Adele recibió el mensaje en su auto. Lo abrió y leyó.
"Melody: mamá estoy en los vestidores, podrías entrar por favor. Necesito ayuda, estoy un poco lastimada de mi pie y no hay nadie aquí"
—Dice que necesita ayuda—le informó a Simon. Se quitó el cinturón y abrió la puerta.
—¿Qué sucede?
—Al parecer se volvió a lastimar su pie. En seguida vuelvo—bajó del auto.
—¿No quieres que vaya yo para cargarla hasta aquí?
—Primero déjame ir a ver que tiene, si es necesario te llamo, ¿Okay?
Simon asintió.

Adele entró a la academia que ya estaba iluminada solo por algunas lámparas. En efecto, ya no había nadie y el pasillo hasta los vestidores lucía un poco aterrador. Adele vio la puerta de los vestidores entre abierta.
—Melody cariño ¿dónde estás?—dijo Adele entrando. La luz estaba apagada, lo cual se le hizo raro. La encendió cuando por fin encontró el apagador. Los casilleros se extendían frente a ella y puso escuchar sollozos ahogados a lo lejos—. ¿Melody?
Adele caminó hasta el sonido y aterrada se cubrió la boca al ver a su hija en el suelo, amarrada y llorando sin ningún control.
—¡Hija! ¡Dios mío! ¿Pero qué ha pasado?—Adele aterrada de inmediato se hincó a su lado e intentó desamarrarla. Melody empezó a retorcerse para tratar de comunicarle qué había sucedido—. Espera Melody espera...—dijo Adele intentado desamarrarla y quitarle la cinta.
—Por fin...—dijo Maire cerrando la puerta de los vestidores con seguro—. Te tengo frente a mi.
Adele volteó aterrada y al verla un ola de enojo, rabia y furia la invadió.
—¿Maire? ¿Pero qué rayos haces aquí? ¿Tu le hiciste esto a mi hija?
—Digamos que... si.
Maire se acercó a Melody y se hincó a su lado. Adele intentó proteger a Melody pero Maire fue más rápida y tomó a Melody del cabello para hincarla a la fuerza. Melody soltó un sollozo de dolor.
—¡Deja a mi hija!—Adele se acercó pero se detuvo aterrada cuando vio la pistola en la sien de Melody. Melody se paralizó.
—Muy bien, ya nos vamos entendiendo—dijo Maire sonriente—. ¿Sabes lo sencillo que sería...?—Maire apuntó hacia Adele.
—¡Vamos!—dijo Adele aterrada fingiendo seguridad—. ¡Hazlo! Pero a mi hija no le hagas nada por favor—Adele empezó a llorar.
Melody gritó un "no" pero la cinta no le permitía expresarse.
—¡Cierra la boca!—Maire volvió a jalar el cabello de Melody y puso la pistola en su cuello ahora—. No te voy a matar Adele, sería muy sencillo y ya lo intentó una vez Josh, al parecer eres inmortal o algo parecido así que no me voy a arriesgar a fallar de nuevo.
—¿Cómo sabes que fue Josh?—dijo Adele intentando acercarse a Melody. Maire la descubrió y volvió a lastimar a Melody—¡Basta!—gritó Adele desesperada al ver el sufrimiento de su hija.
—No te quieras pasar de lista. Te vi. Bueno...—Maire se puso de pie y obligó a Melody a ponerse de pie también. La rodeó con un brazo por el cuello y puso la pistola en la sien de Melody de nuevo.
Adele también se puso de pie. Pensando a mil por hora que hacer.
—Se que lo hizo Josh porque veo las noticias y siempre salen noticias de la famosa Adele. La cantante adorada por el publico. Además, trabajo en una revista y casualmente me toca escribir sobre espectáculos y famosos. No sabes cuánto aborrezco que todo el mundo crea que eres un angel cuando en verdad eres una perra desgraciada.
