c a t o r c e

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Era uno de esos días grises, nublados, fríos, otoñales. El típico día en el que mis ganas de hacer algo productivo se reducían a cero. Suspiré cansada y me levanté arrastrando la silla, haciendo que chirriara contra el suelo de madera. Aunque sabía que le importaba una mierda dónde fuera, dejé una nota escrita a lápiz en el cuaderno de Yoongi, diciendo que iba a buscar algún libro que me sirviera para acabar mi trabajo de Platón. En caso de que aquel dichoso lirón reencarnado en un humano que odiaba la purpurina, vería la nota y seguiría durmiendo.

Caminé fuera de la sala de estudio de la biblioteca. La mayoría de la gente acababa de llegar, y la mayoría eran estudiantes de último año como nosotros. Se acercaban los exámenes parciales del primer trimestre, lo cual significaba que la gente sumaba tres o cuatro horas más a sus interminables jornadas de estudio. Yo incluida. Empezaba a notar el estrés, la falta de cafeína en mi organismo, los nervios... Nadie quería meter la pata en ningún examen, ni siquiera en los parciales. Desde pequeña me habían dicho que ''si no eres la mejor en todo, no eres buena en nada'', y al parecer se lo decían a todos aquellos que estaban en su época estudiantil. Todos competíamos por ser el primero de la clase, por ser el que más nota sacara en su prueba de acceso a la universidad.

Estiré los brazos mientras caminaba por un pasillo desierto y amplio. Todo el mundo estaba ocupado repasando sus apuntes y haciendo algunos nuevos. No me molesté en saludar al hombre que leía algo tras un pequeño mostrador; simplemente le pregunté en un susurro dónde estaban los libros de filosofía. Me señaló una estantería en concreto. Fui hacia ella dando zancadas largas, pero me paré en seco a medio camino al ver a Zorra Uno buscando algún libro en los estantes más bajos. Chasqueé la lengua. Por alguna razón me incomodaba encontrarme con alguien como ella. Era extraño. Me ponía nerviosa y tenía el simple instinto de huir rápidamente de allí. Sin embargo, estaba decidida a encontrar algún libro para terminar mi trabajo sobre Platón.

Haneul dejó de acuclillarse justo cuando yo llegué a la estantería. Se chocó conmigo -esperé que no fuera a propósito- y me miró creyendo ser superior que yo. Alcé una ceja. Me giré sin decir nada, paseé las yemas de los dedos por los lomos de los libros, buscando algún título interesante, e ignoré a aquella zorra de metro y medio.

— ¿Qué haces aquí? — me preguntó con su irritante voz.

Resoplé. — ¿Algo que normalmente se hace en una biblioteca? — respondí, desganada.

No vi la expresión de Zorra Uno, pero estaba segura de que había hecho una mueca de fastidio. Sabía que odiaba que yo respondiera con tanta ironía. — ¿Y por qué estás aquí cuando estamos nosotras?

— ¿Vosotras? Ah, claro, ya entiendo por qué crees que eres más de una persona. — dije, mirando el cuerpo casi redondo de Haneul de arriba a abajo. Ella siempre se había metido con mi físico sin razón, así que yo también lo hacía sabiendo que no era lo correcto. Ella no pareció captar la indirecta. — No sabía que esta biblioteca te pertenecía a ti.

Rodó los ojos, molesta. Yo encontré un libro que me pareció bastante útil. Lo saqué de su hueco y me giré, dispuesta a irme. Haneul me detuvo, pisando el talón de mis preciosas Adidas rosas. Traté de mantener la calma. — ¿Qué tienes con Yoongi? ¿Sois novios?

Me reí. — ¿Tenemos que ser necesariamente novios?

Nunca había llegado a entender por qué siempre se daba por hecho que un chico y una chica eran novios si eran bastante cercanos. Yoongi era sólo mi amigo, pero al parecer la gente no llegaba a creérselo. Había ocupado el lugar de mi mejor amigo porque era el único que tenía. Triste pero cierto. Nos habíamos conocido hace menos de dos meses, ¿y ya creían que teníamos algo más que amistad?

First Love » Suga; BTS✔ ¡Segunda parte ya a la venta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora