live. Discover now