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¿Han pasado por esos momentos donde solo quieren dejar todo tirado y salir corriendo sin dirección alguna, pero si a un lugar de su comodidad? A mí sí, muchísimas veces en mis cortos dieciséis años y en diferentes situaciones.

Como ahora mismo por ejemplo.

Jared ha insistido en que le contemos sobre el bebé a su familia luego del primer ultrasonido. Acepté en primera instancia porque se sentía lejano y pensé, inocentemente que para ese día estaría más calmada.

Que equivocación. Que gran, gran equivocación.

El ultrasonido de nuestro bebé fue espectacularmente emocional. Ver a una cosita pequeña por medio de una pantalla, escuchar su fuerte y constante latido de corazón y sentir, que dentro de mí, estoy dando vida a una personita que será mi compañero de vida, el verdadero amor de mi vida. Fue simplemente maravilloso.

Jared lloró, yo lloré en la consulta y en cuanto les enseñamos las fotografías y el vídeo de la ecografía a mis padres y amigos, estos también lloraron. Después de la noticia me he dado cuenta de que fundamentalmente, el hecho de que me haya mantenido tanto tiempo fuerte después de enterarme del embarazo, se debe al apoyo incondicional que me han brindado las personas más importantes de mi vida y círculo social.

Pero volviendo al caso, el carro de Jared se siente demasiado tranquilo, todo está demasiado callado y ahora mismo, solo tengo ganas de saltar del vehículo y correr hacia casa para acurrucarme entre los brazos papá.

—¿Todo bien nena?

Inhalo un poco de aire por la nariz y vuelvo mi cabeza hacia Jared. Intento relajar lo más posible mis facciones y sonrío como si mi rostro se fuese a partir en dos.

—Todo bien amor, tranquilo.

—Creo que eso debería de decírtelo yo. —No quita la vista del camino pero su mano encuentra la mía rápidamente— Siento tu nerviosismo.

—¿Entonces para que me preguntas? —suelto una pequeña risa que él también acompaña. Niega en un movimiento rápido, casi con diversión.

—Solo quería decir algo. —se jacta—Sé que estás nerviosa por mis padres y todo eso. Pero no tienes por qué, ellos siguen teniéndote cariño.

—Soy completamente consciente de que tu hermana habló cosas de mí cuando terminamos. No soy idiota u ingenua Jared.

—Lo sé. Solo, relájate. Tenemos que decirle lo del bebé.

Asiento, más aún, no vuelvo a hablar.





—¡Chicos! —exclama Amelia, la madre de Jared en cuanto abre la puerta de la casa para nosotros—Que bueno que llegaron. ¡Emma cariño! —Me toma de las manos y me brinda un gran abrazo—es un placer volver a verte

—Digo lo mismo Amelia. —Sonrío para ella con cariño.

—Pasen, Klark ya tiene la cena lista, solo faltaban ustedes.

Nos internamos al interior de la casa, pasando por el pasillo de entrada en el recibidor hacia el comedor. El padre de Jared sonríe cuando nos ve entrar.

—Hola chicos, pensé que ya no vendrían.

—Lo sentimos—le digo inclinándome hacia él para dejar un beso en su mejilla—solo fue un pequeño retraso.

—Iré a avisarle a Cloe que ya están aquí, para que baje a cenar.

Vemos a Amelia salir del comedor con paso saltarín. Con la sola mención del nombre de la hermana de Jared mi cuerpo se tensa. Ella realmente no me agrada y tengo que reconocerlo, me asusta también.

Antes de ti《 Libro 3.5 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora