No te vayas

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Creí que nunca volvería a ver una escena como esta, pero la vida sigue odiándome. No puedo creer que otra vez esté viendo esto, simplemente me niego a creerlo. Esto debe de ser una horrible pesadilla, yo... Yo no puedo estar presenciando esto.
—Los signos vitales están débiles por el momento. Al inducirla al coma...—ni siquiera estoy escuchando lo que dice el doctor. No puedo dejar de ver a Adele.
Se ve tan... Destrozada. Tan débil y frágil, como si cualquier ráfaga de viento pudiera llevársela. Tantos tubos, el respirador artificial, la venda al rededor de la cabeza sus manos pálidas a los costados de su cuerpo, inmóviles, congeladas en el tiempo. No puedo ver bien su boca pero lo poco que se ve de sus labios es color blanco. Dios mío. Me acerqué a ella y con miedo toqué su mano. Helada. Entrelacé mis dedos con los suyos y apreté su mano sin recibir un apretón de respuesta. Mi Adele, ¿dónde está mi Adele?

*Pasado*

—Muy bien peanut, comencemos con esto—dije poniéndome mi gorra para cubrirme del radiante sol. Él traía bloqueador en toda la cara.
—Tiene que ser enorme—dijo Angelo dando un gran salto.
—Muy bien jajajaja debemos hacer primero un dibujo de lo que vamos a construir. Traje papel y colores. Ven vamos a dibujar.
Nos sentamos en la mesa del nuevo jardín y empezamos a planear la casa del árbol. Cuando terminamos pusimos los dos dibujos en el centro de la mesa.
—Así—dijo Angelo. Su casa era una casa enorme sobre un pequeño árbol.
—Jajajaja me parece muy bien. Yo hice esto—le mostré mi dibujo, Angelo ladeó la cabeza, entrecerró los ojos y después volteó a ver el árbol.
—¡Es perfecto!—dijo entusiasmado.
—Entonces comencemos—dije poniéndome de pie.
Empecé a clavar trozos de madera en el árbol para que sirvieran de escalones. Angelo los probó un par de veces.
Cuando estábamos terminando la escalera Melody salió al jardín enfundada en un hermoso vestido amarillo, descalza y con el cabello suelto. Traía una bandeja con dos vasos llenos de limonada.
—Limonada—dijo viéndonos con una sonrisa.
—Gracias pequeña—dije tomando los vasos.
—Y galletas para los hombres de esta casa—Adele salió con un vestido floreado y su cabello en un moño. Traía lentes de sol y esa hermosa sonrisa que me hipnotiza. Dejó las galletas en la mesa y bajó a Louie para que corriera por el jardín. Angelo corrió hasta las galletas.
—¿Cómo van?—dijo viendo las escaleras.
—Bien. Muy bien ahora que están aquí—dije abrazándola por la cintura y dándole un beso en la mejilla. Sonrió y cerró los ojos.
Se puso de frente a mí y me besó tomando mi rostro. Nos quedamos viendo por unos minutos.
—Te amo—dijo antes de darme otro beso.
—Y yo a ti—cuando iba a besarla de nuevo Melody soltó un grito y antes de que pudiéramos voltear sentimos el agua fría mojándonos.
Volteé a ver y Angelo tenía la manguera en las manos.
—¡Peanut! Estas loco jajajaja—dijo Adele corriendo para alejarse del agua.
—Deja eso travieso—me acerqué a él, le quité la manguera y empecé a mojarlo. Melody y él corriendo hacia dónde estaba Adele.
—Ya deja eso Simon.
Fingí cerrar la llave, cuando los tres se acercaron la abrí más y los mojé a los tres.
—¡Simon! Jajajajaja—gritó Adele al sentir el agua en su espalda.
Terminamos todos empapados tirados en el pasto comiendo galletas y tomando limonada.
—A ver Melody. ¿Cuántos años tienes?—le preguntó Adele.
Melody tomó algunas galletas y las acomodó en su falda.
—Uno... Dos.. Tres... Cuatro—dijo poniendo en fila cuatro galletas.
—Muy bien cariño jajajaja.
Melody tomó el tarro de jalea de fresa y llenó las galletas. Sus manos quedaron repletas de jalea pero le importó muy poco.
—Jajajajajaja creo que le fascina—dije viéndola.
—¡Claro! Es mi Jelly Mely—dijo Adele apretando la mejilla de Melody. Ella rió mostrando sus dientes llenos de jalea. Eso hizo reír a Angelo. Les tomé una foto. Dejé la cámara en la mesa y volví a sentarme al lado de Adele.
—Te ves hermosa—dije moviendo un mechón mojado de su cara.
—Muy gracioso—sonrió y volteó a ver a los niños.
Ambos estaban jugando con Louie. Volteé a verlos también.
—Es una buena vida Simon—dijo Adele y volteé a verla—. Es una hermosa vida.
—Lo es—dije y la besé.

Then and now... And always Where stories live. Discover now