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Con mis dedos toque el mármol frío y antigüo que conectaba el barandal de la grande escalera. Nada había cambiado. Aunque para ser directa el ambiente se sentía pesado y demasiado incómodo, siempre fue así supongo.

Sentí las manos de Harry rodear mi cintura levemente mientras plantaba un beso en mi cabeza. Sin mirarlo subí el primer escalón y me giré a verlo.

-Van a cambiar muchas cosas lo prometo.

-¿Podemos empezar con
la decoración? -fruncí los labios un poco nerviosa esperando su reacción pero él solo sonrió.

-Listo pensé en eso, siento que le falta un toque moderno.

-Lo haremos cuando regresemos de Francia.

El asintió y me tomo de la mano subiendo las escaleras conmigo. Me guió hasta las habitaciones, pero yo no pude evitar detenerme en seco en la puerta de madera teñida de blanco, el cerrojo dorado fue girado por mi mano mientras con una mano empujaba la puerta, todo estaba, intacto, a excepción de una mantita amarilla tirada en el suelo, miré a Harry y él solo miraba el suelo con tristeza.

Me acerque a la manta y me incliné a tomarla para sacudirla un poco. Al sacudirla el olor a bebé inundo mis fosas nasales, una oleada de emociones se apoderó de mí sistema, no quería llorar pero era inevitable cuando llevas meses sin ver a tu hija.

-Lo siento -las palabras de Harry ya no me molestaban, pero me dolían, creo que el echo de que aceptará regresar a su casa no significaría que perdonaría que entrego a nuestra hija a los Pettit.

-Ella....entro aquí -un pensamiento crudo de Olga tocando las cosas de mi hija hizo que sintiera un poco de asco y repugnancia.

-No...no yo siempre mantenía cerrado la habitación, yo era el único que tenía la llave, yo...yo era el que entraba y pasaba horas aquí.

El tono avergonzado de Harry hizo que me girará a verlo a los ojos. Sus ojos estaban cristalinos, como si un par de lágrimas estuvieran acumuladas en ellos pero no al grado de derramar las sobre sus mejillas pálidas.

-Mañana por fin veremos a nuestra pequeña, y te juro que voy a hacer lo posible por traerla a casa -se acercó a mí y me tomo de las mejillas.

Beso mi frente y me tomo de las manos, aún con la manta en las manos, salimos de ahí cerrando con llave, caminamos hasta nuestra...su habitación. Todo estaba igual pero al entrar pude notar aquel hostigante olor a perfume de mujer, era incluso más fuerte que el mío,e detuve en seco antes de dar un paso adentro de la habitación.

Miré a Harry un poco molesta, ese color estaba impregnado por toda la alcoba y era tan hostigante que si dormía ahí mi cabeza estallaría.

-Lo siento, es que la última vez que ella estuvo acá, tuvimos una discusión y me lanzó su perfume, se estrelló en la pared.

-Ella dormía contigo.

-¡No!...-abrió sus ojos un poco sorprendido y ofendido a la vez- Bueno...solo fue la primer noche por qué después yo me pase a una de las  habitaciones de huéspedes.

-No quiero dormir aquí -negué mientras daba dos pasos atrás.

-Solo dame...un minuto -el entro a la habitación y cerró la puerta sin azotarla.

Rodé los ojos con desespero, ya había pasado más de un minuto, no escuché ruido en la habitación cosa que me extraño. La suave manta de mi hija hizo que desviará mis pensamientos, miré su puerta desde donde me encontraba, aún con la llave caminé y me acerque para abrir nuevamente su pieza. Entre y coloque su mantita en la cuna.

Dulce o Truco   |H•S|  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora