-Vamos al parque.-

Le digo a Taylor recordando cuando Christian me contó que le gustaba estar allí. Bajo y lo recorro de punta a punta y nada que aparece. ¡Maldita sea mi suerte!.
Vuelvo al coche y le pido a Taylor que me lleve a casa. Mis esperanzas se están desvaneciendo y empiezo a creer que ya no tendré la oportunidad de decirle lo que siento.
Estoy ya en mi habitación recostada mirando el techo hasta que una caricia me saca de mi ensoñación.

-Ana debes comer algo. Lo encontrarás, estoy segura pero no puedes estar sin comer.-








(.....)









Un mes... un jodido mes que no se nada de él. Tuve que volver a la empresa, llevaba muchos días sin ir. Kate, después de que tuve que contarle todo lo que pasó una noche que vino a verme y me encontró llorando, prácticamente me arrastró de vuelta y no me deja sola. Busca cualquier excusa para estar conmigo y se lo agradezco. Salió varias veces a buscar a Christian conmigo, pero nunca lo encontramos. Preguntamos a toda la gente que se cruzaba por nuestro camino y lo mas extraño pasó el sábado cuando a la salida de un centro comercial me encontré con un grupo de chicas con bolsas y riéndose a carcajadas, me acerqué a una muchacha muy bella, cabello corto negro y ojos tan negros como su pelo, flaca y alta. Le describi a Christian tal cual lo recordaba y ella solo se puso a llorar desconsoladamente. Me dijo que así era su hermano quien había muerto hace dos años. Me lamente tanto por herirla de esa forma, no era mi intención. Me disculpe y me fui.

Taylor y Gail han echo lo imposible porque vuelva a ser la chica de antes y delante de ellos trato de serlo. Pero la verdad es que sola en mi habitación lloro cada noche hasta quedarme dormida.
Hoy acepté salir con Kate y su novio Elliot quien regresó de México hace unos días y nos invitó a un bar. Iré por el simple echo que no me dejará tranquila si le digo que no.
Decido ponerme un pantalón negro con una blusa roja y mis zapatos rojos de aguja, me maquillo simple y ato mi cabello en una coleta alta. Estoy lista, no tengo ganas de producirme más.
Ellos querían pasar por mi pero les dije que mejor nos vemos allá, asi que aquí estoy llendo con Taylor en el auto y a punto de llegar.

-Tay te llamo para que me recojas en un rato, no creo estar mucho tiempo.-

-De acuerdo, pero trata de distraerte y divertirte.-

Me dice cuando para el auto, le sonrio y bajo para adentrarme en el bar Mustak. Enseguida ubico a Kate junto a un joven rubio, asi que me acerco a ellos sin perder más tiempo.

-Hola Kate.-

-¡Oh Ana, creí que no vendrías!. Él es Elliot Grey mi novio, Elliot ella es Ana mi mejor amiga.-

Nos presenta y fijo mi vista en él, es muy guapo, rubio con el cabello rizado y ojos azules de cuerpo bien trabajado, se le nota. Me sonrie de forma amigable y eso me hace sentir cómoda al instante.

-Hola Anastasia, Kate me ha hablado mucho de ti... mucho.-

-Es un placer Elliot, y tranquilo que de ti también me hablo mucho... mucho.-

Soltamos una carcajada a costa de mi amiga quien finge sentirse molesta pero su sonrisa la delata.

-¿Qué quieres tomar?-.

-Una cerveza estaría bien, gracias.-

Le contesto a Elliot, y llama al camarero quien se acerca con una bandeja en la mano. Ordena cervezas para todos, mientras esperamos hablamos de todo un poco.

-¿Asi que tu padre es Carrik?.-

-Si, trabaja contigo, ¿no?.-

-Es mi abogado. ¿Y tú, en que trabajas?.-

-Soy arquitecto, Construcciones Grey es mi empresa.-

-¿Y que hacías en México?. ¿De vacaciones?.-

Kate quien estaba escribiendo en su celular levanta la cabeza abruptamente y me hace señas raras las cuales no entiendo. Elliot suspira y su expresión cambia a una angustia palpable.

-Lo siento si te incomodé, no era mi intención.-

-No, tranquila está bien. Pero no, no estaba de vacaciones. Estaba buscando a mi hermano menor.-

¡Carajo! Yo y mi gran bocota.
Pero en mi defensa Kate nunca me dijo nada. Él al ver mi incomodidad sigue hablando.

-Él desapareció hace un tiempo, mi familia lo cree muerto pero yo no, yo siento que él está con vida. Me llegó un dato de que se encontraba allí y fue a verificarlo. Tuve que volver porque mi hermana tuvo un ataque de nervios, ella no supera la pérdida, él era muy especial para ella.-

Recuerdo a la chica del centro comercial, como se puso cuando le pregunté por Christian... pero no creo que sea de la misma persona de la que hablamos. Kate cambia el tema lo cual agradezco, hablar de desaparecidos me pone mal, aunque nunca dejo de pensar en él.
Ellos se van a bailar a la pista y yo me quedo sola mirando a la nada hasta que alguien se para frente a mi. Suspiro y levanto la vista, no estoy de humor para aguantar a babosos. Y lo que veo me pone de peor humor si es que es posible.

-José.-

-Ana que bueno encontrarte fuera de la oficina.-

Y como dije, no estoy de humor. Espero que esto no sea un estúpido truco de Kate porque la mataré.

-Señorita Steele... señor Rodriguez. No se confunda, sigo siendo su jefa.-

Su cara se desfigura y yo me aplaudo internamente, ¡ja! fue más fácil de lo que creí.

-Lo siento señorita Steele, es solo que creí que podíamos tomar algo ya que los dos estamos solos.-

-Yo no estoy sola. Y gracias pero ya me voy.-

Medio gruño, no lo soporto. Me pongo de pie y lo rodeo dejándolo rojo de la rabia y la vergüenza, pero me importa un pepino si le gusta o no. Busco con la mirada a la parejita feliz y cuando los encuentro me dirijo hacia ellos.

-Kate ya me voy. Adiós Elliot fue un placer conocerte.-

-Igualmente Ana.-

-¿Estás bien?. ¿Por qué te vas?.-

-Estoy bien pero cansada. Te llamo luego, gracias por invitarme.-

Los saludo con un beso en la mejilla a cada uno y salgo del bar. No tengo ganas de esperar a Taylor así que paro un taxi que justo pasaba por aquí, me subo y le doy la dirección del Escala.
Maldita sea ese José que no pierde oportunidad de cortejarme y como no entiende las indirectas tendré que despedirlo, aunque es bueno en su trabajo, pero al primer error se va de patitas a la calle.
Voy sumida en mis pensamientos cuando un bulto negro en una esquina llama mi atención. Es una persona acurrucada sobre unas bolsas de basura.

-¡Pare!.-

Le digo al chofer quien lo hace con un golpe seco. Salgo del auto y despacio me voy acercando, está temblando aunque hoy no es una noche fría. No puedo ver su rostro ya que está echo bolita abrazado a sus piernas.

-¿Se encuentra bien?.-

Pregunto y nada, no responde nada. Le toco el hombro y una corriente que creí pérdida viaja por mi cuerpo devolviéndome la vida.

-Ana... ayúdame. -








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Espero que les este gustando mi historia.... voten y comenten si es así. ......

Besitos 😙😙😙

Andy.....









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