Paparazzi

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Nos sentamos en la terraza. Frank me dio una cerveza y nos quedamos viendo el jardín. Aquel lugar de tantas parrilladas, en donde Frank, Ana y Lily conocieron a Adele, donde festejamos el cumpleaños número uno de Patrick.
—Has sido un gran imbécil—dijo después de un trago a su cerveza.
—Ya lo dijiste. Unas mil veces.
—Es que es en serio Simon. Ya no te soportaba.
—Yo solo quería... Lograr algo importante en mi vida.
—No, tú sólo querías callarle la boca a tu padre. Que ni siquiera está aquí ni verá lo que estás haciendo. ¿Crees que no has logrado nada en tu vida? Mira a Sam, si no hubiera sido por ti no habrían salido adelante. Mira a tu familia. Hiciste que Adele dejara de ser una amargada, la ayudaste a creer en el amor otra vez y a vivir—tomó otro trago y volteó a ver el jardín iluminado por la luz de la luna—. Lo único que has logrado con enfrascarte en tu trabajo es perder a tu familia Simon y a tus amigos—se señaló a sí mismo.
—Yo no quería callarle la boca a mi padre—me vio con el ceño fruncido y los labios apretados—. Bueno tal vez sí pero... ¿Sabes? Yo no soy el único que tiene la culpa. Adele también se enfrascó mucho en su trabajo. Cuando se iba a sus conciertos a otros países, a eventos y cosas así. A veces pienso que todo hubiera sido más fácil si no se hubiera hecho tan famosa.
—Lo que pasa es que te dio miedo tanto éxito de Adele y te sentiste desplazado.
—No no...
—Claro que si Simon. Y lo intentaste enfrentar de la peor manera posible. Te convertiste en... En Adele cuando la conociste. ¿Recuerdas cómo era?
Asentí y me puse a reflexionar.
—¿Y ahora qué hago? Acabo de irme de mi casa. ¿Vuelvo y piso perdón?
—No va a ser tan sencillo.
—¿Qué hago?
—Pues dale el tiempo que necesita. Espera una semana o dos a que se mejore. Pero tú también hazlo Simon. Reflexiona. Y lo más importante: no te olvides de tus hijos.
—Iré al primer viaje del proyecto...—dije dejando la cerveza en la mesa al lado de nosotros.
—Eso no te ayudará a reflexionar nada a ti. Le dará tiempo a ella pero tú seguirás en el trabajo. No saldrás del bache Simon.
—¿Y qué hago entonces? No puedo dejar a las personas sin agua y no puedo renunciar justo antes de empezar.
—Bueno. Lo que debiste hacer era no aceptar esto.
—Sería un...
—Desperdicio—dijo serio—. Vaya que eres tonto. Adele tiene la razón amigo, lamento decírtelo.
Después de una pausa, Frank continuó.
—¿Cuántos tiempo te vas?
—Dos semanas, a España. Un pueblo pequeño por Sevilla.
Ya no dijimos nada. Nos quedamos un buen rato así en silencio, viendo el patio.
—Gracias por el hielo—dije quitándomelo de la mejilla.
—Eres un exagerado. Pero te mereces eso y más.
—Si si, lo sé.

•Narra Adele•

Abrí los ojos poco a poco. No soñé absolutamente nada la noche anterior. Vi el reloj y me percaté de que eran las siete de la mañana. Muy temprano, los chequeos empezaban a las ocho y los ejercicio de rehabilitación hasta las diez.
Me propuse volver a dormir, por lo menos una media hora pero la puerta se abrió sorprendiéndome. Me espabilé un poco y traté de asimilar que Ana, la esposa de Frank, estaba viéndome con pesar.
—¿Ana?
—Hola Adele... Oh Adele, ¿cómo te sientes?—dijo afligida acercándose a mi.
—Un poco adormilada—dije sonriendo—. Que gusto verte—me enderecé un poco.
—Pero ¿cómo va...?—dijo señalando con miedo mi cabeza vendada.
—Mejor... Tardará en cicatrizar.
—Lamento tanto lo que te ha pasado Adele.
—Yo también—dije con una sonrisa triste.
—Perdón por no venir antes pero sentía que, bueno, que no era apropiado, ya sabes—entendí que hablaba de Simon—. Pero quise venir a verte y decirte que ayer Simon fue a la casa.
—¿De verdad?—dije interesada.
—Si y Frank lo golpeó.
Solté una carcajada sin poder contenerla.
—Lo siento pero... Esque... Se la merecía.
—Si jajaj eso creo. Y también le contó a Frank sobre su viaje a España.
—¿Se irá?—dije sorprendida y extrañamente triste.
—Eso dijo. No le digas a Frank que los estuvimos espiando jaja.
—¿Cuándo se va?
—No lo dijo. Solo quería decirte que cuentas con nosotros para lo que se te ofrezca Adele. En lo que Simon despierta. Es muy necio pero no te preocupes, va a reaccionar.
Apreté los labios.
—No se dónde quedó mi Simon Ana—dije triste.
—Va a volver, no te preocupes, va a volver—me dijo sonriendo con tristeza.
Si Simon iba a continuar con su proyecto, sin importarle lo nuestro o nuestros hijos, sin importarle mi estado... Bien. Si él puede seguir con su vida como sin nada yo también puedo hacerlo. Saldré de aquí y seguiré con mi vida. Encontraré al responsable de que esté en esta cama de hospital, de mi pérdida de memoria y de mí dolor de cabeza interminable y saldré adelante. Si Simon no quiere volver... Pues que no lo haga.

Then and now... And always Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora