Indomable.

Infierno

Indomable

"Infierno"

Para las personas, la vida sólo era una delgada línea entre el cielo y el infierno. El cielo siendo lo hermoso, la felicidad eterna, la salvación a todo lo malo. El infierno como el castigo eterno por haber pecado, es el consumirte en el fuego que tú mismo te encargaste de encender.

Para Seung Hyun nunca había sido así, el cielo y la felicidad parecían estar lejos, como una fugaz fantasía a la que no estaba seguro de pertenecer. Su mundo se reducía a su propio infierno, con un desenlace hacía donde sea que se iban los desdichados como él.

No sabía a donde pertenecía. Él no tenía ningún lugar.

Recordaba haber tenido una familia en algún momento. Su madre era la mujer más hermosa que jamás había visto, aún podía ver la suave y blanca piel de sus mejillas, el negro cabello ondulado que acentuaba su rostro delgado y esos estrechos labios rosados que solían gritarle todo el día cuando su hermana mayor no estaba en casa.

Seung Hyun era demasiado joven para entender lo que hacían sus padres. No entendía por qué su padre casi nunca estaba en casa, ni por qué cuando estaba le ignoraba por completo. En su cabeza no había alguna razón que explicara por qué su madre siempre estaba llorando mirando las fotografías y porque cuando Hye Youn regresaba de la escuela todo parecía estar bien.

Su madre sonreía, su padre parecía verle entonces y su hermana comenzaba a narrar lo que había visto en la escuela. Al final del día todo parecía componerse, sólo para romperse por las noches después de que Hye durmiera.

Seung Hyun aún podía ver a su madre asomándose por una pequeña ranura en su puerta, mirándole dormir. Pero Seung no dormía, no mientras su madre le mirara de esa manera, como si quisiera borrarlo por completo, hacerlo desaparecer, cada noche.

Su padre siempre estaba al teléfono, sonriendo como nunca lo hacía en casa, murmurando palabras de amor que nunca le decía a su esposa, mientras ésta escuchaba en secreto y lo ignoraba por completo.

Sólo fueron cuestión de un par de años para que Seung Hyun entendiera finalmente. Él era el problema, siempre había sido él.

Él no era un hijo deseado. Sus padres estuvieron a punto de separarse antes de su nacimiento, sin embargo decidieron no hacerlo por el bien de la familia, sin embargo un Seung Hyun casi adolescente entendió que fue para evitar las habladurías de las personas. Sus padres permanecieron juntos, sin embargo su padre mantenía una familia extra, a una que amaba en verdad y su madre lo sabía. Amargó su vida mirando a su esposo hacer feliz a otros y todo por la culpa de Seung Hyun.

Hye Youn era la bendición de familia Choi, era hermosa y sumamente inteligente, alcanzaría cosas grandes y lograría casarse con un excelente hombre y pondrían en alto el apellido de la familia. Seung Hyun en cambio sólo era el error de los Choi, un extra que vino a hundir sus vidas, un lamento para su padre, y el propio demonio de su madre.

Seung Hyun aprendió a soportar todos los insultos de su madre, los golpes e indiferencia de su padre y el amor fingido cuando su hermana estaba en casa. Aprendió que cada noche debía poner el seguro en la puerta de su habitación, o su madre podría entrar empuñando un cuchillo como alguna vez lo intentó. Aprendió a mirar a su madre hundirse en la religión, llamándole demonio, y también aprendió a ver a su padre irse con su otra familia cuando su madre iba a la iglesia. Aprendió que la única persona que podía ser feliz era su hermana, quien era tan ajena a todo eso, siempre estando en sus clases avanzadas.

Recordaba fragmentos de todo eso, distorsionados y rotos. Sólo había un día muy claro en su mente.

Tenía catorce años, era un día tan lluvioso y frío, su casa estaba en completo silencio siendo irrumpido apenas por las bajas oraciones que murmuraba su madre, y el sonido de la hoja del periódico ser cambiada por su padre. Entonces el teléfono sonó, Seung Hyun atendió rápidamente, no quería problemas. Era su hermana "Lo siento, Seung Hyun, noona no llegará hoy, me quedaré en la casa de mi amiga"