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- Vamos Jong In. Tú ya has vivido lo tuyo —decía Lay muy serio—. Y no has vivido poco. ¿Te has dado cuenta de lo que puede ser tu vida dentro de veinte años? Él tendrá treinta y seis ¿y tú?.
- ¿Te quieres callar, Lay? Llevas más de cuatro horas con lo mismo.
- Tú tendrás cuarenta y siete. Tres años menos de cincuenta, y a los cincuenta, un tipo como tú... estará viejo y cansado de andar de un lado para otro. Serás un viejo amargado y arrugado.
- ¡Lay!.- gritó desesperado el moreno.
- Además no lo amas intensamente, amigo. Todo eso es como un capricho de hombre maduro. ¿No lo entiendes? Te has hartado de todo. Has vivido como un desenfrenado, y de repente aparece ante ti una flor nueva y la quieres colocar en el más hermoso jarrón en el centro de tu vida. Debes tener cuidado de que no te la quiten, y eso para tu tan arrogante personalidad, para tu dignidad, será como si te clavaran un puñal directo en la yugular.
El menor se acostó en la cama y a continuación apagó la luz.
- Duerme, Lay.
- ¿Y tú vas a dormir?
- Lo intentaré.
- Oye, Kai...
- No, por mil demonios que no, Lay. Déjame dormir en paz. Te he dicho que ya me va a presentar a su familia. Hace un par de días que estás dándome lata y es como si me machacaras el cerebro, pero ni aun así desistiré. Mañana es lunes y Chan Yeol me ha invitado a cenar con su hermano y su novio. ¿Qué te parece eso?
- Que te pesará y aún no quieres aceptarlo, amigo.
- Tú no conoces a Chan Yeol.
- Pero conozco a su hermano.
Jong In se sentó de golpe en la cama.
- ¿Qué? ¿Cuándo lo has conocido si puede saberse?
Lay empezó a reírse como loco frente a él. Tenía una mirada pícara en sus ojos claros.
- Te interesa, ¿eh?
- No, pero... ¿Cómo es que lo has conocido? ¿Quién te lo ha presentado?
- Nadie.
- ¿Entonces cómo lo conoces?
- Calma, hombre, calma. Ha sido muy fácil. Hace unos meses, una de esas veces que regresè a Corea, conocí al nuevo maestro que la Univerdidad había contratado recientemente. Es un chico bastante agradable, atento y simpático. Estuvimos en una plática del director del instituto y ahí lo conocí. Lo demás fue cruzarnos durante las clases que èl impartía y las inspecciones que yo hacìa a algunos de los docentes. Hablè con èl durante algún receso o tiempo libre entre las clases. Se que es excelente en su trabajo, ningún profesor se ha quejado hasta ahora, incluso el director, habla muy bien de èl.
