No puedo evitar reír ante el apodo. De cierto modo era una broma de mal gusto, pero una que era bien aceptada por venir de él. Los doctores me habían colocado de esa manera por haber entrado casi en coma por dos ocasiones. Al parecer, la resistencia de mi cuerpo a todo lo que había ocurrido era mucho más que la que ellos creían.

Era la dormilona sin siquiera proponérmelo.

—No es gracioso —digo, golpeando su estomago con suavidad. Dash ríe, sin siquiera inmutarse ante mi reflejo—. Es extraño —musito, luego de unos segundos—. Creí que estaba dormida, pero soy capaz de recordar todo lo que hablaron mientras estuve inconsciente.

>>Alexander sonaba tan arrepentido...

Dash guarda silencio, claramente escuchando mis palabras, sin embargo sé que le molesta que aquel hombre estuviese rondando por aquí, cerca a mí, sin embargo no había podido callarme ante soltarle aquella noticia.

Aún cuando pasaron muchas cosas, él tenía derecho a saberlo.

—Es tu padre —responde, totalmente tenso—, no puedo decir cuan arrepentido se siente, pero sé que tal vez lo hace. Tal vez debajo del hombre lleno de avaricia aún hay algo que se pueda salvar, Holly.

Suelto un suspiro, acurrucándome aún más cerca del tatuado. Este no duda en apretarme un poco más, sin llegar a lastimarme.

Tal vez Dash tenía razón. Alexander Parks, como cualquier otra persona tendría algo que salvar, tal vez, después de todo, no era un mal hombre. Alison me lo había dicho. Todo estaba bien antes de que el más viejo de los Parks entrara en acción.

Darikson Parks había sido la manzana podrida en medio del canasto de manzanas jugosas.

Hablaría con él, lo haría aún cuando termine en una pelea con Dash.

~*~

—Sigo creyendo que es mala idea —Elton murmura, aún con los ojos fijos en la ventana que daba a la calle principal. Dash se había marchado temprano por la mañana y no había dudado en reunirme con Alexander Parks, aquel hombre tampoco lo había dudado mucho y ya se encontraba en camino al hospital.

Después de meses de mi llegada a Nueva York, obtendría una reunión con el hombre que ayudó a mi procreación. El hombre que me había abandonado a mi suerte junto a mi madre enferma.

El hombre culpable de mi miedo al amor.

—Pienso lo mismo —digo, luego de unos minutos en silencio—, pero necesito hacerlo. Adrien no debe estar en la cárcel por algo que no hizo.

Elton me da una mirada algo extraña, sin embargo regresa su atención a la ventana. Su mandíbula se endura y, como si se tratase del peor enemigo que pisó la tierra, dice—: Acaba de llegar.

—Creo que ya conoce la habitación —hablo con total calma. Elton no quería a su padre aquí, podía notarlo. Podía sentir la tensión que irradiaba su cuerpo, había algo que quería decir, sin embargo no lo había dejado hablar sobre lo que estaba a punto de ocurrir. No quería arrepentirme antes de hacerlo, quería hacerlo, aún cuando sabía que no era la manera correcta—. Puedes dejarnos solos.

—Estaré de regreso si Dash llega antes —dice—, no dejaré que haga destrozos en este lugar por culpa de papá.

Sonrío un poco, dándole a entender que por mí estaba bien. Él, en completo silencio, abandona la habitación, dejándome únicamente con la pequeña persona que crecía con lentitud dentro de mi vientre.

Alison tenía a Alexander Parks al tanto de mi embarazo, algo que no me gustaba, sin embargo no era quien para obligarla a ignorar a su hermano. Ella, después de todo, tenía esperanzas en él.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora