—Pero creo que ya es momento que te deje ir, porque... Tu no me amas.

—No es personal, no te conozco, aún así, ¿no crees que es algo tarde? Además no creo que me merezca tu cariño y de verdad me siento mal que estés así por mí... No creí que estuviera haciendo un daño.

—No, yo lo siento, no es tu culpa; es cosa mía.

—La cosa es que aunque esté aquí echándome la culpa, también tienes que asumir algunas cosas ¿si? Sufres por mí cuando yo no he hecho nada por ti. Yo sé de una persona que estuvo aquí y te venía a visitar todos los días... Se quedaba contigo cuando tus padres no te podían atender; a veces semanas y semanas por el miedo de que tu murieras en cualquier momento. Deberías mostrar gratitud aunque sea un poco.

Ella dirige su mirada hacia mí, no pude evitar mirar hacia otro lado. Mi labio lindaba y trataba de cepillar mis manos en mi dermis; el gélido roce del metal de mi anillo que estaba en mi articulación corazón me estremeció.

—Bueno, mejor los dejo solos —manifestó Luis, irguiéndose.

—Poppy. —Se inclinó un poco hacia ella le susurró:

—Gracias por quererme.

Él se encaminó a la puerta y la abrió la Doctora Black. Me sorprendí, le dijo gracias a Luis y él me dijo adiós con la mano.

Me acerqué a Poppy obtusamente.

—Lo siento Junniper. —Hice un aspaviento y rehuí la mirada—. Por favor... Mírame.

La observé directo a sus fanales; se veía diferente... Es como si algo en ella se hubiera desvanecido; su rostro aún estaba algo dilatada y sus obres en tonos rojos.

—Tengo que admitir que a pesar de perder la cabeza por Luis... Todo lo que soñaba siempre se trataba de ti. —Me conmocioné—; siempre has sido lo que ocupa la mayoría de mis pensamientos. Tengo que aprender a valorarte; nunca lo he hecho apropiadamente. Hasta dejaste todo por mí y aun así te dejé que estuvieras malas juntas, te permití beber alcohol y a fumar, debí haberte detenido. Yo lo siento tanto...

—No lo sientas y no creo que no me valores... —Bajé la mirada e hice una media sonrisa—. Nunca me di cuenta de eso; aunque me des poco es suficiente para mí.

—No digas eso... Tú mereces mucho Junniper; mereces algo mejor que yo y sé que algún día lo encontrarás; alguien que te ame profundamente y como tu dices, con lo poco que hagas le parecerá suficiente y en el fondo de mi corazón siento que... Esa persona no soy yo.

—Si lo eres... Tú lo eres en mis ojos. —Ella pasó una mano en mi mejilla y yo la sostuve con mi dorso.

—Junniper... Quiero que seas libre de mí, que hagas lo que te guste. No quiero marcar tu vida.

—Yo lo haría por ti...

Dolía inmensamente. Su diminuta mano apretujó la mía y la besé desesperadamente; hasta mi dermis podría colarse en su piel, el carmesí del temor que crecía en mi corazón.

—No lo hagas por mí, haz lo que tu quieras por tu vida, Junniper —insistió.

—¿Estás diciendo que me abandonarás? —Unas lágrimas peregrinaron mi rostro—. No me dejes... Te lo ruego.

—Yo nunca te abandonaría, pero tienes que irte lejos y yo iré por ti; comeremos besos en la parca de tu universidad e iremos a un karaoke y escucharé tu voz; nunca me cansaré de ella.

—De todos modos me estás abandonando. —Empecé a sollozar y ella me abrazó con todas sus sustancia; me acarició mi pelo, nunca podría olvidar el roce de sus manos en aquel momento, como si fuera un ensueño que escocía mi garganta para no soltar más lagrimas; no tenía por qué hacerlo.

Junniper  [Completado] [Editando]Where stories live. Discover now