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-_____..-dijo Harry mientras colocaba una mano en el escote de mi espalda- Es hora de irnos...- me quedé otros segundos viendo cómo Javadd miraba a Harry, era como si telepáticamente se gritaran, Javadd no dejaba de suspirar lento y enojado?. Me quedé esperando una respuesta, pero está nunca llegó, por qué Javadd se levantó y se marchó.

Se marchó y no sin antes susurrarle algo inaudible para mí en el oído de Harry, algo malo que hizo que Harry me mirara seriamente mientras su mandíbula se entumecía lentamente, caminamos hacia la salida y todos se empezaron a despedir de ambos, la peliroja nos miraba desde una esquina, su sonrisa hipócrita, Harry se giró y ella me miró seriamente, casi clavándome estacas en el pecho y los ojos, sonreí victoriosa, como fuera, algo me decía que no le agradaba que yo fuera su esposa.

Llegamos a la casa, Harry abrió la puerta y me dejó pasar primero, el primer acto de caballerosidad de toda la noche. Camine hacia las escaleras y comencé a subirlas lentamente mientras veía a Harry cruzar el salón, supongo se dirigiría a su despacho principal. Una vez termine ando de subir corrí casi a los brazos de mi hija que ya estaba dormida sobre su Moisés, la arrope otro poco más y besé sus rizos suavemente. Me dirigí a mi habitación para hacer mi rutina para irme a descansar. Me puse la pijama, estaba haciéndo demasiado bochorno en la habitación. Caminé hacia la ventana y abrí las persianas, salí al balcón y me asomé, la casa tenía un inmenso jardín, algunas partes se veían un poco descuidadas, y aquella fuente cerca de la entrada, no había funcionado desde que me mudé con él.

-¿Que te dijo Javadd ___?..—su voz ronca y varonil se escuchaba trás mío.

-Nada... solo me dió a entender una cosa.— me giré a verlo mientras me sostenía de barandal de piedra— Que prácticamente no sé nada de ti.

Soltó una risita incomoda tratando de ocultar lo nervioso que se encontraba, se dió la vuelta y se dirigió al baño. Me quedé un rato más viendo el paisaje, Cheshire ya estaba dormido, ningúna luz más que de algunas calles alumbraban el pueblo. Me dirigí a la cama y me arrope acostandome en un ángulo donde pudiera no estar cerca de Harry otra vez.

A la mañana siguiente, me despertaron unos lloriqueos, era Lú, me levanté de inmediato y corrí hacia su habitación. Estaba sentada en su Moisés llorando, al verme entrar sollozo estirando su bracitos para que la sostuviera, seguramente una pesadilla había arruinado sus sueños, sentí el frío de la habitación, algo extrañó para una habitación perfectamente echa para la comodidad de ella, me gire y vi la ventana de su habitación abierta, me acerqué y la cerré, no estaba el candado, cosa que era extraño por qué yo era la única que tenía las llaves. El timbre sonó por toda la casa, alguien llamaba a la puerta, visitas?. Desde que estoy acá nadie viene. Baje con Lú en brazos, pero Harry había llegado primero a la puerta, una mata de cabellos rojos se asomaba en el umbral de la puerta, era Larisa, Styles no dudo ni un segundo en dejarla pasar. Lú se aferró a mi cuello y se giró dando la espalda a la puerta, un echo que me tomo por sorpresa.

– ¡Pero Harry! ¡Es tu vivo retrato!. —exclamó "emocionada" la mujer corriendo  dispuesta a tomar a Lú en sus brazos, pero ella no accedió, cosa que a la peliroja le molestó un poco.

Harry se abrió las puertas del salón y entró con Larisa. Me dirigí a la entrada y salí de la casa, caminé por el jardín mientras sostenía a Lú en mis brazos, los rosales marchitos me causaban demasiada tristeza, nunca había puesto atención de que esté jardín necesitaba más vida, caminé hasta llegar a lado de la casa, había un kiosco cubierto por hierba y ramas secas, estaba totalmente deteriorado, tome la cabeza de Lú y la sostuve con más fuerza sobre mis brazos. Decidí caminar de regreso para ver si la mujer por fin se había ido de la casa. Al entrar subí al segundo piso y llegué a la habitación de Lú, la deposite en el cunero y caminé a su ropero para tomar una frazada. Cuando lo abrí me percate de algo en la pared, el papel estaba rasgado de una esquina cosa que no era habitual, no existía la húmedad en el cuarto de mi hija, me acerque y tome el papel que se despegaba de la pared, era una silueta cuadrada un poco más pequeña que yo, y entonces me di cuenta que no era cualquier cosa, era una puerta sin cerradura detrás de aquél tapiz. Salí de ahí y me dirigí a mi habitación sacando un broche de cabello. Entre nuevamente a la habitación de Lú y con el broche pude rasgar alrededor de la puerta sin despegar completamente el papel tapizado de la pared, la puerta se abrió, estaba oscuro, no sabía que tan profundo era o si solo era un armario, tome una lamparita de noche de una de las cajoneras y me adentré. Camine 5 pasos y le percate que había unas escaleras unas estrechas escaleras de madera, caminaba lentamente para no despertar a mi hija con el crujido de la madera, entre más bajaba más estrecho se volvía. Hubo un momento dónde tuve que incarme para arrastrarme a la pequeña luz que se asomada en el camino. Fue ahí cuando llegue a una rejilla de ventilación, me asomé un poco, era una habitación, una pequeña habitación, tumbe las rejillas y salí de ahí al sentir como los bichos se paseaban sobre mis pies, trate de no salir gritando de ahí. Me sacudí la ropa y las manos, estaba echa un asco, que carajos era eso. Ida por el nuevo descubrimiento en la habitación de mi hija, empecé a observar a mi alrededor, una habitación, un pequeño estudio con retratos en las paredes. Cuando Harry me contó un poco acerca de esta casa no sabía que realmente era muy vieja, había estado remodelando toda la casa por partes, era demasiado grande que no me sorprende del todo que me oculte que hay habitaciones escondidas por la casa. Los retratos era de gente en distintas épocas, daba miedo ver aquellas pinturas posando de una manera imponente y con miradas serías, a excepción de una, una que fue inevitable ver. Una chica, podría jurar que por un momento me habían retratado, pero no, esta chica se veía más jóven y de aspecto un poco enfermizo y delicado. Tenía el cabello un poco más claro que yo, rubia diría yo, una sonrisa angelical, no llevaba maquillaje, toda en ella era sumamente natural, tenía puesto un vestido largo de mangas caídas, color verde limón, era como de la época Victoriana, su cabello recogido y alborotado sostenido por un lazo al juego de su vestido y guantes hasta un poco más arriba de los codos, y sus manos bien posicionadas sobre su esponjado vestido.

Dulce o Truco   |H•S|  Where stories live. Discover now