Mini capítulo...

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POV CHRISTIAN







Me arrodillo a su lado sintiendo mi corazón latiendo desbocado, una lagrima desciende por mi mejilla mientras acaricio su cabello manchado de sangre. Sus ojos cerrados y sus mejillas pálidas son mi peor pesadilla.

-Despierta amor... por favor...-

Mi voz es un susurro, las lágrimas y la angustia en mi garganta no me dejan hablar con claridad.

-Por favor Ana... no me dejes... te necesito.-

No puedo pensar, tomo su mano y la llevo a mi pecho, junto a mi corazón, quizás sienta como late desenfrenado por ella y así vuelva conmigo.

-¡Está fría!. ¡Joder Ana vuelve a mi!. ¡Maldita sea no me dejes!. ¡Joder no me dejes!. Prometí ser una buena persona. ¡Prometo vivir por ti y para ti, pero con un demonio abre los jodidos ojos ahora!.-

Grito cuando toco su mano helada, mi llanto se hace incontrolable, no puedo vivir sin ella... la necesito. Dios... si aún te acuerdas de mi... no me la quites... por favor... por favor no me la quites.
No puedo hacer más que rezar, por ella y por mi. Porque si se va... no viviré un segundo más sin ella.

-Vamos muchacho, deja que la vean los médicos.-

Taylor pone su mano en mi hombro y ahí me doy cuenta que no estoy solo y de las cuatro personas vestidas de blanco a mi espalda. No lo soporto más, me pongo de pie y agarro a un hombre de las solapas de su delantal. Lo miro fijamente, sus ojos marrones se abren como platos al ver mi desesperación.

-¿Ve a esa mujer?. Si la salva le daré lo que quiera. Lo que usted quiera... pero devuelvamela... por favor, sálvela...-

Estoy a punto de caer de rodillas ante este desconocido pero Taylor pone su brazo en mi cintura poniendome de pie otra vez.

-Vamos hijo, ella estará bien. Debes calmarte.-

Prácticamente me arrastra hasta el sillón de la oficina y mi oido se agudiza ante cada sonido que proviene del baño erizandome la piel. Siguen ahí dentro, sale un enfermero sin dedicarme una mirada siquiera, se va y vuelve con una camilla. Esto es grave, esto es muy grave. Entra al baño y escucho como cuentan hasta tres y el golpe seco que hace su delicado cuerpo al caer sobre la camilla. Salen a los segundos directo al ascensor.

-La llevaremos al hospital central, no podemos tratarla aquí.-

Me dice una mujer sin dejar de caminar. Mis pies por inercia los siguen al igual que Taylor. La veo cuando entramos al ascensor, tiene un collar en el cuello para inmovilizarlo, una mascarilla verdosa proporcionándole el aire que al parecer le falta en sus pulmones. Su mano pálida descansa en su pecho, como protegiendo su hermoso corazón.

-Esto es mi culpa.-

Susurro incapaz de encontrar mi verdadera voz, no tengo fuerzas, las estoy perdiendo con cada gota de su preciada sangre.

-No es tu culpa Christian. Ella te necesita fuerte y entero en este momento. Así que deja de culparte y encuentra tu jodido valor, ¡Ahora!.-

Me regaña Taylor al borde de la desesperación, asiento sin despegar mis ojos de ella. Tiene razón, debo contenerme.
Las puertas se abren en el garaje y los paramédicos corren a la ambulancia estacionada muy cerca del ascensor. Los seguimos y entro con ellos.

-Taylor, ve con Sawyer. Llama a mi madre y dile lo que pasó, que me espere allí.-

Ella me ayudará, sé que ella la cuidará cuando no me dejen estar a su lado. Asiente y se va junto a Sawyer. La ambulancia prende la sirena poniendo cada vello de mi cuerpo de punta. Sale a toda velocidad mientras dos paramédicos revisan los signos vitales del amor de mi vida.

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