Capítulo 29...

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POV CHRISTIAN






-Señor Grey, él es Lucas Sawyer, su nuevo CPO. Es de toda mi confianza.-

Me dice Taylor cuando llego a su lado en la cocina. Le doy la mano al joven musculoso y de ojos azules penetrantes que extiende la suya. Su apretón es firme y no despega sus ojos de los mios. Me agrada.

-Es un placer Sawyer-.

-El placer es mio Señor.-

Me dice con su voz grave.

-Ya tengo su suv esperándolo en el garaje. ¿Va a salir?.-

Taylor interviene, yo solo asiento. Incapaz de dejar de pensar en la castaña que se esconde de mi en su biblioteca. ¿Tanto miedo me tiene?. ¿Debería volver e intentar hablar nuevamente?. ¿Me escuchará?.
Taylor carraspea llamando mi atención.

-Si, debo ir al hotel. Ahí se hará la conferencia de prensa.-

-Bueno, suerte con eso. ¿Ana no irá con usted?.-

-No. Me tengo que ir ya, luego te veo Taylor.-

Voy en auto camino al hotel, mi cabeza no deja de pensar. Tengo el miedo arraigado en mi pecho y no quiere salir. ¿Qué demonios haré sin ella?. Sin duda tengo que recuperarla al precio que sea, me importa una mierda dejar el BSDM, me importa una mierda mi empresa, me importa una mierda el mundo y la vida si no la tengo a mi lado. Ella no me devolvió la vida que tenia antes, esa vida monótona, vacia y gris en la que creía era feliz. No, ella sin duda me dió una vida mejor, llena de luz, de esperanza. Y estoy seguro que no podré volver a las sombras, no después de haber sido cegado por la luz que ella desprende. La necesito. ¡Joder!, Que sin ella no puedo vivir. Tiene que entender, tiene perdonarme y volver a mi.
Anoche... anoche pensé que estaba disfrutando, no pensé que estaba siendo cruel. Pero ahora lo veo. Ella no sabe, no conoce mi mundo. Debi saber que no aguantaría, debi amarla como lo he echo todo este tiempo.

-¡Joder!.-

-¿Se encuentra bien señor Grey?. ¿Qué sucede?.-

Sawyer me habla desde el asiento delantero y entonces me doy cuenta que grité. La desesperación que me da solo pensar en perderla me nubla la razón.

-Si, no te preocupes. Estoy bien.-

-Bien, me alegra oír eso. Ya llegamos.-

Solo entonces me doy cuenta que estamos en el garaje del hotel. ¿En qué momento llegamos?.

-¿Hace mucho que estamos aquí?.-

-Unos cinco minutos... le hablé pero usted no contestó.-

Me dice mirando su reloj de pulsera. ¡Maldición conmigo!. Bajo sin esperar que me habra como es el protocolo. El garaje está desierto, obviamente nadie me busca ya que me tendrán para ellos y podrán preguntar lo que quieran. Esto ya lo había echo, muchas veces... pero quería que ella estuviera aquí apoyándome. Solo con tenerla a mi lado hubiera aguantado todo. Ahora... ahora no se como hacerles frente.
Voy directo a la suite presidencial dónde me espera mi familia. Todos están aquí, Mia y mi madre me abrazan y mi padre y Elliot me dan la mano.

-¿Cómo te sientes cariño?.-

-Bien madre. Gracias.-

-¿Dónde está Ana?. ¿Por qué no vino contigo?.-

Elliot me pregunta y no se que contestarle. No puedo decirle que me tiene miedo, que por eso ya nunca más la verán a mi lado. Mi pecho se comprime ante el dolor. Escondo mis sentimientos como lo he echo todos los años de mi vida, los escondo tras la máscara impasible y dura que me da tener el control.

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