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A la mañana siguiente me levanté temprano, más temprano de lo normal, quise preparar el desayuno, hice omelette y un poco de café, picaba la fruta mientras veía por la ventana de la cocina el jardín, se me vino a la mente aquel aroma a manzanilla. Alguien olía así pero aún no recordaba quién.

-Preparando el desayuno? -me giré a ver esos ojos miel viéndome fijamente con una sonrisa en su rostro.

-Javadd!...-dejé el cuchillo en la barra y corrí a abrazarlo.

-Hola Dulcesito. -dijo plantando un besito en mi frente- Hiciste el desayuno?.

-Si, siéntate, mis papás tardarán en bajar. - dije colocando los cubiertos en la mesa.

Empezamos a desayunar tranquilamente, Javadd me platicaba lo feliz que estaba de regresar a Cheshire y que tenía planes de quedarse unos meses antes de regresar a Londres por qué había dejado unos pendientes de la empresa que manejaba con su padre.

-Hola Javadd - nos giramos a ver a Dylan, se tallaba los ojos, tenía el cabello desordenado y traía la pijama aún puesta.

-Ven siéntate. -le ofrecí el desayuno

-Quieres ir un rato al centro Dylan? -dijo Javadd sonriéndole tan dulce.

-Siiiii, abrieron un nuevo centro de videojuegos. -dijo mi hermano emocionado mientras le servía su jugo.

Terminamos de desayunar y en lo que Javadd y yo aseabamos un poco la cocina, Dylan subía a cambiarse, mis padres aún no habían bajado cosa que era muy extraña, pero no queríamos molestarlos. Cuando Dylan bajo salimos de la casa tomando nuestros suéteres, entramos al auto de Javadd y comenzó a conducir.

Javadd me tomaba la mano durante todo el trayecto, su mano era delgada y acogedora, pero...no era nada parecida a la mano que me sujetaba en el hospital, una mano que podría jurar había sostenido con anterioridad pero no sabía de quién se trataba aún.

-Llegamos. -Javadd me abrió la puerta y la de Dylan que salió proyectado hacía la entrada del local.

Javadd volvió a sujetar mi mano y yo le correspondí sonriente, caminamos juntos hasta la entrada y fuimos directo a los juegos.

...

-Esta fría y...diferente. -la chica tomaba el barandal de mármol mientras recorría cada centímetro con su mano pálida.

-Lo sé...-dijo el chico mirando todo a su alrededor.

-Como si algo le faltará no crees?. -lo miró con tristeza- No tienes idea de cuánto esperé esto.

-Yo... también -tomó su mano apretándola fuertemente.

La vio directamente a los ojos, el brillo de aquellos ojos miel se había esfumado por alguna razón, pero aún se ponía nervioso al mirarlos, su pálido rostro y ya no enfermizo  estaba a centímetros de él tanto como lo había estado soñando los últimos 100 años. La chica le taba las mejillas desde su altura, le sonreía tan angelical, pero...una sensación extraña se apoderaba del estado y pecho del hombre, no podía ver más allá de sus ojos, no podía decifrar lo que ella estaba pensando de él en esos mismos momentos, entonces un deja vu se le vino a la mente.

-Ocurre algo? -la chica lo miró- Dios es extraño, llevo muchas horas tratando de comunicarme contigo de la manera en que lo hacíamos pero pareciera que tú mente está en blanco o que una barrera me impide poder saber si aún piensas que soy el amor de tu vida.

Los ojos  miel de la chica se cristalizaron, el le tomo de las manos y la besó, la besó recompensando todo el siglo que estuvo separado de ella.

...

Dulce o Truco   |H•S|  Where stories live. Discover now