—No entiendo ni quiero entender por qué dices eso pero ya suelta a mi hija maldita sea.
—Okay, ya que insistes te explicaré—Maire apretó el cuello de Melody.
—¡Déjala en paz!—gritó Adele desesperada. Sentía el dolor de su hija.
—Bueno bueno—Maire aventó a Melody al suelo—. Te le acercas y la bala cae directo en su cabeza—dijo apuntándole a Melody—. Te contaré mi gran historia.
Adele palpó con discreción sus bolsillos y con pesar de dio cuenta que no traía su celular. Podía recordar cuando lo puso al lado de su asiento en la camioneta.
—Siempre quise vengarme de ti. Desde que me despediste y arruinaste mi vida. Encontré a Josh y logre persuadirlo de que te disparara. Así me vengaba y no me manchaba las manos pero al parecer no funcionó. Así que decidimos hacer el maldito plan b. Atacar en donde más te duele—se agachó y levantó a Melody del cabello. Adele intentó acercarse por la desesperación de ver sufrir a su hija pero Maire puso la pistola—. Exacto jaja, exactamente. ¿Ves cuanto estás sufriendo? ¡Esto es justo lo que yo quería! Verte sufrir como tú hacías sufrir a todos perra. ¿O acaso no lo recuerdas? ¿Tu perdida de memoria te lo impide? Eras, eres una desgraciada. Todo mundo te odiaba, te tenía miedo. Yo tenía que aguantarte para que me subieras el sueldo y me pagaras todo. ¡Ja! Recuerdo cuando creías que era tu única amiga y te llevaba a bares para emborracharte y que tu pagaras todo. Que buenos malditos tiempos.
—Maire, se que fui una mala persona pero intenté enmendar mis actos. En cambio tú, siempre fuiste, eres y serás una desgraciada zorra. ¡Suelta a mi hija!
—¿Crees que me tragué el cuanto de "soy buena discúlpenme"? Por supuesto que no. Además, después de tus disculpas tontas me despediste y arruinaste mi vida. Ahora yo quiero arruinar la tuya—acaricio la mejilla de Melody con la pistola—. Contéstame una pregunta Adele... ¿que tanto le duele a una madre ver a su hijo sufrir?
Adele se quedó callada reprimiendo las lágrimas viendo a Melody llorando sin control.
—Mucho ¿cierto?—Maire volteó a verla—. Si jajajaja. Bastante, puedo verlo en tu mirada. Y así quería que fuera. Quería verlo con mis propios ojos. ¿Cómo crees que supieron el verdadero nombre del hijo de Josh en la oficina de policía? ¡Fui yo! Yo eché de cabeza a Josh, solo lo usé para que encontrará la academia de tu pequeño retoño, para que le mandara las notas de amenaza, para causarte temor porque dime, ¿cuándo sospechaste de mi? Exacto, nunca. Josh y yo teníamos un pacto. Si encontraban a alguno de los dos, no echaríamos de cabeza al otro para que se pudiera vengar de ti. Por eso cuando lo encontraron no dijo nada de mi. Vaya idiota.
Adele tenía tanto pánico y enojo mezclado que estaba a punto de desmayarse, necesitaba hacer algo, no podía quedarse ahí parada solamente. Intentó analizar la habitación buscando algo útil pero no había nada. Empezó a llorar de la desesperación.
—Maire por el amor de Dios, por lo que más quieras deja a mi hija en paz. Si quieres vengarte de mi pues mátame o lo que sea pero a mi hija no le hagas nada ya por favor.
—Déjame pensarlo... no.
Dicho eso le dio una cachetada a Melody.
—¡Basta! ¡Es suficiente!—dijo Adele acercándose a ella.
Maire preparó la pistola y la puso bajo la barbilla de Melody.
—¿Y cuanto sufre una madre al perder una hija?
—No...—susurró Adele.
Melody gritó "mamá" pero de nuevo, no pudieron escucharla bien.

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