-No. ¿Por qué me hiciste eso?. ¿Qué te pasa?.-

Me mira desconcertado y sus palabras llegan a mi mente, "No sabes de lo que soy capaz Anastasia". ¿Esto es él?. ¿Es malo?. ¿Es una persona cruel?. ¿Disfruta torturando a las mujeres?

-Ana, escuchame por favor... lo lamento.-

-Quiero la verdad ahora Christian. ¿Quién eres?.-

Se levanta de la cama pasándose las manos por el pelo, camina hasta donde está su bóxer y se lo pone. Recoje mi camison y me lo extiende, me lo pongo rápidamente sin despegar mis ojos de los suyos. Toma asiento frente a mi, estira su mano para que la tome pero yo niego. Estoy dolida, no entiendo nada y no quiero que me toque. ¿Quién es este hombre y que ha echo con mi dulce Christian?.

-Ana tu sabes por lo que pasé cuando sólo era un niño... lo que no sabes son los detalles.-

-No entiendo que tiene que ver tu niñez con lo que me acabas de hacer. Eso fue cruel.-

Suspira cerrando con fuerza los ojos. Cuando los vuelve a abrir, el dolor en ellos es palpable. Rendida y preocupada por él, me siento a su lado y tomo su mano entre las mias.

-Dime...-

Y me lo dice... ¡Maldición que me lo dice todo!. Como explotaban a su madre sexualmente, como su proxeneta le daba drogas a cambio de su cuerpo y como lo quemaba con cigarrillos en su pecho y espalda. Su desnutrición no era nada comparado con esto y estar con su madre muerta por cuatro días fue la parte más dura de escuchar. Soy un mar de lagrimas, su voz es un susurro cuando llega al tiempo de la adolescencia y me cuenta como la amiga de su madre lo sedujo.

-Ella me ayudó a canalizar mi ira, a encontrar el camino que quería seguir en mi vida. Sin ella hoy no sería nadie.-

-¡Christian, por el amor de Dios!, eres mas inteligente que eso. ¡Ella te violó!.-

Casi grito, entre la desesperación y la impotencia de no poder salir a matar a esa vieja con mis propias manos y luego de haberla matado, denunciarla. En ese orden.

-No. Ella me ayudó.-

-¿Cómo no puedes ver lo jodido que es esto?. Esa mujer abusó de ti, de tus problemas y tu inocencia. ¡Eras un niño con un demonio!.-

Me falta el aire. Mis lágrimas dejaron de caer y la duda se instala en mi pecho.

-Hay más, ¿No es cierto?.-

Asiente y se pone de pie, camina de un lado a otro, su respiración agitada, la desesperación plasmada en su hermoso rostro.

-Ella me introdujo en el mundo de BSDM, sadomasoquismo si quieres entenderlo en una palabra.-

No puedo con esto. Esto definitivamente es demasiado para mi. Él es un sádico. Él me hará daño. Él me lastimará, lo sé.
Camino hasta la silla que esta aquí y tomo mi bata cubriendome con ella. Salgo de la habitación sin decir una palabra. No puedo, no hay nada que diga o haga para cambiar su pasado. Lo que me ha echo hace un momento, eso es sin duda una probada de lo que puede llegar a hacer. No soy estúpida, si bien nunca había tenido sexo, eso no quiere decir que no sabía como se hace y cada una de las maneras en que la gente lo hace. Tuve que hacer un informe en la secundaria en la clase de educación sexual. Sé de lo que está hablando, esa es la forma más cruel de tener sexo. El dominante o la dominatrix no tienen piedad, no les importa lastimar y golpear hasta hacer sangrar a sus sumisos. Esto es demasiado jodido.
Llego a la biblioteca y cierro la puerta con seguro. No quiero verlo, a nadie. ¿Qué haré ahora?. Lo amo maldita sea, lo amo mas que a mi vida y sé que nada tendrá sentido si él no está aquí conmigo.
Pero... ¿Seré capaz de soportar las palizas?. ¿De aceptar su lado oscuro?. ¿Sus sombras?. ¿Seré lo suficientemente fuerte para pasar por eso?. ¿Es tan grande mi amor por él?. ¿Podría cambiar ese lado oscuro de su personalidad?.
En el tiempo que llevamos juntos nunca me ha tratado mal, nunca me lastimó, siempre fue tan tierno y atento conmigo. ¿Por qué cambió ahora?.
Me quedo dormida apoyada en mis brazos sobre el escritorio. Unos golpes se escuchan del otro lado de la puerta lo que me hace sobresaltar.

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