—¿Sobre qué? —dice. Deja el vaso de mala gana sobre la mesita de centro y se lanza en el sillón. Luce agotado y es cuando sé que puedo acercarme sin recibir una mirada cargada de enojo.

Sin permiso alguno, me siento sobre él, ignorando el hecho de que evade mi mirada. Mis manos se aferran a sus mejillas, obligándolo a que me observe. Sus ojos grises están sobre los míos y, con algo de enojo, sujeta mis caderas.

—Te amo —digo, porque sé que lo necesita—, pueden ofrecerme el mundo entero, Dash, todo el oro del mundo, pero siempre te escogeré a ti. ¿No puedes entender eso?

—Darikson Parks siempre obtiene lo que quiere, Holly —dice, su voz se tiñe con algo de tristeza y, antes de que continué, lo interrumpo.

—Pues no me conoce —sonrío, apoyando mi frente contra la suya—, nunca en mi vida obedecí a alguien. En realidad, siempre trato de hacer lo contrario a lo que me piden.

Dash suelta una risa y la tensión parece desaparecer de su cuerpo.

—Te amo —murmura. Su mano acaricia mi mejilla y no dudo en acercarme más a él. Mi estomago es algo más grande y por ende dificulta el hecho de poder acurrucarme con él—. Los amo.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando su mano se filtra por debajo de mi blusa y termina acariciando la piel de mi estomago. El recuerdo de la conversación con Adrien se filtra en mi sistema y es cuando recuerdo a Anais.

—¿Dash?

—¿Sí?

—¿Algún día me hablarás sobre Anais? —La tensión nuevamente se apodera de su cuerpo, sin embargo, no hace ningún movimiento para alejarme. Sé que tal vez estoy invadiendo algo personal, pero, quería conocerlo más.

Quería conocer lo que mantenía el odio en él hacia los Parks. Exactamente hacía Darikson y Alexander.

>>Adrien me contó...

—Él siempre fue una boca floja —murmura, luego de unos segundos y, cuando pienso que no va a continuar, agrega—: No hay mucho que contar, era joven, hermosa, pero algo tonta al momento de elegir con quien estar.

—Se enamoró de Alexander —Nuevamente, el tocar tema relacionado a cualquiera que sea Darikson o Alexander parecía ser terreno peligroso. Con algo de tacto me separo de él, únicamente para observarlo. Su ceño está fruncido y noto sus ojos algo enrojecidos y, de inmediato, sé que debo cambiar de tema—. ¿Quieres comer algo?

—No —niega, con un leve susurro—. Sólo quédate conmigo.

Con cuidado ambos nos acomodamos, de modo que mi vientre no nos molesta a ninguno. Dash parece tranquilo, pero la tensión no ha abandonado su cuerpo, no como para tener nuevamente al gigante tatuado con el que estaba acostumbrada a lidiar.

—La primera vez que te vi pensé que eres un asesino —Me río, negando algo divertida ante el recuerdo de la primera vez que vi a Dash. Estábamos lejos, sin embargo, había notado su mirada sobre cada segundo—. Me asusté un poco, pero luego me di cuenta de que solo eras un idiota.

—Tendrás un hijo con ese idiota —Él sonríe contra mi cuello, haciendo cosquillas en mi piel.

—Lo sé —respondo, cerrando los ojos por un segundo—, y no sabes cuánto amo eso.

Será mucho mejor cuando te cases conmigo —Mi respuesta queda en el aire cuando el sueño empieza a adueñarse de mis parpados, sin embargo, estaba segura de ella.

Sería sí.

Sí a todo. Siempre y cuando sea con Dash.

~*~

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now