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Adriana miraba como yo le servía el café al cliente que no despegaba la vista de su periódico.

— Gracias — dijo él sin mirarme, yo asentí con la cabeza y me volví donde Adriana.

— Ya veía que se te daba vuelta el café sobre él — me susurró.

— ¡Hey! — exclamé — no te burles de mí — ella rió.

Jimin paso por nuestro lado, yo bajé mi mirada, no quería verlo, no después de lo que había pasado.

Él ni siquiera se había molestado en mirarme y simplemente se dirigió a Liam, tomándolo del hombro.

La campana de la puerta sonó y yo y Adriana dirigimos la vista hacía el lugar. Una esbelta mujer había entrado con largo cabello castaño oscuro, sus labios estaban pintados de un color rojo opaco,  llevaba lentes de sol que se los sacó al entrar y pudimos contemplar sus grandes ojos azules. Era hermosa.

Yo y Adriana nos miramos y tragamos, in-cre-í-ble. Ella se acercó a nosotras.

— Quiero un café — se apoyó en el mesón.

— ¿Alguno en especial? — preguntó Adriana, por alguna razón se le cortó la voz.

— Tradicional.

— ¿Algún pastel de acom...?

— No — le tendió el dinero.

Adriana frunció los labios, la tipa había sido descortés. La había hecho enojar, su cara se torno roja ya veía que Adriana le gritaba a la tipa.

— En un momento le llevaran su pedido — la chica se fue a sentar y Adriana rodó los ojos — perra — susurró.

Iba a hacer el café para la mujer pero Jimin ya lo estaba haciendo, molía los granos de café con la trituradora, sin darme cuenta mi vista se quedó pegada en como su mano derecha agarraba el mango de la máquina y giraba, giraba, giraba. Se detuvo, me quedé unos segundos más mirando sus manos sin percatarme que el me miraba fijamente, desvíe mi cara hacia el lado contrario y el se volteó para echar el café a la tetera automática.

El líquido oscuro cayó en la taza, él la puso sobre la bandeja con un par de servilletas y se lo llevó a la mesa dónde estaba la chica.

— ¡Jovencita! — exclamó el hombre que había atendido hace un rato. Nerviosa me acerqué a él — ¿me traerías otro café?.

— Claro — dije y volví a la tetera de cristal que había hecho Jimin. No creo que se moleste si ocupo este café ¿no?. Me llevé la tetera a la mesa del hombre y le serví.

— Gracias — dijo cuando terminé.

Antes de retirarme se me cayó la pañoleta que llevaba en el mandil,  por lo que obviamente me agaché para recogerla y... Lo juro, no lo hice para escuchar lo que Jimin y esa mujer estaban hablando, pero inevitablemente los escuché.

— Lo que estas intentando hacer, lo pagarás caro — dijo la chica.

— Lo sé — estaban susurrando.

— Debes detenerte mientras puedas — la chica lo miraba preocupada — por favor.

— No lo haré.

Anioł [Park Jimin]. (¡HIATUS-TOTAL!)Where stories live. Discover now