Capítulo 19

1.7K 104 7
                                    

Ha amanecido y el despertador suena.
No tengo mensajes de Alex ni llamadas y eso me hace cabrearme.
Fue él el que la lío, pues va a ser él el que lo arregle.
Me levanto de la cama y me visto rápidamente. Cojo un suéter negro y unos pantalones grises de chándal. Me pongo los tenis blancos y me hago un moño en el pelo.
Voy a la cocina y le doy un beso en la mejilla a Anne.

—Buenos días— digo abriendo la nevera para sacar el desayuno.

—Buenos días mi niña. ¿Qué tal has dormido?

—Muy bien, ¿y tú?

—Yo regular.. Los años se van notando. No podía dormir. He estado toda la noche moviéndome de un lado a otro sin poder conciliar el sueño.

—Tómate un calmante o un té de esos para dormir— digo y Anne se ríe.

—Lo que necesito es una buena mañana con mi niña dando vueltas de aquí para ya y así cuando vuelva, pueda dormir como un bebé.

—¡Hecho! Vamos a desayunar— digo poniendo la fruta sobre la mesa. Yo cojo una manzana y me la como a bocados.

—Con esa fruta enseñaban a dar besos. Yo, admito que lo hice.

—¿Cómo que enseñaban a dar besos?

—Si le dabas besos a la manzana, era una simulación a cuando lo hacías. Todas las niñas de mi clase estaban locas con eso.

—Nunca lo había escuchado, la verdad. Aunque quizás si lo hubiera sabido, mi primer beso no hubiera sido tan desastroso.

—El mío fue perfecto— dice Anne sonriendo. Por la cara que pone sé que está recordándolo.

—¿Durasteis mucho?

—¡Y tanto mi niña! Acabamos casándonos..— me quedo con la boca abierta, preguntando que le pasaría a su marido. Ella parece leer mi mente y me responde.

—Murió. Antes de conocerte le dio un ataque al corazón. Yo pensé que mi vida a partir de ese momento no iba a tener sentido.. Sería monótona y aburrida, porque tenía muy claro que no iba a encontrar a otro igual. Ni siquiera parecido. Pero te vi, aquel día y sentí que me dabas fuerza. Con tu carita chiquitita y tu sonrisa, me diste un motivo para seguir adelante, y gracias a Dios que Mallory me dejó cuidarte y estar contigo de vez en cuando, si no no sé que hubiera sido de mi— sin darme cuenta estoy llorado y me seco mas lágrimas con la mano.

—Y gracias a que me cuidaste, ahora estoy yo aquí. Si no, habría terminado volviéndome loca.

—O de alguna forma peor que no quiero ni decir.

—Yo te he ayudado y tú me has ayudado a mí— digo sonriendo orgullosa.

—Si mi niña, fuiste mi luz en aquel momento.

—Y tú has sido la mía siempre— Anne me da un abrazo y no puedo evitar llorar.

—No llores chiquitina.. Pero oye, ¿qué te pasa? No creo que sea solo por esto.

—Me he peleado con Alex otra vez.

—¡Ay los jóvenes de hoy en día! ¿A qué esperáis para arreglarlo? ¡Venga!

—Yo no pienso llamarle..

—Vale, pero si en 3 días no te ha dicho nada, hazte notar. Te vas de viaje dentro de nada y encima estamos en Navidad, ¡no podéis estar así!

—Vale, le llamaré en ese caso— me termino la manzana y Anne se bebe su café.

Después de esperar una cola de 1 hora, al fin tenemos los billetes de avión, y ¡sí! Los billetes. Anne ha decidido venir. Los guardamos en el gran bolso de Anne y vamos de compras.
Me pruebo miles y miles de vestidos para el gran día de Nochebuena. Voy a casa de Alex y debo estar al menos presentable.
Después de varios intentos y varias tiendas visitadas, elijo uno negro de brillantina, y unos tacones negros.
Anne se mira una falda discreta y una blusa mona para venir esa noche también.
Cuando llegamos a casa, preparamos un poco las maletas para no tenerlo que hacer todo el mismo día.
Una vez listo, voy a mi habitación.
El teléfono suena y al brillar la pantalla veo el nombre de Alex.

Mi nombre es LynnWo Geschichten leben. Entdecke jetzt