Él apoyó sus codos en la barra y sus manos acunaban su rostro. Me observaba interrogante pero manteniendo su credulidad y egocentrismo. Me erguí en mi asiento evitando su mirada.

—De verdad te pareces más de lo que pensé. —inquirió. Volví mis fanales hacia él; Kester recorría mi cuerpo y me tez se arreboló. Sólo tenía que soportar un poco más así podría tener algo de información sobre Junniper. Por otro lado, una gran interpelación se posó en mi mente, primero fue Agustín, ahora este chico ¿A quien me parecía por el amor de Dios?

—¿A quien me parezco? No comprendo.

Él se conturbó en sus pensamientos antes de abrir lentamente sus labios y me respondió:

—No me sacarás información tan fácilmente.

—¿Qué sentido tiene entonces? —empecé a interrogarlo con mohíno en mis palabras. Hace caso omiso a lo que le digo.

—Primero tengo que comprobar algo, ¿Cual es tu nombre?

—No me sacarás información tan fácilmente —mofé por sus anteriores palabras.

—Bien, entonces no te interesa lo que te iba a decir después de todo. —Se dio media vuelta para ir a la lacena pero le reivindiqué:

—¡Espera!

—Bien pensado —aclaró él volviendo de sus pies a su anterior lugar.

Con mi ínfula herida dije de mala gana:

—Me llamo Mistie.

Él meditó mis palabras antes de preguntarme algo que de verdad no esperaba:

—¿No me estás mintiendo?

Abrí los ojos con Goliat ante su pregunta, vamos, ¿qué tipo de persona cree que soy?

—No estoy mintiendo.

—Bien, entonces definitivamente no eres ella; hubiera sido muy tétrico si así fuera.

—Pero, ¿a quien me parezco?

—Es algo que tú misma tienes que descubrir.

Con cólera, me bajé del banco dispuesta a irme a mi casa a pensar en todo esto; de cierto modo mi subconsciente sabe que no es bueno para mí involucrarme en esta historia.

Él tomó de mi brazo.

—Él siempre supo quien eras —soltó sin anestesia lo que hizo que mi cuerpo temblara—. Sólo que tenía miedo y pensó que como siempre habías bajado la mirada al cruzarla con la de él, no te interesabas ni un poco en él.

... ¿Hum?

¡¿Acaso es una broma?!

—¡No! ¡Yo no bajaba a mirada! ¡Pensaba que él no se fijaba en mí!

Kester me libró de su agarre antes de pasarse una mano por su rostro, apabullado.

—Ambos son unos malditos estúpidos, les echaré agua bendita para que ese dios inexistente se ampare de su mariconeria.

Suelto una carcajada tan espesa que muchas miradas se posan en mí y en mi acompañante. Le doy un golpe en el pecho que lo hace estrellarse directo a la barra.

—Naguevona' de putazo, me harás un hoyo en mi pecho de macho alfa.

Intento agarrar aire —¿Q-qué?

—Lo siento, me junto mucho con Junniper. —Se encoge de hombros.

Kester prosigue:

Junniper  [Completado] [Editando]Where stories live. Discover now