De vuelta al inicio

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•Narra Melody•

No alcanzo a analizar la idea de que me hayan dejado esa nota y que esa nota diga esas horribles palabras. ¿Quién rayos fue? ¿Qué tienen contra nuestra familia? ¿Qué tienen con mi madre?
No puedo decirle a nadie, mucho menos a mi mamá, de por sí está teniendo pesadillas y ahora con esto, no podrá ni siquiera cerrar los ojos.
No, no voy a decirle a mi madre, ni a nadie. Voy a ignorar esa estupida nota. ¿Qué tal que es una broma tonta de alguna compañera de mi academia? Alguien que solo quiera asustarme. No les voy a dar el gusto, no voy a dejar que se burlen de mí. Si, eso es, solo es una broma pesada.
—Señorita.
Salí de mis pensamientos y vi a David a un lado de la puerta de la camioneta.
—¿Gusta bajar o...?
—Oh, lo siento—tomé mi mochila y bajé—. Estaba pensando jaja. Perdón.
—No hay problema—cerró la puerta y me acompañó hasta la puerta de entrada.
No había nadie en casa. Eran las siete. Mi madre estaba en la oficina de policía, o al menos eso fue lo último que supe, mi padre siempre llegaba a las ocho.
Me fui directo a mi habitación, abrí el agua caliente de la tina y me dispuse a olvidarme por completo de la nota, seguir con mi vida como sin nada. Arrugué la nota y la tiré a la basura. Me quité la ropa sucia y me metí a la bañera. Tenía que relajarme, tenía que hacerlo.

•Narra Adele•

Después de llevar a Laura a su casa fui directo al supermercado. Compré té, galletas y cosas por el estilo y después me fui a la farmacia. Me compré más té pero uno especial para poder dormir y busqué pastillas que me ayudaran a lo mismo. Cuando las encontré sentí como si volviera al pasado.

*Recuerdo*

—¿Puedo ayudarla en algo señorita?—dijo una mujer con una voz chillona. Volteé a verla y tenía una amable sonrisa que me provocó nauseas.
—¿Dónde están las pastillas para dormir?—dije arrastrando las palabras.
Tuve que salir de la oscuridad de mi casa porque mis pastillas se habían acabado y mi alcohol y mis cigarrillos.
La mujer me vio un poco asustada y me condujo hasta donde estaban los calmantes. Supongo que su susto es por mi apariencia, me vi en un espejo de uno de los pasillos del supermercado. Mi cabello largo y enmarañado está hecho un desastre sobre mi cabeza, mis ojeras se cubren con los lentes de sol pero ¿quién rayos usa lentes de sol de noche?, y mi ropa negra por el luto solo me hace verme más pálida.
Tomé las pastillas rápidamente para ocultar el temblor en mis manos y se las entregué para que me cobrara. La mujer no dijo nada más, supongo que ya se dio cuenta que no quiero establecer ninguna charla. Le di el dinero y me fui directo a casa a seguir bebiendo y hundiéndome en mi depresión... sin Alex.
***

Apreté el frasco y cerré los ojos.
Era una razón muy distinta pero no quería volver a tomar estas cosas, me daban nauseas de simplemente pensarlo. Las dejé en su lugar y solo me llevé los tés.

Llegando a casa me fui directo a la cocina. Preparé uno de los tés y me fui directo a la sala. Casi tiro mi taza al ver a Melody sentada viendo su computadora.
—Oh por dios, Melody que susto—dije respirando hondo.
—Lo siento mamá no quería asustarte.
—¿Por qué no te quedaste a ensayar hoy?
—Me cansé. Decidí mejor guardar energías.
—Me parece bien—me senté a su lado y la abracé—. ¿Y tu hermano? ¿No ha llegado?
Negó.
La vi un poco extraña. Bajaba la vista hacia su computadora y evitaba verme.
—¿Mely?
—¿Mmmh?
—Oye... Pequeña—la tomé de la barbilla y la obligué a verme—. ¿Estás bien? Te noto un poco extraña.
—¿Yo? Si si, estoy bien—dijo sonriendo con los labios.
—¿Segura? Yo...
El sonido de la puerta principal me interrumpió. Volteamos hacia la entrada de la sala y después de unos minutos vimos a Simon entrar.
—Hola mis mujeres—dijo acercándose—.¿cómo están?
—Bien—respondimos al unísono.
—Que bueno, me alegro. Traje la cena. ¿Vienen?
Asentimos y lo seguimos al comedor.
Mientras cenábamos pude notar extraña a Melody de nuevo. Dejaba la vista fija en su plato o jugaba con la comida, no platicaba con nosotros y no se reía o por lo menos sonreía. Volví a preguntarle si estaba bien y volvió a responder que si. Se excusó diciendo que estaba cansada y escuché como cerraba la puerta de su cuarto.
—¿No la notaste extraña?—le dije a Simon.
—Si, pero bueno, puede que en verdad estaba cansada.
—Si... Puede que—dije nada convencida.
Después de lavar los platos con Simon llamé a Angelo y me mandó a buzón. Tres llamadas más y más buzón. Después llamé a Liam y me dijo que estaban en un bar. ¡Excelente! Lo que faltaba. Le pedí que fuera por él. Minutos después Angelo atendió el teléfono.
—Mamá...—la música casi no me dejaba escucharlo. Volteé a ver el reloj, eran las nueve.
—Angelo, ¿dónde estás? Ven a casa en este instante.
—No mamá porfa, estoy pasándomela bien. ¡Tottenham ganó! Por favor déjame celebrar.
—Angelo...
—Vamos mamá.
—No llegues después de las doce.
—Hecho... ¡Woooo!—es escuchó un grito antes de que colgara.

Then and now... And always Where stories live. Discover now