Capítulo 5

2.8K 175 3
                                    

Se quedaron llorando las paredes cuando ella salió de la ducha. Nunca cambió de idea, nunca intentó dejarlo y hacer una nueva vida. Seguía con sus ideas en la cabeza que no la dejaban pensar con claridad.

Paso por el pasillo que huele a humedad, justo después de haberme dado una ducha. He tardado tanto que hasta algunas de las muy zorras se han quejado. Me coloco bien la toalla del pelo que se está escurriendo por mi espalda, al hacerlo me doy cuenta de que los cortes de hoy son demasiado visibles, tengo que hacer algo. Por mala suerte no tengo nada para remediarlo porque ni siquiera me maquillo. Cuando entro en mi habitación Fernando está husmeando en mi diario y todo mi cuerpo se enciende, de un momento a otro creo que voy a explotar.

-¿Se puede saber que haces? ¡Es personal!- digo mientras muevo las manos por el aire furiosa. Cojo un vaso de agua que hay en mi mesa y lo estrello contra la pared-. La última vez o ese vaso a la próxima no se estrellará contra la pared.

-¿Me estás amenazando Lynn?- dice abriendo los ojos como platos.

-No soy la única que está fallando aquí. No deberías tocar mis cosas y mucho menos leerlas, es algo mío, que lo estoy haciendo porque me lo pidieron, porque se supone que escribir mis problemas me va a ayudar.

-Lynn.. Escucha, siento de veras haber leído tu diario... Pero, ¿sabes lo que me ayudaría eso? Lo más verdadero y profundo de ti está ahí, si leo eso podré ayudarte, podrás marcharte y continuar tu vida.

-¿Mi vida? ¡Si me la habéis quitado!- digo y se queda callado observándome-. ¿Quieres saber realmente lo que pienso?- hago una pausa esperando su respuesta. Él asiente y hablo-. Estoy jodida y un poco cansada. Mira, los primeros días tenía algo de ilusión por la universidad y todo ese rollo pero ahora.. Ahora lo que quiero es morirme, así que deja de hacer de psicólogo y deja de creer que me estás ayudando y búscate a otra persona con otros problemas que quiera tu ayuda porque yo no la he pedido.

-Lynn abre los ojos y date cuenta de...- dice pero le interrumpo.

-Tengo los ojos bien abiertos.

-Pues no te estás fijando bien.

-¿En qué?

-En la oportunidad que te está dando la vida de cambiar.

-¿Cambiar qué Fernando? ¿Seguir viviendo con Varick y Mallory y aguantar los insultos y las peleas, tener que aguantar cada patada? ¿Seguir con la mierda de vida que tenía como criada? No tener una familia, ni amigos, ni unos buenos estudios..¿Crees que cuando salga de aquí todo eso no va a seguir igual? Porque si lo piensas estás muy equivocado.

-Lynn tengo que decirte algo... Varick y Mallory están en la cárcel, Anne los denunció tal y como tú entraste en este centro. Ya no debes preocuparte por ellos- dice y el corazón se me empieza a acelerar-. Es más, te dejan a cargo de Anne, ya está todo hablado- me quedo callada esperando cualquier otra cosa ya que no sé que decir.

-Vale- contesto sin más y me daría tortas en la cabeza por esta respuesta tan cutre después de todo lo que ha dicho.

-Tengo algo más que decirte.. He estado hablando con mi hijo y quiere conocerte. Es un buen muchacho, te va a caer bien.

-No, ya te dije que no quiero conocer a nadie, estoy bien.

-Te vendrá bien hablar con él y poder contarle tus cosas. Confiar en alguien te va a venir muy bien Lynn, te lo prometo.

-No, he dicho que no, con Hayden tengo suficiente.

-¿Hayden ha venido a verte hoy?- pregunta mirándome sin apartar la mirada ni un segundo. Me empieza a intimidar y me aparto los pelos de la cara.

-No..

-¿Y ayer?

-Tampoco.

-Bien- creo escuchar, lo ha dicho susurrando y apenas le he oído-. Ves, si mi hijo viene a verte ya no estarás sola cuando Hayden no venga.

-Me gusta estar sola, es más ahora mismo me encantaría estarlo.

-Vale, me voy- dice cogiendo sus cosas-. Oye Lynn, no seas tan dura ni con los demás, ni contigo misma- dice mientras me quedo parada mirándole con ganas de llorar-. Mañana viene mi hijo quieras o no- dice y antes de que pueda responder levanta el dedo para decirme que no ha terminado-. Se llama Álex y por último lee el libro- dice y cierra la puerta. Atónita me quedo pensando en sus últimas palabras, lo ha dicho todo tan rápido que no me ha dado tiempo a procesarlo.

Abro el cajón de mi escritorio y cojo el libro que me mandó Fernando, aún voy por la quinta página. Me tumbo en la cama y me acomodo para una larga tarde de lectura constructiva.
Toda la tarde me ha bastado para terminar el libro. La chica protagonista llamada Mery consigue ser feliz con amigos y una bonita pareja. Poco a poco, la ayudan hasta que lo consiguen. Ella al principio no se deja convencer, está tan segura de lo que quiere que no se limita a escuchar, hasta que ella sola se da cuenta.
Espero que Fernando no pretenda que cambie de opinión como ella, porque está claro que no lo voy a hacer.
Abro mi diario para escribir algo muy personal, mi segundo intento de suicidio.

15 de Octubre de 2010

Tenía 17 años cuando intenté quitarme la vida por segunda vez. Varick se había enfadado conmigo por una de las muchas tonterías por las que se enfadaba y vio buena la opción de castigarme en el sótano. Me mantuvo 3 semanas ahí dentro, sin luz, sin ningún tipo de conversación con nadie excepto con Hayden que consiguió bajar unas cuantas veces. No tuve apenas comida ni agua, ni siquiera ropa limpia. Para dormir tenía que utilizar el suelo que encima estaba sucio. Recuerdo haber saltado del susto unas cuantas veces por culpa de las cucarachas que había allí conmigo. 3 semanas encerrada, 3 semanas pensándome muy seriamente si de verdad merecía seguir mi vida de esa forma. Hablé seriamente con Hayden y aunque al principio no lo aceptaba y lloraba a mi lado, finalmente cedió a mi deseo: suicidarme.
Esa noche tan cualquiera de Octubre llovía y hacía tanto frío que tenía la piel de gallina. Busqué por toda la estancia algo con lo que cortarme pero no encontraba nada. Miré atentamente un jarrón de porcelana y lo vi claro. 
Lo cogí y lo estampé contra el suelo haciéndolo añicos por todo el sótano. El sonido retumbó y hasta molestó.
Cogí un trozo y me lo acerqué al cuello pero no fui lo suficientemente valiente así que extendí mi brazo y esta vez, me hice la raja verticalmente. Inmediatamente empezó a salirme sangre de la muñeca y los goterones rojos caían al suelo. Empecé a llorar y me apreté las manos tan fuerte que las uñas se me clavaron en la palma. Poco a poco fui perdiendo la visión hasta que finalmente caí al suelo.
De nada sirvió, cuando desperté estaba de nuevo en una habitación del hospital. Había perdido mucha sangre pero nada que no se pudiera arreglar.
Ese día en el hospital lloré y nadie entendía por qué.

Cerré el diario con el corazón encogido y me bebí de un tirón el vaso de agua que había en la mesa.

Mi nombre es LynnTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon