Cenamos juntas mientras me platicaba sobre su presentación para audicionar y sobre Louisa. Cuando terminamos llevé los platos a la cocina y me quedé pensando mientras los lavaba. Sentí unas manos en mi cintura y me sobresalté. Simon estaba detrás de mí.
—Lo siento. No quería asustarte.
—No hay problema—dije enjuagando un plato—. Esque... Ya no lo hacías.
Volteé a verlo y me vio con una sonrisa triste.
—Lo sé, lo lamento.
—¿Sabes? A veces me dan ganas de regresar el tiempo y evitar hacerme famosa. No lanzar ningún maldito disco y seguir con mi empresa. Todo estaba tan bien...—sentí una lágrima recorriendo mi nariz.
—¿Pero por qué Adele? No no no. Era tu sueño y lo cumpliste, y te aseguro que aunque no hubieras lanzado ningún disco también habría problemas. Siempre hay problemas Adele pero podemos superarlos. No estés triste—me abrazó.
—Siento que todo es mi culpa. Melody se peleó con su novio por mi culpa, Angelo se enfadaba con nosotros por mi culpa, los paparazzis nos persiguen por mi culpa...—solté un sollozo y dejé caer un plato en el agua enjabonada.
—No, no es tu culpa. Son cosas que pasan Adele no quiero que te sientas así por favor. Por favor no llores porque no es tu culpa.
Me dio un beso en la mejilla y limpió mis lágrimas.
Seguí lavando los platos intentando convencerme a mí misma de que no es mi culpa. Después de eso nos fuimos directo a la habitación.
Simon se quedó dormido antes que yo y me quedé viéndolo dormir, con sus brazos alrededor de mi cuerpo, recordando nuestras vidas antes de que mi fama creciera. Tengo que alejarme, tengo que retirarme por un tiempo para poder vivir una vida normal...

*Lunes*

•Narrador normal•

—¿Qué tal los abuelos?—dijo Melody caminando hasta su casillero al lado del de Louisa. Ella estaba sacando sus libros.
—¡Hola!—dijo Louisa dandole un beso en cada mejilla—. ¡Ay no sabes! Lo de siempre, humedad, historias... ¡Como te extrañé! Pero me dieron mi mesada así que creo que estuvo bien. Podré soportar el siguiente domingo y así compro esa falda de colores que me encanta.
—Jajajaja Lou. Por lo menos ya le encontraste el lado bueno.
—¿Qué más puedo hacer?
Sonó el timbre.
—Rayos—dijo Melody sacando sus libros y cerrando su casillero—. Tengo que irme a mi clase—le dio un beso en la mejilla—. Adiós, nos vemos luego.
—Si... Bye.
Louisa vio como Melody se alejaba y como todos se dirigían a sus clases. Se dispuso a sacar sus libros lo más rápido posible para no tener ningún inconveniente. Estaba intentando no parecer nerviosa pero un casillero cerrándose a su lado la sobresaltó. Volteó y vio a Angelo. Soltó un suspiro de alivio y de enojo.
—Tranquila—dijo Angelo—. Tengo entendido que Robert y los otros están encerrados por... Bueno, ya sabes—dijo señalando su ojo morado.
—Me asustaste.
—Además ¿de qué te preocupas? Si tienes a un héroe detrás de ti—dijo Angelo acercándose. Louisa cerró su casillero. Cuando volteó Angelo ya estaba muy cerca.
—Creo que prefería cuando ni siquiera me veías—dijo antes de irse a su clase.
Angelo se quedó confundido por su actitud.

Al final de las clases Louisa volvió a su casillero con la mente llena de cálculo integral. No podía dejar de pensar en cómo resolver el último problema que había visto en clase. Iba viendo el piso y esquivando a todos mientras su mente seguía pensando en ese problema. Abrió su casillero casi de forma automática y un papel cayó al suelo llamando su atención.
Se agachó a tomarlo y volteó a todos lados para asegurarse de que no era una broma o algo así.
"Gradas en la salida.
A."

Volvió a asegurarse de que no era una broma. Vio el papel varías veces, intentando decidir qué hacer. Al final dejó sus libros, cerró el casillero y con su mochila en los hombros se dirigió hasta las canchas de futbol.

Angelo estaba hasta lo más alto de las gradas fumando como siempre. Al verla apagó el cigarrillo y se puso de pie. Estiró una mano en un gesto Teatral que hizo reír a Louisa.
Se sentó a su lado.
—¿Qué quieres?—dijo Louisa pateando la colilla del cigarro que acababa de apagar Angelo.
—¿Por qué después de curarme y de que yo recibí estos golpes te enojaste en la mañana?
—Estoy castigada por haber llegado tarde. De hecho ya tendría que estar subiendo al autobús.
—¿Te castigó Laura?—dijo Angelo incrédulo.
—Si y tengo que irme ya—Louisa se puso de pie y empezó a bajar. Pero un fuerte sonido la detuvo. Angelo había bajado de un salto.
—Yo te llevo. Bueno, Liam y yo te llevamos.
—No Angelo, ya tengo suficiente con un castigo y me agradaría irme en autobús.
—Louisa...—la detuvo—. Por favor.
Louisa se le quedó viendo fijamente a los ojos. Lo cual fue un horrible error porque siempre se perdía en ellos. Sin saber muy bien cómo le dijo que sí y juntos se fueron hasta la camioneta.
Louisa se fue en el asiento trasero pensando mientras veía por la ventana. La ecuación seguía en su mente cuando vio que giraban en una calle que no era la correcta.
—Angelo...
—¿Mmm?—dijo viendo su celular.
—Vamos por el camino equivocado.
—Oh no. Vamos a otro lado. De hecho falta un poco jaja. ¿No tienes ganas de ir a la playa?
—¿Qué? ¿Playa? ¿Cuál playa? Angelo estamos en Londres ¿recuerdas? Y... ¡No!—dijo Louisa acercándose a los asientos de enfrente—. Ni madre va a matarme.
—Iremos a Brighton. Tengo muchas ganas de ir a la playa. Y no voy a dejar que te vayas sin que me digas porque estás enfadada.
—¡Ya te lo dije! Y ahora estoy más enfadad porque no me llevarás a casa.
—Louisa.. Vamos. Haz algo loco y divertido una vez en tu vida—Angelo la tomó de la mejilla y la obligó a verlo a los ojos—. Disfruta la vida un poco. Y ¿qué mejor con un loco como yo?
Le guiñó el ojo y eso sólo hizo que Louisa sintiera que su corazón palpitaba a mil por hora. Cruzó los brazos y se acomodó en el asiento.
—¿Qué le voy a decir a mi madre?
—Permíteme—dijo Angelo tomando su celular—. Melody, oye... Me quedaré hasta tarde para que Louisa me ayude con mis tareas. Ya soy un chico responsable.
—¿A qué bar te vas a ir Angelo?—dijo Melody.
—A ninguno. Es más, te pasó a Louisa.
Angelo le dio el celular. Louisa lo tomó insegura y después contestó.
—Querida—dijo intentando sonar normal y esconder su emoción de ir a la playa sola con Angelo—. Es cierto. Voy a ayudar a este idiota que tienes por hermano. Me pagará.
Angelo le reclamó y Louisa reprimió la risa.
—Bueno, le diré a mi madre y a la tía Laura. Espero que soportes estar con él más de cinco minutos.
—Yo también—dijo Louisa sonriendo—. Besos.

Then and now... And always Onde histórias criam vida. Descubra agora