Capítulo 25

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—Kimberly, acompáñame tú también —ella levanta la voz y yo me pongo de pie, apenas escucho su solicitud.

—Permiso —digo a los de la mesa.

Subo las escaleras detrás de mamá y entramos al cuarto de Kelvin. Él está parado en frente a la ventana con vista hacia la piscina. Mamá se acerca despacio hacia él y toca su hombro invitándolo a voltear. Kelvin no lo hace pero, gracias al sonido sepulcral que nos arropa, puedo escuchar ligeros sollozos, casi imperceptibles. Pero me rompe el alma en mil pedazos escucharlos de él. Él vuelve su rostro hacia mamá y ella se mantiene mirando sus ojos para después envolverlo en un abrazo, poniendo su cabeza sobre su pecho, mientras él baja su cabeza, lo que le permite que mamá pueda acariciar su cabello. Me siento incómoda al presenciar esta escena. No creo que sea adecuado que esté aquí. Hago un camino silencioso hasta la puerta y al llegar a ella Kelvin levanta la cabeza.

—No te vayas. Quédate —dice con su voz ronca debida al llanto. Camino hasta la cama y él se reúne conmigo en la orilla de esta y mi mamá de pie.

—¿Por qué hiciste esto? ¿Por qué ahora? —todavía se escucha su dolor, sus lágrimas están al filo de sus ojos—. ¿No crees que es necesario esperar a que Kathie esté algo más grande?

—Lo sé, lo sé. Es difícil pero, en el corazón nadie manda. Lo menos que pensaba hacer en estos años de mi vida era fijarme en alguien más, pero solo pasó —dice ella con su voz acongojada también.

—¿Y qué hay de mi papá? ¿Ya no lo amas?

—Siempre voy a estar enamorada de tu papá. Es imposible olvidarse de un hombre como él. Él significa todo para mí y me dio lo más importante que tengo. Ustedes. Pero sobre todo, me dio su amor y su comprensión —ella replica con lágrimas en sus ojos—. Siempre lo amaré y ningún hombre podrá superar esos sentimientos por más que lo intente.

—¿Qué hay con el tal Luke?

—Él es un amigo. Un pretendiente, no es mi novio. Pero estoy dispuesta a intentarlo pero, solo si ustedes lo aceptan —ella desvía su mirada hasta la mía.

—Kelvin, sé cómo te sientes. Yo también me sentí igual que tú. Solo que me puse a pensar y llegué a la conclusión de que mamá tiene que ser feliz también. Algún día nos iremos todos de aquí y quedarse sola en un lugar tan grande, solo visitándola los domingos, es triste. Todo el mundo necesita esa compañía. No sé si sea Luke, o sea otro pero, ella también la necesita.

—Lo sé —se limita a decir.

—¿Estará bien si bajamos y te disculpas? —dice mamá mientras se limpia los ojos con las manos.

—No. No volveré a la cena continúen sin mí por favor. Entiende esto también. No es algo que pueda procesar solo en unos minutos. Todavía es difícil ver a alguien más sentado en esa mesa.

—Entiendo —ella dice con la voz lastimada—. ¿Puedo enviarle tus disculpas?

—Hazlo. Estuvo mal lo que hice.

—Te veo en un rato. ¿Te parece?— Dice mamá dándole un beso sonoro en la frente.

—Sí. Y perdóname.

—No, perdóname tú a mí —dice desde la puerta y se retira.

Yo me quedo junto a él en la cama y su llanto vuelve a desatarse sobre mi hombro.

—Llora. Sé que extrañas a papá. Yo también lo hago. Todos los días de mi vida me pregunto porqué la vida es así —le digo mientras acuno su cabeza en mis manos y sus lágrimas mojan mi hombro.

TRUST ME© El amor rompe todas las barreras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora