Capítulo 36

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Escucho como mamá se desplaza sigilosamente a través de la sala. El sonido de sus zapatos hace eco en el piso y despacio ella retira los zapatos de sus pies, lo sé porque oigo el choque de ellos contra sus manos y no vuelvo a escucharlos sonar más, sin embargo, sé que está caminando hacia las escaleras. Enciendo la luz de la sala y la sorprendo.

—Son las 02:53 —señalo. Ella está algo impactada por encontrarme despierta aquí en la sala.

—Lo siento. Solo se me hizo un poco tarde.

—¿Te quedaste dormida?

—No. No me quedé dormida, estaba en su departamento y entonces... Estuvimos hablando de nosotros, y muchas cosas. Pero no tengo que darte explicaciones —dice mientras intenta retomar su camino hasta su habitación.

—Tienes razón pero, se supone que quieres decirme.

—No se supone que deba hacerlo. Pero lo haré —dice y camina de vuelta a la sala y se sienta—. ¿Qué quieres saber?

—Todo, menos los detalles escabrosos que puedas tener que contar —digo con mi cara un tanto asqueada ante el pensamiento de ellos dos. Verla con un hombre de la mano es una cosa. Imaginarla con uno es algo distinto.

—Formalizamos la relación. Decidimos que era lo mejor y que de esa manera nos podremos conocer en el camino. Hablamos de muchas cosas, por ejemplo, me contó sobre su anterior matrimonio y porque terminaron esa relación y el domingo iremos a conocer a sus hijos. Será genial, son chicos de veinte y veintidós años, muy guapos —ella está sonriendo y en sus ojos veo un brillo que no recuerdo la última vez que había captado esa mirada en ella.

—¿Estás feliz, cierto? —le pregunto con una sonrisa en mis labios.

—No quepo en mi misma de tanta felicidad —ella sonríe. Le doy un abrazo y un beso en la mejilla.

—Eso me hace muy feliz a mí también. Creo que ya es hora de dormirnos un rato. Mañana, bueno, técnicamente hoy, debes ir al Instituto con Kelvin y yo tengo clases.

—Cierto. Lo olvidaba —nos ponemos de pie y nos vamos a nuestras respectivas habitaciones. En la puerta de ambos cuartos nos detenemos y mamá me lanza un beso y me desea las buenas noches.

—Buenas mañanas para ti también, mami —le lanzo un beso.

Ya tenía mi pijama puesta desde que Jason se fue de casa a eso de las doce de la media noche, le mando un mensaje a su celular diciéndole que mamá llegó, así que voy a dormir un rato. Recibí su respuesta de inmediato.

Jason: Apreciaría que te saltaras tu primera clase, son más de las tres de la mañana.

Kimberly: Tú también deberías hacerlo. ¿Qué haces despierto a esta hora?

Jason: Soy un hombre de la noche. Estoy usando algo de mi tiempo libre en cosas muy interesantes, cosas que te van a encantar.

Kimberly: Tienes diciendo eso desde hace semanas y no pasa nada, me tienes en ascuas...

Jason: Jajaja ese es el plan pero, en dos semanas, todo terminará y sabrás de qué se trata, te lo prometo. Ahora ve a dormir...

Kimberly: Con una condición...

Jason: A ver...

Kimberly: Que lo hagas tú también.

Jason: Trato hecho. Me iré a dormir cuanto antes y te prometo que voy a soñar contigo y pensar cosas bonitas sobre ti y lo hermoso que es tu cabello.

Kimberly: ¿Mi cabello? ¿Estás loco o qué?

Jason: jaja amo tu cabello... ¿No te lo había dicho antes?

TRUST ME© El amor rompe todas las barreras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora