Se preguntaba qué podría haberle dicho Caran a su Sassenach, pero luego decidió que eso no era asunto suyo en absoluto.

Junto con los demás, salió a cazar. Era muy bravo con el arco. Le conocían como el arquero, aunque también era un hombre muy dotado con la espada.

Las frágiles hojas de otoño crujían bajo sus bravos pies. Pronto llegaría el invierno.

Le gustaban los bosques naranjas, le recodaban al fuego, y en los atardeceres, los árboles se mezclaban con el cielo.

No todos los árboles perdían las hojas, de hecho, eran pocos los que lo hacían, éstos teñian el suelo de colores anaranjados, dándole vida.

James dejó que el viento proveniente de la tierra jugara con su pelo color cereza, se mezclara con su aliento y refrescara su cuello. 

Siguió a sus compañeros durante horas y cazaron varios ciervos. EL rostro de james estaba cubierto de sangre, le gustaba el olor de la sangre, aún no sabía por qué.



***

(Aylin)

Tras recibir la carta de mi prima, salí a buscar a Dane. Y de paso, a despejarme. El aire olía a lluvia.Amaba aquel olor.

De camino a su castillo, pasé por un callejón poco deseoso, y un par de borrachos comenzaron a gritarme, uno se me acercó peligrosamente, tirándome su horrible aliento encima.

- Qué haces?

- Tú inglesa. Qué haces aquí?- me dijo.

- Contesta!- me girtó el otro. Comencé a estresarme, y me quedé en blanco. Como repsuesta, le abofeteé el rostro.

- Será puta!- dijo. Él otro sonrió con malicia y me agarró del brazo.

- Malditos ingleses, todos igual.

- Eh!-gritó alguien tras de mí. El que me agarraba con fuerza del brazo, recibió un puñetazo que lo derrumbó.

- Señor.- dijo el otro mientras un joven se abalanzaba sobre él y lo apartaba de mí.

- Es esta forma de tratar a una mujer?- dijo la voz de James. James.

- Responded a la pregunta. Es así cómo se trata a una dama?- dijo Dane. Me giré para contemplarlos a ambos, Dane me dedicó una agradable sonrisa y James clavó sus ojos en mí. Tenía el rostro manchado de sangre, pero no parecía ser suya.

- No, señor.- dijo el otro. - el alcohol, me afecta a la cabeza.

- Eso espero. Vuelve a tu casa y ni se te ocurra...

- Volver a tocarla.- terminó James, con una voz glacial.  La mirada de James parecía arder. El otro asintió y salió corriendo, abandonando a su compañero inconsciente en el suelo.

- Estás bien?- me preguntó James, acercándose a mí. Por el rabillo del ojo, vi la mueca del irlandés.

- Sí, sí. Gracias.- dije entre jadeos, apartándome el pelo de la cara.

- Espera.- dijo él. - Tienes algo en el pelo.- comentó acercándose a examinarlo, mientras Dane hablaba con uno de los individuos.

- Y tú tienes sangre en el rostro.- comenté yo. El joven Highlander, que ya estaba casi junto a mí, sonrió. La luz de su sonrisa calentó mi mejilla, mientras extendía su fuerte mano y con delicadeza extraía lo que quiera que se hubiera enganchado en mi pelo.

- No empezemos..-me susurró. Su voz, suave y pura acarició mi oido, aún no había estado con él demasiado tiempo, y ya conocía las pequeñas detonaciones en su voz.

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