Capítulo 24

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—Aquí lo voy a poner— dice Anne sosteniendo entre las manos el marco con la foto que le regalé. Yo asiento y sonrío.

—Ahora viene Alex a casa.. ¿No te importa no?

—No cariño, es de la familia ya— dice y se ríe. Yo no puedo evitar sonrojarme y suspiro—. Yo voy a salir a comprar unas cositas, así que os dejo solos.

—Vale, cualquier cosa que necesites me llamas— Anne asiente y sale por la puerta.

Media hora después Alex está en casa.

—¿Estas preparada para volver a estudiar?— pregunta Alex burlándose de mi. Le lanzo una almohada a la cara y me quejo.

—¡No! Estaba acostumbrada a no hacer nada, a dar paseos por las calles y no tener que tocar ni un solo libro.

—Pues siento decepcionarte pero mañana volvemos a la rutina.. A mi me molesta lo mismo que a ti— dice y me lanza de nuevo la almohada. Me tumbo en la cama y él se tumba a mi lado.

—Te he echado de menos— dice de pronto susurrando.

—No hay nadie en casa, puedes hablar más alto— digo susurrando también.

—Eres tonta— dice dándome una palmada en la barriga. Yo me encojo y me quejo—. No te ha dolido, no exageres..— me acerco a él y le beso—. ¿Cuándo me vas a decir algo en alemán?

—Ya te dije algo.. Con eso tienes suficiente— digo riéndome mientras que él frunce el ceño.

—Nunca tengo suficiente si se trata de ti— dice mientras yo cierro los ojos y suspiro.

Nie hat mir jemand so viel bedeutet wie du.

Espero que no me hayas insultado— dice Alex incorporándose hacia mi.

—No, creo que no— digo y le miro atentamente a los ojos. Unos ojos marrones que brillan como el que mira las estrellas.

—¿Qué significa?— dice levantando las cejas.

Nunca alguien me importó tanto como tú— digo y Alex me mira atentamente. No sabría descifrar su expresión. Él se tumba de nuevo y yo aprovecho y me tumbo encima suya. Con su mano izquierda me agarra la mano derecha y entrelaza nuestros dedos. Junto mi pecho con el suyo y apoyo la cabeza debajo de su cuello. Me da un beso en la frente y así, me quedo dormida.

Las gotas de lluvia golpean con dureza en el cristal de mi ventana. Un frío aterrador se expande por mi habitación y me tapo aún más con la manta.
El despertador suena a continuación y de mala gana lo apago dandole un golpe. Al levantarme y sentarme en la cama me mareo y no puedo evitar cerrar los ojos.
Cuando todo ha pasado me visto, preparo el desayuno y me voy a la universidad.
Abro el paraguas justo al salir de casa y las gotas caen bruscamente sobre el plástico negro. Me encanta poder escuchar este sonido, como las gotas rompen y se desmoronan encima de mi cabeza.

—No hay nada mejor para el primer día de clase que una buena lluvía— me digo a mi misma riéndome.

En la entrada cierro el paraguas y me seco los pies en la alfombra.
El pasillo está resbaladizo por el agua y asqueroso del barro. Voy con cuidado de un pasillo a otro para llegar a clase. Por el camino me encuentro a Emily que me mira de arriba abajo con cara de asco y finalmente se ríe con sus amigas.

—¿Te pasa algo?— pregunto poniéndole atención.

—¿Por qué siempre te haces la víctima? He investigado sobre tí.. Qué pena que tus padres te pegaran, ¿no?— yo cierro los puños y clavo mis uñas en la palma de mi mano para relajarme.

Mi nombre es LynnWhere stories live. Discover now