Capítulo 25

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*Flashback*

El sonido de su coche me alertó de que había llegado. Me pasé los dedos por el pelo y me acomodé el pantalón.
Era nuestra primera cita.

—Hola— dije ruborizada al montarme en su coche.

—Hola— contestó él mientras yo miraba sus labios rosados. Llevaba el pelo despeinado, unos pantalones de chandal y una camiseta negra.

—¿Dónde vamos a ir?— pregunté curiosa. Le daba vueltas a la cabeza mientras tanto.

—A mi casa, tengo ideas de qué hacer contigo— dijo mordiéndose el labio. Un escalofrío pasó por mi espalda y cerré las piernas de inmediato. Yo asentí y seguí mirando hacia la carretera.

Llegamos a su casa y aparcó en el garaje. Se bajó rápidamente del coche y me sacó de él cogiéndome en brazos.
Me llevó hasta su cuarto y cerró la puerta dejándome en el suelo.
Empezó a besarme y me eché hacia atrás.

—Veo que eres directo— solté con los ojos abiertos.

—¿Para qué darle vueltas a algo que tiene fácil solución?— dijo él acercándose más a mí—. Tengo ganas..

—Yo.. Yo no sé— dije nerviosa. Como siempre empecé a mirarme las manos y a mover los dedos sin saber bien qué hacer.

—Vamos nena, estamos solos en casa y tú no tiene novio y yo tampoco tengo novia.. ¿Qué mas da?

—Soy.. Soy virgen— dije finalmente. Estaba asustada y nerviosa. El hecho de que vieran mi cuerpo, mis heridas, mis cortes, no me hacía gracia. Podría preocuparse demasiado por mí o simplemente, ir contando cosas sobre mí.

—No te preocupes, no es mi primera vez con una virgen. Sé sobre llevarlo— dijo sonriendo y quitándose la camiseta. Se acercó a mí y me agarró la cara con las manos. Luego, las bajo a mi cintura y agarró la camiseta para quitármela.

—No— susurré agarrándole las manos para impedirlo—. No quiero.

—¿Por qué?— dijo confundido—. Lynn, tú me gustas te lo prometo.. Está bien, da igual— dijo colocándose la camiseta.

—Será mejor que me vaya— conseguí decir a pesar de que estaba muy confundida. Me giré para salir por la puerta y él me agarró del brazo.

—Quédate, no te voy a hacer sentir incómoda— dijo mirándome fijamente a los ojos—. Vamos, ven.

—Vale— dije siguiéndole hacia la cama. Nos sentamos en ella y empezó a acariciarme el pelo.

—No te quiero para eso. Confía en mi— dijo plantándome un beso en la cara y yo me lo creí.

Una lágrima cae por mi mejilla y me doy cuenta de que estaba soñando despierta. Raúl fue un capullo, un absoluto capullo y no me di cuenta a tiempo. Le entregué mi privacidad y mi confianza para nada. Dejé que hiciera lo que quisiera conmigo, dejé que me tocará e incluso le dejé que me enamorara, aunque fue lo único que no consiguió.

Alex.

Me dejo caer en la cama y suspiro, estoy cansado de tener esto siempre en la cabeza.
Ocurrió todo muy rápido, quién se lo hubiera imaginado..

Era un día normal, creo que jueves, cuando hice algo que no debí hacer. Cometí el error más grande de mi vida.
Iba caminando hacia la fiesta a la que iban unos amigos. Estaba pensando en Emily, una chica de la universidad que me había llamado la atención y que se notaba de lejos que yo también a ella.
Debatía por el camino en si me la encontraría allí o no. O si me llamaría después para ir a buscarla un rato.
Llegué a la fiesta y busqué con la mirada a mis amigos y a ella. Al cabo de un rato los localicé pero ella no estaba allí.

—Hola tío— dijo Álvaro al verme llegar—. ¡Has tardado bastante en llegar con lo que tú eres!

—¿A quién te vas a follar esta noche?— dijo Javi que ya estaba borracho como una cuba.

—No está aquí— contesté y ambos empezaron a reír.

—Ve a buscarla cuando te tomes unas copitas— dijo Javi dándome una.

Después de eso solo recuerdo que me bebí una más, y luego otra, y otra y otra... Me dirigí al coche para irme a casa cuando mi móvil sonó. Era un número desconocido.

—¿SÍ?— dije confundido y mareado.

—¿Alex?— preguntó una voz femenina.

—Sí.. Sí soy yo. ¿Quién eres?

—Emily.. La chica que..

—Sí, ya sé quién eres— dije cortándola.

—¿Dónde estas?— preguntó y sentí su respiración agitada. O quizás era la mía.

—Montado en el coche, iba a casa. ¿Es  tarde no?

—Sí, son las 2 de la madrugada. ¿Tienes algún plan mejor que venir a mi casa?— abrí los ojos y jadeé.

—No. ¿Dónde vives? 

En 5 minutos ya estaba delante de su casa. Aparqué el coche en el primer sitio libre que vi y fui hacia la puerta.
Ella me abrió y tan solo llevaba la ropa interior puesta.
No sé si fueron las hormonas o si fue el alcohol pero la subí inmediatamente a la habitación y fui directo a la cama.

—¿Tienes un condón?— preguntó ella y yo negué la cabeza.

—Yo tampoco— dijo separándose de mi.

—Oye, ven— dije agarrándola—. No fe preocupes será rápido.. Puedo correrme fuera— ella asintió y me coloqué encima suya.
Después de eso, vinieron besos y sexo.

Puedo recordar aún perfectamente cuando vino 3 semanas después a casa a decirme que la prueba de embarazo dio positivo. No me lo podía creer.
Ella se echó a llorar en mis brazos y no paró en todo el tiempo que pasamos juntos. Sus padres la matarían y la castigarían de por vida, y yo, no podía hacer nada, solo lamentarme.
Le arruiné la vida, y de verdad que no fue mi intención. Acudí al médico con ella cada vez que me lo pedía y lo mantuvimos en secreto hasta que la barriga se empezó a notar.
Sus padres la echaron de casa durante un mes. Luego se arrepintieron, y le pidieron perdón. 
Mis padres se decepcionaron conmigo y me castigaron sin salir unos cuántos meses hasta que conocí a Lynn.

Emily finalmente abortó. Fue muy duro para ella, incluso más que para mí. Ella quería tenerlo pero sabía que no debía. Era joven, guapa y necesitaba a alguien que estuviera ahí, y yo, no iba a estar para ella.

Hoy día aún sigo acordándome aunque haya pasado mucho tiempo, y cada vez que veo a Emily el recuerdo viene a mí.
Estaba borracho, muy borracho y no sabía bien qué hacía. De hecho, estoy tan arrepentido que nadie lo sabe, no pude contárselo a nadie, ni siquiera, a mis mejores amigos. Es un secreto entre ella y yo, que debe permanecer así para su bien y para el mio.

Mi nombre es LynnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora