Capítulo 13

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Mi cabeza solo puede decir: ¡Al fin!
Miro a todos lados y miro a toda la gente, no puedo estar más nerviosa.
De camino a clase, me encuentro a varias chicas que se ríen de mí.
Genial. Las ignoro y paseo por los pasillos averiguando donde se encuentra mi clase. Siento como alguien está detrás de mí todo el rato, me doy la vuelta y son ellas.

-¿Algún problema?- pregunto observándolas de arriba abajo.

-¿Por qué vistes tan mal?- dice una de ellas.

-¿He pedido tú opinión tal vez?- digo mientras aprieto mis uñas a la carne de mi mano para no tortearle la cara.

-No, pero a mi no me hace falta permiso para opinar- dice mascando chicle a la vez que mira a sus amigas y se ríe. Yo me doy la vuelta y sigo andando pero noto algo caer en mi pelo. Con la mano derecha me lo toco y encuentro algo pegajoso. El chicle.

-¡Serás zorra!- grito en medio del pasillo. Sin pensarlo dos veces me acerco a ella y le escupo en la cara. Como una pija malcriada se pone a chillar y yo me mantengo en mi postura-. La última vez que me diriges la palabra cerda- justo cuando voy a darme la vuelta, la otra chicha me coge del pelo y me tira hacía atrás. Yo por acto reflejo le pego un tortazo en la cara que deja a todo el pasillo en silencio. Pero, de pronto escucho una voz.

-¡Lynn!- dice una voz familiar-. ¿Pero que haces?- yo busco entre la gente para encontrar una cara hasta que veo a Alex enfrente mía. Sin contestar me doy la vuelta y me voy a seguir buscando mi clase. 

Antes, hago una parada en el baño para verme la cara. Del cabreo debo estar roja como un tomate.
Y en efecto, lo estoy.

-Has estado muy bien- dice una voz a mis espaldas-. Nadie se ha enfrentado nunca a ella y menos alguien nuevo- cuando me giro veo a una chica morena  muy mona sonriendome.

-Nadie se mete conmigo. Los daños me han enseñado a defenderme- respondo y al sonar tan borde, añado: gracias.

-El primer día de clase se río de mí. Pinto en la pared del baño que era una puta y que follaba gratis con el que quisiera.

-¿En serio?- pregunto asombrada-. Comparado con eso a mí no me ha hecho nada.

-Ya.. Se le habrán acabado las bromas. Por cierto, soy Alexia- dice dándome la mano que yo le acepto. Su nombre me ha recordado tanto a Alex que un escalofrío me ha atravesado la espalda-. ¿Estas bien?

-Si, claro. Yo soy Lynn, encantada- le digo sonriendo-. Bueno, ya hablamos tengo clase.

-Si, yo también- dice saliendo por la puerta rápidamente. Yo hago lo mismo y me encuentro de frente a Alex.

-Ven, tenemos que hablar- me empuja hacía dentro del baño y cerramos la puerta de uno de ellos.

-¿Por qué me encierras aquí?- le pregunto mientras le miro a los ojos.

-Porque si no te vas a escapar y quiero hacer esto.

-¿Hacer qué?- pregunto y me besa. Es un beso suave y cálido. Un beso romántico que lleva deseo y ganas. Me coge la cara y jadeo. Yo, sin pensarlo le agarro el cuello y subo mis piernas a su cadera. Me engancho y él me pega la espalda a la pared.

-Joder como te echaba de menos- dice pegado a mi boca. Yo sin saber que decir sigo dandole besos por todos lados-. ¿Por qué no quieres saber nada de mi?- agacho mi mirada y el dolor me aferra. Un nudo se me encoge en el corazón y se me aguan los ojos-. Vale, no te preocupes, ya me lo contarás en otro momento. ¿Nos vemos después de clase?

-Si- digo y me bajo. Antes de salir le beso en los labios y él sonríe. Una chica nos mira de arriba abajo y se sorprende al verle salir. Alex se ríe y ella parece hacerlo también.

-No diré nada- contesta ella y nosotros asentimos.

Entro a clase y me siento casi al final. Alexia, la chica de antes entra justo después que yo y se sienta a mi lado.

-¿Te importa que me siente?- pregunta y yo niego con la cabeza-. Verás, llevamos casi dos meses de curso pero aún no tengo ningún amigo.

-Ya tenemos algo en común- digo y saco mi libro y mi libreta.

-Yo podría ayudarte si quieres en lo atrasado. Te puedo dejar mis apuntes y si no los entiendes te los puedo explicar.

-Muchas gracias Alexia, me encantaría- digo sonriendole-. Esta tarde estoy ocupada pero mañana estaría encantada.

-¡Genial!- responde ella y entra el profesor.

Cuando termina la clase, me dirijo corriendo a la salida con la esperanza de no ver más a Alex, pero es un intento fallido para mi.

-¿Te vas? Habíamos quedado- dice su voz por mi espalda.

-Será mejor que me vaya a casa Alex...

-Pero, ¿por qué estás así?

-Mi vida ahora mismo está muy bien y no quiero complicarla- digo explicándome con las manos. Alex me coge una de ellas y me mira a los ojos.

-¿Complicarla?

-¿Cómo sé que me puedo fiar de ti y no vas a ser como Raúl?

-Deberías haberte dado cuenta ya pero vale Lynn, se acabó- Alex se da la vuelta y se adentra de nuevo en los pasillos de la gran universidad.

De camino a casa voy escuchado música y mi cabeza no para de dar vueltas. Recuerda lo que ha pasado en el baño una y otra vez y lo mucho que me ha gustado volver a verle.
Meto las llaves en la cerradura y entro en la casa de Anne.

-¡Ya estoy en casa!- grito y Anne aparece por la puerta de la cocina.

-Hola mi niña. La comida está lista.

-No me apetece mucho comer Anne. Quizás en un rato..

-¿Te pasa algo?- yo niego con la cabeza.

-No, es solo que ahora no quiero, pero te prometo que luego me lo como- Anne asiente y se pone a comer mientras ve la tele.
Yo me subo a la habitación y me leo las páginas que hemos dado hoy.

Álex.

Lo que me temía se ha cumplido, la he perdido. No sé que le pasa pero por un breve momento he tenido esperanza en el baño aunque ya, de nada ha servido.
Me dirijo a mi taquilla a coger mis cosas para volver a casa y me encuentro a Emily.

-¿Conoces a la nueva?- pregunta ella enfadada.

-Si, la conozco y creo que tú también.

-¿Es tu novia o que?- dice vacilante.

-Me encantaría decirte que si, ojalá lo fuera- contesto y me dirijo a la salida.

-¡Me ha pegado! ¿Qué pasa que ya no sientes ni lástima por mi?

-La verdad es que te lo merecías, empezaste tú- ella frunce el ceño y se cruza de brazos-. Que te vaya bien Emily- le digo y me despido con la mano. Ella enfadada me saca la lengua y me río porque me hace gracia.

Me monto en mi coche y espero a que Álvaro salga. Cuando sale por la puerta le veo despeinado, rojo y con la camisa un poco desabrochada. A su lado veo a Natalia y todo me encaja. Polvo de fin de noviembre.
Se despiden con un morreo en toda mi cara y Álvaro se sube al coche.

-Mañana nos vemos nena- dice despidiéndose de ella y yo frunzo el ceño. Ella se despide con la mano y se va con aire de diva a su casa. En fin.

-Ay las chicas- dice Álvaro suspirando-. Hacen lo que quieren con nosotros.

-Y que lo digas- arranco el coche y nos vamos a casa.

Mi nombre es LynnWhere stories live. Discover now