Capítulo 9

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No quiero llorar y trato con todas mis fuerzas contener mis lágrimas, por lo menos hasta que llegue a casa, no quiero tener que verme bajo el escrutinio de mi madre y que me pregunte que ha sucedido.

Llego a casa y entro lo más sigilosamente posible. Mi madre está en la cocina y me saluda desde lejos.

—Te esperaba más tarde. ¿Sucedió algo? —pregunta desde allí.

—La bebé sufrió una reacción alérgica al maní. Lo pospusieron.

—Qué lástima —dice desde lejos—. ¿No quieres que te prepare algo de comer?

—No mamá, gracias. Estoy algo cansada. En un rato como algo —digo e inmediatamente subo hasta mi habitación.

Me lanzo hasta mi cama. Reviso el celular y veo que tiene un mensaje de Jason. Trato de ignorarlo lanzando mi celular hasta mis pies. Pero la curiosidad puede más que mi rabia con él.

Jason: Kimberly. No sé ni siquiera que decirte.

Jason: No quise reaccionar así, es solo que si seguíamos no iba a poder detenerme y eso no es lo que quiero para ti. Tú te mereces que bajen el cielo para ti en ese momento (y en todos los momentos). Solo quiero que ese momento sea mágico en donde solo exista el amor, las caricias y la paciencia. El ímpetu de un momento de desenfreno, arruinaría las cosas por completo porque en ese momento, lo único que quiero es venerarte con mi cuerpo y con mi alma y que nuestros cuerpos se compenetren de tal modo que realmente sintamos que son solo uno. Lo que más deseo en este mundo es hacerte mía, pero para hacerlo de la manera que quiero, necesito tiempo. Te amo princesa, y perdóname por haberte hecho llorar. Lo único que quería en ese momento era secar tus lágrimas con mis besos. Espero que entiendas.

¿Venerarme? A veces pienso que el creo que soy la Virgen María, Madre Teresa de Calcuta, Santa Kimberly. Pero supongo que puedo darle un tiempo para que se "prepare" para hacerlo. Pero antes, quiero contarle lo que sucedió.

Estamos en finales, así que en lugar de dormir me pongo a estudiar un poco, no quiero reprobar química en este semestre. Escucho el timbre de la puerta sonar. ¿Quién podrá ser? No puede ser Jason, no después de lo que pasó, aunque no sé, a veces es bastante insistente.

Me olvido un rato de la puerta y continúo con las notas. La puerta de mi habitación se abre y mi mamá entra y dice:

—Cariño, tienes visita.

—¿En serio? ¿Es Jason? —pregunto extrañada.

—No. Ven baja —dice mientras se va alejando, quitándome el tiempo para seguir preguntando. ¿Quién podría ser? No tengo muchos amigos acá como para que me visiten a esta hora.

Salgo de la habitación y bajo corriendo por las escaleras. No puedo creer lo que estoy viendo.

—¡Isa! —grito y ella va y me encuentra en las escaleras. Nos damos un fuerte abrazo. Hace poco menos de un año que no nos vemos.

—Tonta. Te extrañé un montón —dice mientras me sostiene por los brazos—. Estás hermosa. Me encanta lo que le hiciste a tu pelo. ¿Cómo es que se llama? ¿Ombre Style?

—Sí. Me lo hice en verano.

—En las fotos no se ve igual. Me encanta.

—Ven vamos a mi cuarto —la tomo por la mano y subimos.

—¿Por qué no me dijiste que venías? —la reprendo.

—Quería sorprenderte. Lo logré —sonríe—. Cuéntame, cómo estás y tu "Príncipe"

TRUST ME© El amor rompe todas las barreras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora