Capítulo 8...

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Pov Anastasia








Estamos en el centro comercial comprando toda clase de ropa para Christian, trajes de todos los colores, jean, remeras, shorts. Y él parece no muy feliz cargando con todo, Taylor que viene detrás de nosotros con más bolsas tiene la misma expresión sombría. Río en mi interior, los hombres detestan las compras, no importa de que clase sean.

-Creo que es suficiente Ana, no necesito todo esto.-

Me dice Christian y eso hace que mi ánimo decaiga. Me gusta comprar, pero descubrí que más me gusta hacerlo con él.

-Está bien, por ahora es suficiente. ¿Quieres tomar un helado?.-

No puedo forzarlo, no quiero espantarlo. Al momento de pagar hacía que Taylor lo llevara a otro lado para que no vea cuanto he gastado, en total fueron unos veinticinco mil dólares. La mayoría de las cosas serán enviadas a mi departamento, cosas que compré sin que se diera cuenta.

-¿Eso que es?. ¿Se necesitan cubiertos?. No quiero que pases vergüenza...-

-No me importa lo que piensen los demás, pero no, no se necesitan cubiertos y además es delicioso.-.

Quiero que le quede claro esto, me importa un comino si alguien habla de mi. Pero tampoco quiero que él sienta vergüenza a mi lado. Todas las mujeres se le quedaban viendo embobadas, estoy segura que más de una se apuntaría para enseñarle a comer... ¡Pero él es mio! ¿De dónde salió eso?. Decido no hacerle caso a ese pensamiento muy impropio de mi y lo guio al restaurante Jonson's al que voy cada vez que puedo. Entramos y pido una mesa para tres.

-Mmm Ana creo que mejor los espero en el auto, estas compras agotaron mi energía y mi paciencia.-

Me dice Taylor algo picaron, lo miro entrecerrando los ojos, no me gusta que haga eso.

-Está bien nosotros iremos enseguida.-

Sonrie y camina a la salida, lo veo perderse entre la gente y centro mi atención en el joven camarero que me está pidiendo la orden.

-Queremos dos helados, uno de dulce de leche granizado y el otro... también. -

Asiente y se va.

-No se que gusto querías, este es mi favorito, espero que te guste a ti también, si no es así pediremos otro.-

-Estoy seguro que me gustará, deja de preocuparte tanto por mi. Relájate. -

Y mi cuerpo obedeciendo su orden se relaja. ¡traidor!

-Sabes... aquí solía venir con mi padre. Recuerdo la primera vez que vine, el pidió el mismo gusto y yo creo que tenia tres años, no lo se. Lo probé y me encantó tanto que cuando terminé, mi padre se reía tan fuerte que yo lo hacía con él sin entender el porqué. Me llevo al tocador de damas y me alzó hasta quedar frente al espejo... ¡Tenia helado hasta en el pelo!. Mi cara estaba toda pegajosa, con pedazos de chocolate por todos lados.-

Le cuento para que él también se relaje, y funciona ya que esta riendo tan fuerte como mi padre aquel día.

-Espero que no me pase lo mismo hoy.-

-Bueno si eso pasa no creo poder alzarte para que te mires en el espejo. Pero si me gustaría lavarte si te ensucias.-

-A mi me gustaría que lo hicieras. -

Responde sin borrar su sonrisa y es ahí dónde me doy cuenta de lo que dije. El filtro cerebro-boca me ha abandonado otra vez. ¿Pero tenia que ser justo con él?. Mi cara arde. ¡Maldita sea!

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