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Min Ho giró la llave asegurando la puerta principal del restaurante. Últimamente las noches de mediados de septiembre comenzaban a enfriar un poco más y éste había llevado como emergencia una cálida y sencilla chamarrita al trabajo. Cuando había salido a tirar en el contenedor la basura sintió el frío de la noche y ahora colgaba de su brazo izquierdo. Vio que Se Hun frotó levemente las manos y las metió en los bolsillos de su pantalón. Sabía que el menor era muy friolento, su nariz enrojecía, sus labios palidecían y sus manos y pies se ponían helados con el menor frío que sintiera su cuerpo. Notó que esté comenzaba a caminar y lo detuvo. Se colocó frente a él, quitó de sus hombros la mochila que llevaba, cargándola ahora él y le puso la chamarrita.
- Así está mejor, ¿no?.- le dijo seguido de un beso.
- No era necesario, Min Ho. Pero, gracias.- agradeció con una tímida sonrisa.
- Lo es. No quiero que llegues a casa helado.
El mayor lo tomó de la mano y juntos comenzaron a caminar. Caminaban en silencio muy juntos el uno del otro. Se Hun seguramente lo sintió estremecerse cuando un viento frío chocó con ellos. El menor se detuvo fuera de una casa que tenía apagada la luz de afuera, se plantó al frente tratando de protegerlo con su cuerpo. El asombro fue evidente en Min Ho, pero no dijo nada. Se Hun pasó las manos alrededor de su cuello abrazándose y pegándose a él. A últimas fechas éste buscaba el mínimo pretexto para que sus cuerpos entraran en contacto, desde que hablará con Chan Yeol sobre la relación que tenían, se había vuelto más cariñoso, más atento, más desinhibido. Eso era bueno y malo para el mayor. Bueno porque Se Hun tomaba la iniciativa en algunas cosas y lo buscaba más; Y malo porque Se Hun parecía no saber lo que causaba con su cercanía y atenciones en él, y eso sólo significaba poner más fuerza de voluntad en ello y no saltarle encima.
Min Ho sintió la calidez del cuerpo del contrario y pasando sus frías manos por la cintura de éste por debajo de la chamarrita lo abrazó fuertemente al tiempo que lo sintió temblar levemente entre sus brazos.
- Tus manos están muy frías, Min Ho.- le habló el menor con el rostro cerca de su pecho.
- Estoy bien. Sólo quedémonos unos minutos así, por favor.
Se Hun asintió cerrando los ojos, concentrándose en hacer que el mayor recibiera el calor de su cuerpo, pero cuando sintió que el pelinegro movía las manos por debajo de su playera, su piel se erizó y él exhaló con gozo. Aún con los ojos cerrados, levantó su rostro y buscó la boca del mayor, guiándose con sus manos sobre el cuello de éste. Min Ho no teniendo tiempo de pensarlo, respondió el beso que buscaba el menor, disfrutando el sabor tan único y la humedad de aquellos tibios labios.
