Irresponsable

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Angelo entró a la oscuridad de su casa. Cerró la puerta intentando no hacer mucho ruido pero por su borrachera la azotó sin ninguna delicadeza. Se quedó quieto esperando algún regaño o algún grito pero no hubo nada. Celebró en su mente y caminó, como pudo, hasta las escaleras. Se perdió y llegó al estudio de su padre. Siguió buscando entre la oscuridad hasta que chocó con un escalón y cayó de sentón. Se rió un poco y se puso de pie. Tardó más de lo que separaba en subir las escaleras. Todo era borroso y se movía demasiado para él. Estaba completamente ebrio pero recordaba perfectamente lo que había hecho hace solo una hora. Recordaba exactamente los shots con sus amigos, la botella de ron vacía en su mano, los gritos de euforia de todos aquellos con la playera del equipo de Tottenham. La música, el baile y sobre todo recordaba los besos con Amanda. Y tal vez un poco más. Amanda era extremadamente buena besando, o tal vez era por la borrachera pero le había parecido fenomenal. Sino hubiera sido por culpa de la amiga de Amanda que intervino, Angelo y ella habrían terminado juntos en la camioneta.
Por fin llegó a su habitación, se quitó los zapatos torpemente y se tiró en la cama sin delicadeza. El mareo trajo consigo las nauseas y tuvo que levantarse para ir al baño a vomitar. Después de eso ya no supo nada.

•••

Adele lo había visto llegar, estaba en el recibidor esperándolo sin poder dormir. Lo había llamado un millón de veces y no había obtenido respuesta. Liam le dijo que ya iban en camino, después, escuchó el estruendo de la puerta principal y lo vio en la oscuridad. Angelo estaba completamente perdido, ni siquiera se había percatado de la presencia de su madre.
Adele extremadamente triste lo vio entrar a su habitación. Lo siguió. Al entrar lo vio tirado en la cama completamente dormido. Se sentó en la cama a un lado de él y acarició su cabello.
—Es por tu propio bien—susurró Adele en llanto—. Verás que es por tu propio bien...

•••

Al día siguiente Adele estaba haciendo los ejercicios de la terapia con el enfermero. Sus ojos se cerraban literalmente.
—Hola mamá—dijo Melody acercándose a ellos—. Buenos días—saludó al enfermero.
—Buenos días—dijo él mientras empezaba a guardar sus cosas.
—Hola Melody cariño. ¿Cómo amaneciste?
—Bien—le dio un beso en la mejilla—. ¿Tú?
—Amanecí, que es lo importante.
—Te ves cansada mamá... Demasiado. ¿Dormiste?
—No mucho.
—Insistió en hacer los ejercicios. No le puse unos muy duros porque en verdad se ve cansada.
—Deberías dormir mamá.
—Si... Eso haré. ¿A dónde vas?—dijo Adele viendo a Melody.
—Theo y yo vamos a ir a correr y después a desayunar. Quiere que celebremos mi actuación de ayer y espero que me acepten en el show. Vendré a cambiarme en unas horas y luego Theo me llevará a su casa para ver una película.
—Oh por dios Melody—dijo Adele recordando la presentación de su hija—. ¿Cómo te fue? ¿Cómo....?
—No te preocupes mamá, estoy acostumbrada a ser invisible por culpa de Angelo.
Fue lo último que dijo antes de irse.
Adele se sentía pésimo por haber olvidado algo tan importante para su hija.

Cuando el enfermero se fue, Adele se fue directo a su habitación. Abrió el agua caliente de la tina y se metió. Cerró los ojos y mojó una toalla para ponérsela en la frente.
—Adele...—escuchó que Simon la llamaba.
—En el baño—gritó sin abrir los ojos.
Escuchó como se abría la puerta y enseguida la voz de Simon.
—Okay. Angelo sigue fulminado en su cama pero yo ya llamé al internado. Acabo de entrar a la página de internet y ya leí todas las condiciones. No es tan complicado y...
—Simon...—Adele abrió un solo ojo y volteó a verlo—. ¿Recordabas la presentación de Melody?
—¿La pre...?—Simon se quedó pasmado y volteó a verla—. Oh no.
—Oh si. Lo olvidamos Simon. Nuestra hija estuvo sola ayer en algo muy importante. Me dijo esta mañana que está acostumbrada a ser invisible. ¿Cómo te hace sentir eso?
—Como un pésimo padre.
—Porque somos unos pésimos padres—Adele se puso la toalla sobre la cara—. Ya no sé qué hacer.
—Okay Adele escucha—Simon se sentó sobre el escusado y puso su mano sobre el hombro de Adele—. Tenemos que resolver el asunto de Angelo, después disculparnos con Melody.
—También me siento una pésima madre al mandar lejos a mi hijo.
—Pero es por su bien. Esto lo ayudará.
Adele se quitó la toalla de la cara y volteó a verlo. Su ceño fruncido le mostraba que él también estaba cansado. Estiró la mano y Simon la tomó.
—Todo se va a arreglar ¿verdad?—dijo Adele—. Todo va a salir bien.
—Si Adele, todo estará bien pronto, ya verás.

Then and now... And always Where stories live. Discover now